LA ENSEÑANZA DE LA LÓGICA EN LA NUEVA ESPAÑA DEL SIGLO XVI

Juan Manuel Campos Benítez

Mi objetivo en este escrito es mostrar algunos de los problemas a los que se enfrentan Tomás de Mercado (Sevilla 1523-Veracruz 1575) y Alonso de la Veracruz (Caspueñas 15O5-México 1584) en la enseñanza de la lógica en el México del siglo XVI.

La obra de Tomás de Mercado, sus Comentarios Lucidísimos al texto de Pedro Hispano se ubican en la tradición de los comentarios o exposición de las Summulae Logicales o Tractatus de Pedro Hispano. Alonso de la Veracruz también se inserta en esta tradición, con su Recognitio Summularum. Mercado obtuvo los grados de Maestro en Artes y en Teología en la Universidad Pontificia de México y profundizó sus estudios en Salamanca y Sevilla después de enseñar en el Convento de Santo Domingo en la Nueva España, por lo que podemos suponer que los problemas pedagógicos que trata los enfrentó en nuestras tierras, como lo hizo también Fray Alonso, quien es de sobra conocido como uno de los introductores de la enseñanza de la filosofía en el nuevo continente. En lo que respecta a la lógica, estas obras constituyen los aspectos mejor conocidos de su enseñanza en el México del siglo XVI.

1. EL EXORDIO DE FRAY ALONSO DE LA VERACRUZ

Menciona a Diógenes Laercio (y a través de él a los estoicos), a Cicerón, a San Agustín, a San Jerónimo, a Boecio, a Quintiliano, a Hugo de San Víctor, a Rodolfo Agrícola; todos ellos alabando la dialéctica, cara incluso al retórico y al orador. Uno se pregunta por qué ha de recurrirse a las autoridades del pasado (la única excepción es Agrícola) para establecer la utilidad de la dialéctica, como si no pudiera justificarse por sí misma. Pero no olvidemos que estamos en el apogeo del Renacimiento y del Humanismo y que ya en ese tiempo había textos de lógica en una tradición distinta a la escolástica y de inspiración antiaristotélica y también textos publicándose por esos años y los siguientes; baste mencionar la Dialectica ad Petrum de Medicis (1457) de Joannes Argyropulos, los Dialecticarum Libri Tres (1441) de Lorenzo Valla, de Melanchton (1497-156O) su Compendiaria dialectices ratio, los Dialectice libri duo (1556) de Pedro Ramus y también sus 2O libros de Animadversiones Aristotelicae (1556). También hay varios manuales escritos en lengua vernácula y que simplificaban la lógica: The Rule of Reason (1551) de Thomas Wilson, The Art of Reason rightly termed Witcraft (1573) de Ralphe Lever, The Lawiers Logike (1588) de Abraham Fraunce, L'Organe (1589), The Arte of Logicke (1599) de Thomas Blundenville, la mayoría publicados en Inglaterra. Dentro de la tradición escolástica había libros de texto que no siempre eran del agrado de Fray Alonso, como veremos.

Con respecto a la escolástica, el mismo Erasmo había dicho, refiriéndose a los estudios que Estos estudios pueden convertir a cualquiera en un ser presuntuoso y amante de la polémica, pero no en un sabio. Fatigan el espíritu con una sutileza fría y árida pero no lo enriquecen ni lo animan en absoluto. Con su balbuceo y los defectos de su estilo impuro deslucen la teología, enriquecida y adornada por la elocuencia de los antiguos. Los estudios de teología estaban siendo desplazados por los studia humanitatis en Europa ya desde el siglo anterior a nuestros autores, así que un exordio al estudio de la dialéctica no estaba de más.

Por otra parte, Alonso reconoce que el estudio de la dialéctica ha sido exagerado y que los libros de texto abundan en "doctrinas adulterinas, sofismas enredados, y silogismos caudatos". Esto ha fomentado el abandono de este arte; menciona a Encinas como uno de los autores que hay que evitar pues presentan doctrinas complicadas y sin ninguna importancia, pero elogia a Pedro Ciruelo, a Luis Carvajal, a Titelman, a Rodolfo Agrícola, a Juan Cesáreo, a Gaspar Carrillo de Villalpando como autores que hacen a un lado lo inútil y enseñan lo provechoso.

El mismo Fray Alonso se queja de los años que perdió en el estudio de la dialéctica, y no obstante dice que "no es tan espinosa o excelsa que se le niegue acceso al que se esfuerza y pone su hombro. Pero que haya perseverancia, lo único que logra la corona y el premio"; su objetivo es que los estudiantes logren en poco tiempo alcanzar el fruto e incluso "alcanzar la ciencia misma de la teología".

2. EL PRÓLOGO DE TOMÁS DE MERCADO

Abordaremos tres aspectos del prólogo.

2.1. El aspecto renacentista.

Este aspecto lo podemos encontrar en el estilo, en un modo de expresión más fluido comparado con el de Fray Alonso, y con expresiones tales como "¡Por Hércules!" y alusiones a personajes de la mitología: Atlas, Trismegisto, Horus; también en el uso de metáforas cuando habla de la dialéctica como "raíz y fuente" de todos los "riachuelos y ricos manantiales de las ciencias".

Además del estilo, encontramos la influencia del renacimiento en la preocupación pedagógica por hacer accesibles los estudios, "limar con las letras las artes liberales, principalmente la dialéctica, de tal modo que pueda ser para todos comodidad y descanso", pues "a la mayoría de los escolares, casi en los mismos inicios de la dialéctica, se les diluye el ánimo". Presentar los elementos de la dialéctica de tal manera que "esta leche nutra de claridad a los estudiantes". Pero, sobre todo, hay que evitar la proliferación de reglas, distinciones, preceptos, "ese inmenso caos que excogitaron acumulando fingidas rapsodias de letras "aaa.bbb", y redes de insolubles y de reflexivas que no pueden desanudar sino los centauros".

A diferencia de Fray Alonso, Fray Tomás no menciona a los autores que tanto critica, pero se refiere muy seguido a los "dialécticos", los "sumulistas" e incluso a los "gramáticos". Los dialécticos se han enredado en discusiones inútiles y hace mucha falta un buen libro de texto claro y sencillo que puedan aprovechar los jóvenes. Por eso, aun cuando abunden los textos, Mercado dirige sus empeños a ese libro que sólo trate de lógica, que no se enrede (y casi sugiere: como los sumulistas) en temas de la generación y la corrupción sino que se mantenga en su propio ámbito.

2.2. Aspectos no tan renacentistas.

El primero que hay que destacar es el reconocimiento de la dialéctica, su importancia como disciplina introductoria a todas las demás. Erasmo había dicho, hablando de la educación de los niños, que no se opondría a la enseñanza de la dialéctica con tal que fuera la de Aristóteles y no la de los sofistas; que la estudiaran sin detenerse en su canto de sirenas sin olvidar que el mejor maestro es el estilo y que el niño "con la leche beba el néctar de las letras". Pero Mercado no solamente se interesa por la dialéctica, también por un texto típicamente medieval, las Summule Logicales, que contienen ya las aportaciones por las que es apreciada la Edad Media y que constituía la introducción a la lógica en general. Los comentarios a la obra de Pedro Hispano constituyen una tradición medieval que continuó hasta el Renacimiento.

El cometido de escribir un libro de texto "con el mismo ánimo que nuestros mayores" muestra que Mercado no rechaza esa tradición, más bien se inserta en ella y trata de depurarla. La tradición medieval empleaba las herramientas lógicas para tratar incluso problemas teológicos, Fray Tomás es explícito en esto: los preceptos de la dialéctica sirven "también para escrutar los arcanos de la sagrada teología". ¡Qué diferente a la actitud de Erasmo! Para éste la única escuela es "la del Padre Celestial", el único maestro Jesús. Aunque reconoce la importancia de las lenguas, los que huyen de la lógica, dice, "regresan a ese género de letras que sólo germina hojas y florecillas, a saber, la pericia de las lenguas y los ornamentos magníficos de la retórica".

2.3. Aspectos metodológicos.

Finalmente expondremos algunos aspectos metodológicos que ofrece Fray Tomás en el prólogo de su obra.

a. El primer principio es la claridad: no se expondrá un tema si no puede hacerse claramente; se investigará lo más lejano por lo más conocido y claro.

b. Ya que la dialéctica enseña a argumentar, se usarán ejemplos y ejercicios, y preguntas y respuestas, y discusiones "con tal que sean de peso". La dialéctica NO se prepara sin ejercicio.

c. Se presentarán las leyes, los preceptos, los argumentos, las objeciones, pero se expurgará todo lo que sea ajeno a la dialéctica, aquello que corresponda a otras disciplinas.

d. Tampoco se tratarán aquellos aspectos de la dialéctica que siguen inciertos.

e. Observar a quienes han caído en errores, esforzarse por evitar caer en ellos, corregirlos con esfuerzo.

f. No caer en el error de la brevedad y simplificación, evitar las "definiciones ayunas y divisiones exangües". Hay que tener en cuenta, pues, "los estímulos de los argumentos y los arietes de las objeciones".

Éstos son algunos de los lineamientos metodológicos que ofrece Mercado para la enseñanza de la lógica. Hay que decir, no obstante, que a lo largo de toda la obra podemos encontrarlos y que constituyen toda una área de investigación. Su enfoque pedagógico y didáctico merece la atención del profesor de hoy, pues al mismo tiempo que propone una doctrina la ejemplifica con su propia enseñanza. También la del estudiante, pues es patente la cercanía que trata de poner entre el alumno y el profesor de lógica. Su obra abarca, a grandes rasgos, aquellos aspectos de la lógica que hoy tanto se discuten, tales como la llamada lógica "dialógica" y su interés por la argumentación en el nivel pragmático así como el interés netamente formal o sintáctico sin dejar de discutir los aspectos semánticos de la misma.



Hemos presentado algunos aspectos de la enseñanza de la lógica en el México del siglo XVI y nuestro interés ha sido motivar al lector hacia el estudio de estos dos autores que tan ardua labor realizaron en nuestras tierras y cuyo trabajo merece toda nuestra atención.

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