CM (15) - Hua I 74

Wir erinnern uns an den Radikalismus der Cartesianischen Idee der Philosophie als der der universalen, bis ins letzte apodiktisch begründeten Wissenschaft. Als solche fordert sie eine absolute universale Kritik, die sich ihrerseits10 zunächst durch Enthaltung von allen irgendein Seiendes vorgebenden Stellungnahmen ein Universum absoluter Vorurteilslosigkeit schaffen muß. Das leistet die Universalität der transzendentalen Erfahrung und Deskription dadurch, daß sie das durch alle Natürlichkeit unmerklich hindurchgehende15 universale Vorurteil der Welterfahrung (den stetig durch sie hindurchgehenden Weltglauben) inhibiert und nun in der absoluten, unbetroffen bleibenden egologischen Seinssphäre als der Sphäre der auf reine Vorurteilslosigkeit reduzierten Meinungen eine universale Deskription anstrebt. Diese ist nun dazu berufen, 20die Unterlage einer radikalen und universalen Kritik zu sein. Natürlich kommt alles darauf an, die absolute Vorurteilslosigkeit dieser Deskription streng zu wahren und damit dem oben vorweg aufgestellten Prinzip der reinen Evidenz genugzutun. Das besagt Bindung an die puren Gegebenheiten der transzendentalen Reflexion,25 die also genau so, wie sie sich in der schlichten Evidenz rein intuitiv geben, genommen werden und von allen Hineindeutungen über das rein Geschaute freigehalten bleiben müssen.
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Recordemos el radicalismo de la idea cartesiana de la filosofía como la ciencia universal fundamentada apodícticamente hasta sus últimos términos. En cuanto tal, la filosofía requiere una crítica universal y absoluta, que a su vez tiene que empezar por crearse un universo de absoluta exención de prejuicios, absteniéndose de tomar toda posición que dé de antemano la existencia de cualquier realidad. Esto es lo que logra la universalidad de la experiencia y descripción trascendental, al inhibir el "prejuicio" de la experiencia del /83/mundo que se desliza sin ser notado a través de toda actitud natural, la creencia en el mundo que constantemente se desliza a través de la experiencia de él, y al aspirar a una descripción universal en la esfera absoluta y siempre intacta que es la esfera egológica del ser, en cuanto esfera de las asunciones reducidas a una pura exención de prejuicios. Esta esfera es la llamada a ser la base de una crítica universal y radical. Naturalmente, todo consiste en guardar con pleno rigor la absoluta "exención de prejuicios" en esta descripción y dar satisfacción con ello al principio de la pura evidencia, antes establecido por adelantado. Esto quiere decir sujeción a los datos puros de la reflexión trascendental, que tienen que tomarse exactamente como se dan en la simple evidencia, de un modo puramente "intuitivo", y mantenerse libres de todas las interpretaciones que les atribuyan algo más de lo puramente intuido.