CM (35) - Hua I 107

Wir überschreiten den in sich geschlossenen Kreis unserer Meditationen, der uns an die transzendentale Phänomenologie bindet, wenn wir auch hier wieder die Bemerkung nicht unterdrücken, daß der ganze Inhalt dieser eben durchgeführten methodischen5 Grundbetrachtung [über eidetische Phänomenologie: (Q.V.) ff.] mit kleinen Modifikationen, die freilich den transzendentalen Sinn derselben aufheben, uns verbleibt, wenn wir auf dem Boden der natürlichen Weltbetrachtung eine Psychologie als positive Wissenschaft anstreben und dabei vor allem anstreben die für sie notwendige an sich erste Psychologie, 10die rein aus innerer Erfahrung schöpfende, die rein intentionale Psychologie. Dem konkreten transzendentalen ego entspricht dann das Menschen-Ich, konkret als rein in sich und für sich gefaßte Seele, mit der seelischen Polarisierung: Ich als Pol meiner Habitualitäten, meiner Charaktereigenschaften. An die Stelle der 15eidetischen transzendentalen Phänomenologie tritt dann eine eidetische reine Seelenlehre, bezogen auf das Eidos Seele, deren eidetischer Horizont freilich unbefragt bleibt. Würde er aber befragt werden, so würde der Weg sich eröffnen zur Überwindung dieser Positivität, d.i. zur Überführung in die absolute Phänomenologie,20 die des transzendentalen ego, das eben keinen Horizont mehr hat, der es über seine transzendentale Seinssphäre hinausführen, es also relativieren könnte.
CM (35) 128 - Hua I 107

Nos salimos del círculo cerrado sobre sí de nuestras meditaciones, que nos ata a la fenomenología trascendental, no dejando tampoco aquí de hacer la observación de que se nos conserva el contenido entero de las fundamentales consideraciones metódicas que acabamos de hacer [acerca de la fenomenología eidética: (Q.V.) ss.], con pequeñas modificaciones, que, eso sí, borran el sentido trascendental de nuestras consideraciones, cuando nos esforzamos por lograr en el terreno de la contemplación natural del mundo una psicología como ciencia positiva, y cuando ante todo nos esforzamos por lograr la psicología necesaria a la anterior, la psicología primera en sí, la psicología que bebe puramente de la "experiencia interna", la psicología intencional pura. Al ego trascendental concreto responde entonces el yo del ser humano, concreto como alma tomada puramente en sí y por sí, con la polarización psíquica yo en cuanto polo de mis habitualidades, de las cualidades de mi carácter. En lugar de la fenomenología trascendental eidética aparece entonces una psicología pura eidética, referida al eidos alma, cuyo horizonte eidético queda sin duda por interrogar. Pero si fuese interrogado, se abriría el camino por donde llegar a la superación de esta positividad, esto es, por donde transitar hasta la fenomenología absoluta,/129/ la del ego trascendental, que ya no tiene precisamente ningún horizonte que pueda hacerle remontar por encima de la esfera trascendental de su ser, o sea, relativizarlo.