CM (42) - Hua I 121

Die transzendentale Reduktion bindet 20mich an den Strom meiner reinen Bewußtseinserlebnisse und an die durch ihre Aktualitäten und Potentialitäten konstituierten Einheiten. Es scheint nun doch selbstverständlich, daß solche Einheiten von meinem ego unabtrennbar sind und somit zu seiner Konkretion selbst gehören.

25Aber wie steht es dann mit anderen ego's, die doch nicht bloße Vorstellung und Vorgestelltes in mir sind, synthetische Einheiten möglicher Bewährung im mir, sondern sinngemäß eben Andere. Haben wir also dem transzendentalen Realismus nicht Unrecht getan? Es mag ihm an phänomenologischer Grundlegung30 fehlen, aber im Prinzipiellen behält er Recht insofern, als er einen Weg von der Immanenz des ego zur Transzendenz des Andern[122] sucht. Können wir als Phänomenologen anders als dem nachgehend sagen, die im ego immanent konstituierte Natur und Welt überhaupt habe hinter sich allererst die an sich seiende Welt selbst, zu der eben der Weg erst zu suchen sei; und somit sagen: 5Schon die Frage der Möglichkeit wirklich transzendenter Erkenntnis, vor allem der Möglichkeit, wie ich aus meinem absoluten ego zu anderen ego's komme, die doch als andere nicht wirklich in mir, sondern in mir nur bewußte sind, sei rein phänomenologisch nicht zu stellen. Ist es nicht von vornherein selbstverständlich,10 daß mein transzendentales Erkenntnisfeld über meine transzendentale Erfahrungssphäre und das in ihr synthetisch Beschlossene nicht hinausreicht --- selbstverständlich, daß das alles in eins durch mein eigenes transzendentales ego bezeichnet und erschöpft ist?

CM (42) 149 - Hua I 121

La reducción trascendental me vincula a la corriente de mis vivencias puras de conciencia y a las unidades constituidas por las actualidades y potencialidades de estas vivencias. Siendo así, parece entenderse de suyo que tales unidades son inseparables de mi ego y que, por tanto, pertenecen a su propia concreción.

Pero, ¿qué sucede entonces con otros ego, que no son por cierto mera representación y mera cosa representada en mí, meras unidades sintéticas de verificación posible en mí, sino, por su propio sentido, precisamente otros? ¿No habremos sido injustos con el realismo trascendental? Quizá le falte fundamentación fenomenológica; pero en la cuestión de principio tiene aún razón, en la medida en que busca una vía desde la inmanencia del ego a la trascendencia/150/ del [122]otro. ¿Podemos nosotros, como fenomenólogos, hacer algo que no sea decir ---siguiendo esa vía--- que la naturaleza y el mundo en general "inmanentemente" constituidos en el ego tienen ante todo tras ellos el mundo mismo que es en sí, hacia el cual hay precisamente que buscar el camino; y, por tanto, que ya la cuestión de la posibilidad de conocimiento realmente trascendente no puede plantearse de modo fenomenológico puro (sobre todo, la cuestión de la posibilidad de cómo llego yo desde mi ego absoluto a otros ego que, como otros, no existen realmente en mí, sino que en mí hay sólo conciencia de ellos)? ¿No es cosa que va de suyo desde su principio que mi ámbito trascendental de conocimiento no sobrepasa mi esfera trascendental de experiencia y lo que se contiene sintéticamente en ella? ¿Y no es obvio que todo esto en junto se designa con mi ego trascendental propio ---y se agota en él---?