CM (44) - Hua I 126

Als transzendental Eingestellter versuche ich zunächst, innerhalb30 meines transzendentalen Erfahrungshorizontes das Mir-Eigene zu umgrenzen. Es ist, sage ich mir zunächst, Nicht-Fremdes. Ich beginne damit, diesen Erfahrungshorizont von allem Fremden überhaupt abstraktiv zu befreien. Es gehört zum transzendentalen Phänomen der Welt, daß sie in einstimmiger Erfahrung35 geradehin gegeben ist, und so gilt es, sie überschauend darauf zu achten, wie Fremdes sinnmitbestimmend auftritt, und es, soweit es das tut, abstraktiv auszuschalten. So abstrahieren wir zunächst von dem, was Menschen und Tieren ihren spezifischen Sinn als sozusagen ich-artigen lebenden Wesen gibt, und in [127]weiterer Folge von allen Bestimmungen der phänomenalen Welt, die in ihrem Sinne auf Andere als Ichsubjekte verweisen und sie danach voraussetzen. So alle Kulturprädikate. Wir können dafür auch sagen, wir abstrahieren von allem fremdgeistigen als dem, 5was am hier fraglichen Fremden seinen spezifischen Sinn ermöglicht. Auch der Charakter der Umweltlichkeit für jedermann, das Für-jedermann-da-und-zugänglich-sein, Jedermann-in-Leben-und-Streben-etwas-angehen-oder-nicht-angehen-können, der allen Objekten der phänomenalen Welt eignet und ihre Fremdheit10 ausmacht, ist nicht zu übersehen und ist abstraktiv auszuschließen.
CM (44) 155 - Hua I 126

Primeramente intento, en la actitud trascendental, delimitar dentro de mi horizonte trascendental de experiencia lo mío propio. Es ---empiezo diciéndome--- no-ajeno. Comienzo por liberar abstractivamente de todo lo ajeno a este horizonte de experiencia. Pertenece al "fenómeno" trascendental del mundo el que el mundo está dado directamente en experiencia unánime, y se trata, pues, de, abarcándolo panorámicamente, atender a cómo surge lo ajeno codeterminando/146/ su sentido, y de, en la medida en que lo hace, eliminarlo abstractivamente. De este modo, abstraemos en primer lugar de lo que a los hombres y a los animales les da su sentido específico como seres vivos de la índole de yoes, por decirlo así; y, a [127]continuación, hacemos abstracción de todas las determinaciones del mundo fenoménico que remiten en su sentido a "otros" en tanto que sujetos-yoes y que, por consiguiente, los suponen (como ocurre con todos los predicados culturales). Podemos también decir para este caso que abstraemos de todo lo "espiritual ajeno" como de aquello que posibilita su sentido específico en lo "ajeno" que está puesto en cuestión. No hay tampoco que pasar por alto (sino que hay que excluirlo abstractivamente) el carácter del "estar en el mundo en torno para todos", el "poder importar o no a todos en su vida y su afán" que es propio de todos los objetos del mundo fenoménico y que constituye su ser ajenos.