CM (56) - Hua I 157

im Sinne einer Menschengemeinschaft und des Menschen, der schon als einzelner den Sinn eines Gemeinschaftsgliedes mit sich führt (was sich auf tierische Gesellschaftlichkeit überträgt), liegt ein Wechselseitig-für-einander-sein, das eine objektivierende [158]Gleichstellung meines Daseins und des aller Anderen mit sich bringt: also ich und jedermann als ein Mensch unter anderen Menschen. Dringe ich, mich in ihn einverstehend, in seinen Eigenheitshorizont tiefer ein, so werde ich bald darauf stoßen, daß, wie 5sein Körperleib in meinem, so mein Leib sich in seinem Wahrnehmungsfeld befindet und daß er im allgemeinen mich ohne weiteres so als für ihn Anderen erfährt, wie ich ihn als meinen Anderen erfahre. Desgleichen, daß die Mehreren auch für einander als Andere erfahren sind; in weiterer Folge, daß ich den jeweilig Anderen10 erfahren kann nicht nur als Anderen, sondern als selbst wieder auf seine Anderen bezogen, und eventuell in einer iterierbar zu denkenden Mittelbarkeit, zugleich auf mich selbst. Auch ist es klar, daß die Menschen nur apperzipierbar werden als nicht nur in Wirklichkeit, sondern in Möglichkeit und nach eigenem Belieben 15Andere und wieder Andere vorfindende. Die offen endlose Natur selbst wird dann zu einer solchen, die auch in offener Mannigfaltigkeit unbekannt wie sich im unendlichen Raume verteilende Menschen, allgemeiner Animalien in sich faßt, als Subjekte möglicher Wechselgemeinschaft.
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el sentido de una comunidad de hombres y el del hombre, que ya como hombre singular lleva consigo el sentido de miembro de una comunidad (lo cual se traslada al caso de la socialidad animal), entraña un ser-recíprocamente-los-unos-para-los-otros que implica una equiparación [158]objetivadora de mi existencia y la de todos los otros; esto es: yo y cualquier otro como un hombre entre otros hombres. Si, poniéndome en su piel, penetro más profundamente en el horizonte de lo suyo propio, daré pronto con que, así como su cuerpo físico-vivo se encuentra en mi campo perceptivo, así también el mío en el suyo; y con que él tiene, en rasgos generales, experiencia de mí sin más como otro para él, del mismo modo que yo tengo experiencia de él como mi otro. Daré igualmente con que también varios tienen experiencia los unos de los otros como otros; y, más allá, con que puedo tener experiencia del otro del que se trate no solamente en tanto que otro, sino en tanto que referido él mismo, a su vez, a sus otros y, eventualmente, en una mediatez que hay que pensar como reiterable, simultáneamente referido a mí mismo. Es también cosa clara que los hombres sólo llegan a ser objetos posibles de apercepción en tanto que no sólo encontrándose de hecho a otros una y otra vez, sino como pudiendo hacerlo, y ad libitum. La naturaleza misma (naturaleza abiertamente sin fin) se hace entonces tal, que comprende en sí, también en multiplicidad abierta, a un número no conocido de hombres (más en /197/general: de animalia) que se reparten por el espacio infinito como sujetos de una posible comunidad mutua.