CM (8) - Hua I 59

Die in diesem reflektierenden Leben erfahrene Welt bleibt dabei25 in gewisser Weise für mich weiter und genau mit dem ihr jeweilig zugehörigen Gehalt erfahrene wie vorher. Sie erscheint weiter, wie sie vordem erschien, nur daß ich als philosophisch Reflektierender nicht mehr den natürlichen Seinsglauben der Erfahrung in Vollzug, in Geltung halte, indes er doch noch mit da 30ist und vom aufmerkenden Blick mit erfaßt ist. Ebenso verhält es sich mit allen sonstigen Meinungen, die über die erfahrenden hinaus meinem Lebensstrom zugehören, mit meinen unanschaulichen Vorstellungen, Urteilen, Werthaltungen, Entschließungen, Zweck- und Mittelsetzungen usw. und insbesondere den in ihnen in der 35natürlichen, unreflektierten, unphilosophischen Einstellung des Lebens notwendig betätigten Stellungnahmen --- sofern eben diese die Welt überall voraussetzen, also einen Seinsglauben hinsichtlich der Welt in sich beschließen. Auch hier bedeutet das [60]Sichenthalten, Außergeltungsetzen der Stellungnahmen von seiten des philosophisch reflektierenden Ich nicht ihr Verschwinden aus seinem Erfahrungsfeld. Die betreffenden konkreten Erlebnisse sind ja, sagen wir wieder, das, worauf der aufmerkende 5Blick gerichtet ist, nur daß das aufmerkende Ich als philosophisches in Bezug auf das Angeschaute Enthaltung übt. Auch alles, was in dergleichen Erlebnissen als Gemeintes im Geltungsbewußtsein war, das betreffende Urteil, die betreffende Theorie, die betreffenden Werte, Zwecke usw., bleibt ganz und gar erhalten --- 10nur in der Geltungsmodifikation bloße Phänomene.
CM (8) 61 - Hua I 59

El mundo experimentado en esta vida reflexiva sigue siendo para mí "experimentado" en cierto modo, y exactamente con el mismo contenido peculiar que antes. Continúa siendo el fenómeno que era antes, sólo que yo, en cuanto sujeto que reflexiona filosóficamente, ya no llevo a cabo, ya no concedo validez a la creencia natural en la realidad que es inherente a la experiencia del mundo, a pesar de lo cual esta creencia sigue estando ahí y es aprehendida por la mirada de la atención. Igualmente acontece con todas las restantes asunciones que pertenecen a la corriente de mi vida, además de las constitutivas de la experiencia del mundo: con mis representaciones no intuitivas, juicios, valoraciones, resoluciones, determinaciones de fines y medios, etcétera, y en especial con las íntimas posiciones que necesariamente se toman en la actitud natural, no reflexiva, no filosófica, de la vida, en la medida en que tales posiciones presuponen el mundo, esto es, encierran en sí una creencia en la realidad del mundo. Tampoco el [60]abstenerse de tomar posiciones, el dejar en suspenso las posiciones tomadas, por parte del yo que reflexiona filosóficamente, significa que estas posiciones desaparezcan del campo de la experiencia de este yo. Las vivencias concretas del caso son, repetimos, aquello a que está dirigida la mirada de la atención, sólo que el yo sujeto de esta atención, en cuanto que es un yo /62/filosofante, se abstiene de pronunciarse respecto de lo intuido. También se conserva plena e íntegramente todo cuanto entraba en semejantes vivencias como asumido en la conciencia de la validez (el juicio, la teoría, los valores, fines, etcétera, correspondientes); sólo que se conserva en aquella modificación de la validez expresada diciendo "meros fenómenos".