I1 (145) - Hua III/1 334

5Evidenz ist in der Tat nicht irgendein Bewußtseinsindex, der an ein Urteil (und gewöhnlich spricht man nur bei einem solchen von Evidenz) angeheftet, uns wie eine mystische Stimme aus einer besseren Welt zuruft: Hier ist die Wahrheit!, als ob solch eine Stimme uns freien Geistern etwas zu sagen und ihren Rechtstitel 10nicht auszuweisen hätte. Wir brauchen uns mit Skeptizismen nicht mehr auseinanderzusetzen und Bedenken des alten Typus zu erwägen, die keine Index- und Gefühlstheorie der Evidenz überwinden kann: ob nicht ein Lügengeist (der Cartesianischen Fiktion) oder eine fatale Änderung des faktischen Weltverlaufs es 15bewirken könnte, daß gerade jedes falsche Urteil mit diesem Index, diesem Gefühl der Denknotwendigkeit, des transzendenten Sollens u. dgl. ausgestattet wäre. Geht man an das Studium der hierhergehörigen Phänomene selbst heran und im Rahmen phänomenologischer Reduktion, so erkennt man in vollster Klarheit, 20daß es sich hier um einen eigentümlichen Setzungsmodus handelt (also nichts weniger denn um einen dem Akte irgendwie angehängten Inhalt, um ein Beigefügtes welcher Art immer), der zu eidetisch bestimmten Wesenskonstitutionen des Noema gehört (z.B. der Modus ursprüngliche Einsichtigkeit zur noematischen 25Beschaffenheit "originär" gebende Wesenserschauung). Man erkennt dann weiter, daß abermals Wesensgesetze die Beziehung derjenigen positionalen Akte, die diese ausgezeichnete Konstitution nicht haben, auf solche, die sie haben, regeln; daß es z.B. so etwas wie Bewußtsein der "Erfüllung der Intention", der 30spezifisch auf die thetischen Charaktere bezogenen Berechtigung und Bekräftigung gibt, ebenso wie die {301}entsprechenden Gegencharaktere der Entrechtung, Entkräftigung. Man erkennt in weiterer Folge, daß die logischen Prinzipien eine tiefe phänomenologische Aufklärung fordern, und daß z.B. der Satz 35vom Widerspruch uns auf Wesenszusammenhänge möglicher Bewährung und möglicher Entkräftigung (bzw. vernünftiger Durchstreichung)[335] zurückführt.[Fußnote: 1 (Q.V.)] Überhaupt gewinnt man die Einsicht, daß es sich hier überall nicht um zufällige Fakta, sondern um eidetische Vorkommnisse handelt, die in ihrem eidetischen Zusammenhang stehen, und daß also, was im Eidos statthat, für das 5Faktum als absolut unübersteigliche Norm fungiert. Man macht sich in diesem phänomenologischen Kapitel auch klar, daß nicht jedes positionale Erlebnis (z.B. jedes beliebige Urteilserlebnis) in derselben Weise, und speziell, daß nicht jedes unmittelbar evident werden kann; ferner daß alle Weisen der Vernunftsetzung, alle 10Typen unmittelbarer oder mittelbarer Evidenz in phänomenologischen Zusammenhängen wurzeln, in denen sich die grundverschiedenen Gegenstandsregionen noetisch-noematisch auseinanderlegen.
I1 (145) 345 - Hua III/1 334

La evidencia no es, en efecto, un índice de conciencia cualquiera que, vinculándose a un juicio (y habitualmente sólo tratándose de un juicio se habla de evidencia), nos grita como voz mística que viene de un mundo mejor: ¡aquí está la verdad!, cual si semejante voz hubiera de decirnos algo a nosotros, espíritus libres, y no hubiera de exhibir sus títulos de legitimidad. No necesitamos polemizar más con escepticismos, ni sopesar reparos del viejo tipo, que no puede superar ninguna teoría de la evidencia que haga de ésta un índice o un sentimiento, como el de si no podría un espíritu engañador (el fingido por Descartes) o una fatal alteración del curso fáctico del mundo ser causa de que resultase justo todo juicio falso provisto de este índice, de este sentimiento de la necesidad lógica, del deber-ser trascendente, etc. Si se procede al estudio de los fenómenos mismos pertinentes aquí y dentro del marco de la reducción fenomenológica, se reconoce con la máxima claridad que aquí se trata de un peculiar modo de posición (o sea, de todo menos de un índice colgado en algún modo del acto, ni de agregado de índole alguna), que es inherente a una constitución esencial y eidéticamente determinada del nóema (por ejemplo, el modo de la evidencia intelectual primitiva relativamente a la constitución noemática de una intuición esencial que da "originariamente"). Se reconoce, además, que son también leyes esenciales las que regulan la referencia de aquellos actos posicionales que no tienen esta señalada constitución a aquellos que la tienen; que hay, por ejemplo, tal cosa como una conciencia del "llenarse la intención", de la legitimación y robustecimiento referidos específicamente a los caracteres téticos, así como los correspondientes caracteres opuestos de la pérdida de legitimidad y la debilitación. Se reconoce, todavía, que los principios lógicos requieren una profunda aclaración fenomenológica y que, por ejemplo, el principio de contradicción nos retrotrae a relaciones esenciales de posible verificación y posible debilitación (o de tachar de acuerdo con /346/la razón).[Nota al pie: 1 (Q.V.)] [335]En general, se logra la evidencia intelectual de que aquí no se trata en ninguna parte de facta casuales, sino de procesos eidéticos que forman parte de su orden eidético, y de que, por tanto, lo que tiene lugar en el eidos funciona para el factum como norma absolutamente irrebasable. En este capítulo fenomenológico se torna también claro que no toda vivencia posicional (por ejemplo, cualquier vivencia de juzgar) puede llegar a ser evidente del mismo modo, y especialmente de un modo inmediato; y que todos los modos de la posición racional, todos los tipos de evidencia inmediata o mediata tienen sus raíces en relaciones fenomenológicas en que se descomponen noética y noemáticamente las regiones radicalmente diversas de objetos.