I1 (28) - Hua III/1 59

nicht jedes cogito, in dem ich lebe, hat Dinge, Menschen, irgendwelche Gegenstände oder Sachverhalte meiner Umwelt zum cogitatum. Ich beschäftige mich etwa mit reinen Zahlen und ihren Gesetzen: dergleichen ist nichts in der Umwelt, dieser Welt "realer Wirklichkeit"25 Vorhandenes. Für mich da, eben als Objektfeld arithmetischer Beschäftigung, ist die Zahlenwelt ebenfalls; während solcher Beschäftigung werden einzelne Zahlen oder Zahlengebilde in meinem Blickpunkte sein, umgeben von einem teils bestimmten, teils unbestimmten arithmetischen Horizont; aber offenbar ist 30dieses Für-mich-da-sein, wie das Daseiende selbst, von anderer Art. Die arithmetische Welt ist für mich nur da, wenn und solange ich arithmetisch eingestellt bin. Die natürliche Welt aber, die Welt im gewöhnlichen Wortsinn, ist immerfort für mich da, solange ich natürlich dahinlebe. Solange35 das der Fall ist, bin ich "natürlich eingestellt", ja beides besagt geradezu dasselbe. Daran braucht sich gar nichts zu ändern, wenn ich mir einmal die arithmetische Welt und ähnliche andere "Welten" durch Vollzug der entsprechenden Einstellungen zueigne. Die natürliche Welt bleibt dann "vorhandene",[60] ich bin nach wie vor in der natürlichen Einstellung, darin ungestört durch die neuen Einstellungen. Bewegt sich mein cogito nur in den Welten dieser neuen Einstellungen, so bleibt die natürliche Welt außer Betracht, sie ist für mein 5Aktbewußtsein Hintergrund, aber sie ist kein Horizont, in den sich eine arithmetische Welt einordnet. Die beiden zugleich vorhandenen Welten sind außer Zusammenhang, abgesehen von ihrer Ichbeziehung, der gemäß ich frei meinen Blick und meine Akte in die eine und andere hineinlenken kann.
I1 (28) 67 - Hua III/1 59

No todo cogito en que vivo tiene cosas, hombres, cualesquiera objetos o relaciones de mi mundo circundante, por cogitatum. Me ocupo, por ejemplo, con números puros y sus leyes: nada análogo hay ahí delante en el mundo circundante, este mundo de realidad "real" en sentido estricto. Para mí ahí, y justo como campo de objetos de mi actividad aritmética, está el mundo de los números igualmente; durante esta mi actividad estarán en el foco de mi atención números sueltos o cuerpos de números, rodeados por un horizonte aritmético, en parte determinado, en parte indeterminado, mas, patentemente, es este estar ahí para mí, como aquello mismo que está ahí, de otra índole. El mundo aritmético sólo está para mí ahí, si y mientras estoy en actitud aritmética. Pero el mundo natural, el mundo en el sentido habitual de la palabra, está constantemente para mí ahí mientras me dejo vivir naturalmente. Mientras éste es el caso, estoy "en actitud natural"; es más, ambas cosas quieren decir exactamente la misma. En ello no necesita alterarse absolutamente nada, si de pronto me apropio el mundo aritmético y otros mundos semejantes, adoptando las actitudes correspondientes. El mundo natural sigue entonces [60]ahí delante; después, lo mismo que antes, sigo en la actitud natural, sin que me lo estorben las nuevas actitudes. Si mi cogito se mueve tan sólo en los mundos de estas nuevas actitudes, queda el mundo natural fuera de mi consideración; es para mi conciencia/68/ actual un fondo, pero no un horizonte en que se inserte un mundo aritmético. Los dos mundos que están ahí delante a la vez carecen de conexión, prescindiendo de su referencia al yo, con arreglo a la cual puedo dirigir libremente mi atención y mis actos al uno o al otro.