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Keineswegs dürfen wir in die prinzipiell verkehrten Bilder- und Zeichentheorien verfallen, die wir früher, ohne besondere20 Rücksichtnahme auf das physikalische Ding, erwogen und gleich in radikaler Allgemeinheit widerlegt haben.[Fußnote: 2 Vgl. oben § 43, S. 79] Ein Bild oder Zeichen weist auf ein außer ihm Liegendes hin, das durch Übergang in eine andere Vorstellungsweise, in die der gebenden Anschauung, "selbst" erfaßbar wäre. Ein Zeichen und Bild "bekundet"25 in seinem Selbst nicht das bezeichnete (bzw. abgebildete) Selbst. Das physikalische Ding aber ist kein dem sinnlich-leibhaft Erscheinenden Fremdes, sondern sich in ihm, und zwar a priori (aus unaufheblichen Wesensgründen) nur in ihm originär Bekundendes. Dabei ist auch der sinnliche Bestimmungsgehalt des 30x, das als Träger der physikalischen Bestimmungen fungiert, keine diesen letzteren fremde und sie verhüllende Umkleidung: vielmehr, nur insoweit das x Subjekt der sinnlichen Bestimmungen ist, ist es auch Subjekt der physikalischen, die sich ihrerseits in den sinnlichen bekunden. Prinzipiell kann ein Ding, und genau35 das Ding, von dem der Physiker redet, nach dem ausführlich Dargelegten nur sinnlich, in sinnlichen "Erscheinungsweisen" gegeben[113] sein, und das Identische, das in der wechselnden Kontinuität dieser {100}Erscheinungsweisen erscheint, ist es, das der Physiker in Beziehung auf alle erfahrbaren (also wahrgenommenen oder wahrnehmbaren) Zusammenhänge, welche als "Umstände" in 5Betracht kommen können, einer kausalen Analyse, einer Erforschung nach realen Notwendigkeitszusammenhängen unterwirft. Das Ding, das er beobachtet, mit dem er experimentiert, das er beständig sieht, zur Hand nimmt, auf die Wagschale legt, in den Schmelzofen bringt: dieses und kein anderes Ding wird zum 10Subjekt der physikalischen Prädikate, als da sind Gewicht, Masse, Temperatur, elektrischer Widerstand usw. Ebenso sind es die wahrgenommenen Vorgänge und Zusammenhänge selbst, die durch Begriffe, wie Kraft, Beschleunigung, Energie, Atom, Ion usw. bestimmt werden. Das sinnlich erscheinende Ding, das die 15sinnlichen Gestalten, Farben, Geruchs- und Geschmackseigenschaften hat, ist also nichts weniger als ein Zeichen für ein anderes, sondern gewissermaßen Zeichen für sich selbst.
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De modo alguno debemos recaer en las teorías de las "imágenes" y los signos que son por principio absurdas y que anteriormente pesamos, sin tomar especialmente en cuenta la cosa física, y rechazamos igualmente con radical universalidad.[Nota al pie: 2 Cf. supra, § 43, p. 98.] Una "imagen" o un signo remite a algo que está fuera de él, que sería aprehensible "en sí mismo" pasando a otra forma de representación, la de la intuición en que se da algo. Un signo o una "imagen" no "da a conocer" en sí mismo aquello mismo que designa (o de que es "imagen"). Pero la cosa física no es algo extraño a lo que aparece sensiblemente en persona, sino algo que se da a conocer originariamente en ello, y sin duda a priori (por imborrables razones esenciales) sólo en ello. Tampoco el contenido sensible determinable de la x, que funciona /122/como soporte de las determinaciones físicas, es una vestidura ajena a estas últimas y que las encubra, antes bien, sólo en la medida en que la x es el sujeto de las determinaciones sensibles es también el sujeto de las físicas, que por su parte se dan a conocer en las sensibles. En principio sólo puede darse una cosa, y justo la cosa de que habla el físico, sensiblemente, en "modos de aparecer" sensibles ---según todo lo expuesto extensamente--- [113]y lo que de idéntico aparece en la cambiante continuidad de estos modos de aparecer es lo que el físico somete a un análisis causal, a una investigación sujeta a necesarias relaciones reales en sentido estricto, con referencia a todas las relaciones de que quepa tener experiencia (así, pues, percibidas o perceptibles) y que puedan entrar en consideración como "circunstancias". La cosa que el físico observa, con la que experimenta, que está viendo constantemente, toma en la mano, pone en la balanza, mete en el horno, esta cosa y no otra es la que se convierte en sujeto de los predicados físicos, como son el peso, la masa, la temperatura, la resistencia eléctrica, etc. Igualmente son los procesos y relaciones percibidos mismos los determinados por medio de conceptos como fuerza, aceleración, energía, átorno, ión, etc. La cosa que aparece sensiblemente, la cosa que tiene las formas, colores y cualidades olfativas y gustativas sensibles, es, pues, todo menos un signo de otra, sino en cierta medida un signo de sí misma.