I1 (56) - Hua III/1 123

Das Ich scheint beständig, ja notwendig da zu sein [nach der Reduktion], und diese Beständigkeit ist offenbar nicht die eines stupide verharrenden Erlebnisses, einer "fixen Idee". Vielmehr gehört es zu jedem kommenden 20und verströmenden Erlebnis, sein "Blick" geht "durch" jedes aktuelle cogito auf das Gegenständliche. Dieser Blickstrahl ist ein mit jedem cogito wechselnder, mit dem neuen neu hervorschiessend und mit ihm verschwindend. Das Ich aber ist ein Identisches. Mindestens, prinzipiell betrachtet, kann jede cogitatio wechseln, 25kommen und gehen, wenn man es auch bezweifeln mag, ob jede ein notwendig Vergängliches sei und nicht bloß, wie wir es vorfinden, ein faktisch Vergängliches. Demgegenüber scheint aber das reine Ich ein prinzipiell Notwendiges zu sein, und als ein bei allem wirklichen und möglichen Wechsel der Erlebnisse absolut30 Identisches, kann es in keinem Sinn als reelles Stück oder Moment der Erlebnisse selbst gelten.
I1 (57) 132 - Hua III/1 123

El yo parece estar ahí constantemente [aun después de la reducción], incluso necesariamente, y esta constancia no es patentemente la de una vivencia estúpidamente obstinada, la de una "idea fija". Por el contrario, es algo que pertenece a toda vivencia que llega y transcurre; su "mirada" se dirige "a través" de cada cogito actual a lo objetivo. Este rayo de mirada cambia con cada cogito, brotando de nuevo con el nuevo y desapareciendo con él. Pero el yo es algo idéntico. Al menos, considerada en principio, puede cada cogitatio cambiar, ir y venir, aunque se pueda dudar si toda cogitatio es algo necesariamente fugaz y no tan sólo algo fácticamente fugaz, como encontramos que es. Pero frente a esto parece ser el yo puro algo necesario por principio, y en cuanto es algo absolutamente idéntico en medio de todo cambio real y posible de las vivencias, no puede pasar en ningún sentido por un fragmento o factor ingrediente de las vivencias mismas.