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10Die gesamte natürliche Welt und alle transzendent-eidetischen Sphären schalten wir aus und sollen dadurch ein "reines" Bewußtsein{122} gewinnen. Aber sagten wir nicht soeben, "wir" schalten aus, können wir Phänomenologen uns selbst, die wir doch auch Glieder der natürlichen Welt sind, außer Spiel setzen?

15Man überzeugt sich bald, daß das gar keine Schwierigkeit hat, wofern wir nur den Sinn des "Ausschaltens" nicht verschoben haben. Wir können sogar ruhig fortfahren zu sprechen, wie wir als natürliche Menschen zu sprechen haben; denn als Phänomenologen sollen wir nicht aufhören, natürliche Menschen zu sein und 20uns auch in der Rede als das zu setzen. Aber als Stück der Methode, für die Feststellungen, die in das neu anzulegende Grundbuch der Phänomenologie einzutragen sind, geben wir uns die Norm phänomenologischer Reduktion, die sich auf unser empirisches Dasein mitbezieht, und die es uns verwehrt, einen Satz einzutragen,25 der explizite oder implizite derartige natürliche Setzungen enthält. Soweit es sich um individuelles Dasein handelt, verfährt der Phänomenologe nicht anders als jeder Eidetiker, z.B. der Geometer. In ihren wissenschaftlichen Abhandlungen sprechen die Geometer nicht selten von sich und ihrem Forschen; aber das 30mathematisierende Subjekt gehört nicht mit in den eidetischen Gehalt der mathematischen Sätze selbst.

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Desconectamos el mundo natural entero y todas las esferas eidético-trascendentes, para obtener una conciencia "pura". Pero ¿no acabamos de decir que desconectamos, esto es "nosotros"? ¿Podemos los fenomenólogos ponernos fuera de juego a nosotros mismos, que, en efecto, somos miembros del mundo natural?

Pronto nos convencemos de que no hay en ello dificultad alguna, sólo con que no hayamos alterado el sentido del "desconectar". Podemos, incluso, seguir hablando tranquilamente como debemos hablar en cuanto hombres naturales; pues en cuanto fenomenólogos no vamos a dejar de ser hombres naturales, ni de portarnos como tales también al hablar. Pero como parte del método, para hacer las afirmaciones que hay que registrar en el libro mayor de la fenomenología recién abierto, nos damos la norma de la reducción fenomenológica, que se refiere también a nuestra existencia empírica y que nos veda registrar una sola proposición que encierre explícita o implícitamente semejantes posiciones naturales. En tanto se trata de la existencia individual, no procede el fenomenólogo de otra manera que cualquier eidético, por ejemplo, el geómetra. En sus tratados científicos hablan los geómetras no raramente de sí y de sus investigaciones; pero el sujeto que hace las matemáticas no entra en el contenido eidético de las proposiciones matemáticas mismas.