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Im allgemeinen hat die originärgebende Wahrnehmung ihre Vorzüge gegenüber allen Arten von Vergegenwärtigungen; insbesondere natürlich die äußere Wahrnehmung. Das aber nicht bloß als erfahrender Akt für Daseinsfeststellungen, die hier ja nicht in Frage kommen, sondern 10als Unterlage für phänomenologische Wesensfeststellungen. Äussere Wahrnehmung hat ihre vollkommene Klarheit für alle gegenständlichen Momente, die wirklich in ihr im Modus der Originarität zur Gegebenheit gekommen sind. Sie bietet aber auch, evtl. unter Mitwirkung der auf sie zurückbezogenen Reflexion, klare 15und standhaltende Vereinzelungen für allgemeine Wesensanalysen phänomenologischer Art, des näheren sogar für Aktanalysen. Der Zorn mag durch Reflexion verrauchen, sich inhaltlich schnell modifizieren. Er ist auch nicht immer bereit wie die Wahrnehmung, nicht durch bequeme experimentelle Veranstaltungen 20jederzeit zu erzeugen. Ihn in seiner Originarität reflektiv studieren, heißt einen verrauchenden Zorn studieren; was zwar keineswegs bedeutungslos ist, aber vielleicht nicht das, was studiert werden sollte. Die äußere Wahrnehmung hingegen, die so viel zugänglichere, "verraucht" nicht durch Reflexion, ihr allgemeines 25Wesen und das Wesen der ihr allgemein zugehörigen Komponenten und Wesenskorrelate können wir im Rahmen der Originarität studieren ohne besondere Bemühungen um Herstellung der Klarheit.
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En general, tiene la percepción en que se da lo percibido originariamente sus excelencias frente a todas las demás formas de representación; en especial, naturalmente, la percepción exterior. Pero no meramente en cuanto acto de la experiencia que sirve para comprobar la existencia, de lo que no se trata aquí, sino como base para hacer comprobaciones fenomenológicas acerca de las esencias. La percepción exterior tiene una perfecta claridad en punto a todos los aspectos del objeto que se dan realmente en ella en el modo de lo originario. Pero también nos brinda, eventualmente con la cooperación de la reflexión sobre ella, claros y persistentes casos singulares para llevar a cabo análisis esenciales universales de índole fenomenológica, en particular incluso análisis de los actos. La ira puede esfumarse con la reflexión, cambiando rápidamente de contenido. Tampoco está siempre a nuestra disposición como la percepción, ni cabe producirla en todo momento por medio de cómodos dispositivos experimentales. Estudiarla reflexivamente en su darse originario quiere decir estudiar una ira en trance de esfumarse; lo que sin duda no carece en modo alguno de toda importancia, pero quizá no es lo que debía estudiarse. La percepción exterior, por el contrario, sobre ser mucho más asequible, no se "esfuma" con la reflexión, pudiendo nosotros estudiar su esencia universal y la esencia de los componentes y correlatos universalmente inherentes a ella, dentro del marco del darse originariamente, sin necesidad de hacer esfuerzos especiales para lograr la claridad.