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Für die Psychologie und Geisteswissenschaft15 resultieren durch diese Einbeziehung [als phänomenologisches Thema] des Eingeklammerten ganz eigene und zunächst verwirrende Sachlagen. Um dies nur an der Psychologie anzudeuten, konstatieren wir, daß das Bewußtsein, als Gegebenes der psychologischen Erfahrung, also als menschliches oder tierisches Bewußtsein, Objekt der Psychologie 20ist, in erfahrungswissenschaftlicher Forschung der empirischen, in wesenswissenschaftlicher der eidetischen Psychologie. Andererseits gehört in der Modifikation der Einklammerung in die Phänomenologie die ganze Welt mit ihren psychischen Individuen und deren psychischen Erlebnissen; das alles als Korrelat des absoluten25 Bewußtseins. Da tritt also das Bewußtsein in verschiedenen Auffassungsweisen und Zusammenhängen auf, und in verschiedenen innerhalb der Phänomenologie selbst; nämlich in ihr selbst einmal als das absolute Bewußtsein, das andere Mal im Korrelat als psychologisches Bewußtsein, das nun der natürlichen Welt 30eingeordnet ist --- in gewisser Weise umgewertet und doch des eigenen Gehaltes als Bewußtsein nicht verlustig. Das sind schwierige Zusammenhänge und außerordentlich wichtige. An ihnen liegt es ja auch, daß jede phänomenologische Feststellung über absolutes Bewußtsein umgedeutet werden kann in eine eidetisch-psychologische35 (die in strenger Erwägung keineswegs selbst eine phänomenologische ist), wobei aber die phänomenologische Betrachtungsweise die umfassendere und, als absolute, die radikalere ist. Das alles einzusehen, und in weiterer Folge die Wesensbeziehungen zwischen reiner Phänomenologie, eidetischer und [161]empirischer Psychologie, bzw. Geisteswissenschaft, zu volldurchleuchteter Klarheit zu bringen, ist eine große Angelegenheit für die hier beteiligten Disziplinen und für die Philosophie. Speziell kann die in unserer Zeit so kraftvoll aufstrebende Psychologie die 5ihr noch fehlende radikale Grundlegung nur gewinnen, wenn sie hinsichtlich der bezeichneten Wesenszusammenhänge über weitreichende Einsichten verfügt.
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Para la psicología y las ciencias del espíritu se producen por obra de esta inclusión [como tema de la fenomenología] de lo colocado entre paréntesis situaciones totalmente peculiares y por lo pronto enmarañadas. Para referirnos tan sólo a la psicología, comprobemos que la conciencia, en cuanto es lo dado en la experiencia psicológica o en cuanto conciencia humana o animal, es objeto de la psicología: de la empírica, en la investigación científica empírica; de la eidética, en la investigación científica de las esencias. Por otra parte, entra en la fenomenología, bajo la modalidad del quedar colocado entre paréntesis, el mundo entero con sus individuos psíquicos y sus vivencias psíquicas: todo ello como correlato de la conciencia absoluta. Así, entra en escena la conciencia según diversos modos de apercepción y relaciones, diversos dentro de la fenomenología misma, a saber, en sí misma, una vez como conciencia absoluta, otra, en el correlato, como conciencia psicológica, inclusa en el mundo natural ---con distinto valor en cierto modo y no obstante sin pérdida de su contenido propio en cuanto conciencia. Son estas relaciones tan difíciles como extraordinariamente importantes. En ellas se funda también, en efecto, el que toda afirmación fenomenológica sobre /171/la conciencia absoluta pueda traducirse en otra psicológico-eidética (que, pesando rigurosamente las cosas, no es en modo alguno de suyo fenomenológica), pero siendo la consideración fenomenológica la más amplia y, en cuanto absoluta, la más radical. Ver todo esto y como consecuencia poner en claro con perfecta transparencia las relaciones esenciales entre fenomenología pura y [161]psicología y ciencias del espíritu eidéticas y empíricas, es importante incumbencia de las disciplinas interesadas, de la psicología y de la filosofía. En especial, sólo podrá la psicología, tan enérgicamente ambiciosa en nuestro tiempo, lograr la radical fundamentación que aún le falta, cuando disponga de vastos conocimientos acerca de las señaladas relaciones esenciales.