I1 (89) - Hua III/1 205

Es ist klar, daß alle diese (Q.V.) beschreibenden Aussagen, trotzdem sie mit Wirklichkeitsaussagen gleichlauten können, eine radikale Sinnesmodifikation erfahren haben; ebenso wie das Beschriebene selbst, obschon es sich als "genau dasselbe" gibt, doch ein radikal 15{184}anderes ist, sozusagen vermöge einer umkehrenden Vorzeichenänderung. "In" der reduzierten Wahrnehmung (im phänomenologisch reinen Erlebnis) finden wir, als zu ihrem Wesen unaufhebbar gehörig, das Wahrgenommene als solches, auszudrücken als "materielles Ding", "Pflanze", "Baum", "blühend" usw. Die 20Anführungszeichen sind offenbar bedeutsam, sie drücken jene Vorzeichenänderung, die entsprechende radikale Bedeutungsmodifikation der Worte aus. Der Baum schlechthin, das Ding in der Natur, ist nichts weniger als dieses Baumwahrgenommene als solches, das als Wahrnehmungssinn zur Wahrnehmung25 und unabtrennbar gehört. Der Baum schlechthin kann abbrennen, sich in seine chemischen Elemente auflösen usw. Der Sinn aber --- Sinn dieser Wahrnehmung, ein notwendig zu ihrem Wesen Gehöriges --- kann nicht abbrennen, er hat keine chemischen Elemente, keine Kräfte, keine realen Eigenschaften.
I1 (89) 215 - Hua III/1 205

Es claro que todas estas (Q.V.) proposiciones descriptivas, a pesar de que pueden sonar igual que las proposiciones de realidad, /216/han experimentado una radical modificación de sentido; exactamente igual que lo descrito mismo, aunque se da como "exactamente lo mismo", es sin embargo algo radicalmente distinto, por decirlo así, en virtud de un cambio inverso de signos. "En" la percepción reducida (en la vivencia fenomenológicamente pura) encontramos, como imborrablemente inherente a su esencia, lo percibido en cuanto tal, expresable como "cosa material", "planta", "árbol", "en flor", etc. Las comillas son patentemente importantes: expresan aquel cambio de signo, la radical modificación respectiva del significado de las palabras. El árbol pura y simplemente, la cosa de la naturaleza, es todo menos esto percibido, el árbol, en cuanto tal, que es inherente como sentido perceptivo a la percepción, y lo es inseparablemente. El árbol pura y simplemente puede arder, descomponerse en sus elementos químicos, etc. Pero el sentido ---el sentido de esta percepción, algo necesariamente inherente a su esencia--- no puede arder, no tiene elementos químicos, ni fuerzas, ni propiedades reales en sentido estricto.