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Das intentionale Erlebnis ist, zeigten wir, zweifellos so geartet, daß ihm bei passender Blickstellung ein "Sinn" zu entnehmen ist. Die uns diesen Sinn definierende Sachlage, nämlich der Umstand, daß die Nichtexistenz (bzw. die Überzeugung von 5der Nichtexistenz) des vorgestellten oder gedachten Objektes-schlechthin der betreffenden Vorstellung (und so dem jeweiligen intentionalen Erlebnis überhaupt) sein Vorgestelltes als solches nicht rauben kann, daß also zwischen beiden unterschieden werden muß, konnte nicht verborgen bleiben. Der Unterschied, als 10ein so auffälliger, mußte sich literarisch ausprägen. In der Tat weist auf ihn die scholastische Unterscheidung zwischen "mentalem", "intentionalem" oder "immanentem" Objekt einerseits und "wirklichem" Objekt andererseits zurück. Indessen von einer ersten Erfassung eines Bewußtseinsunterschiedes 15bis zu seiner richtigen, phänomenologisch reinen Fixierung und korrekten Bewertung ist ein gewaltiger Schritt --- und eben dieser für eine einstimmige, fruchtbare Phänomenologie entscheidende Schritt ist nicht vollzogen worden. Das Entscheidende liegt vor allem in der absolut getreuen Beschreibung dessen, was in der 20phänomenologischen Reinheit wirklich vorliegt und in der Fernhaltung aller das Gegebene transzendierenden Deutungen. Benennungen bekunden hier schon Deutungen und oft sehr falsche. Solche verraten sich hier in Ausdrücken wie "mentales", {186}"immanentes" Objekt und werden zum mindesten gefördert durch 25den Ausdruck "intentionales" Objekt.
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La vivencia intencional es, hemos mostrado, indudablemente de tal índole que cabe sacar de ella un "sentido", dirigiendo adecuadamente la mirada. La situación que define para nosotros este sentido, a saber, la circunstancia de que la inexistencia (o la convicción de la inexistencia) del objeto pura y simplemente representado o pensado, no puede robarle a la correspondiente representación (ni a la respectiva vivencia intencional en general) su "lo representado en cuanto tal"; que, así pues, hay que distinguir entre ambas cosas es una situación que no podía permanecer oculta. La diferencia, como salta a los ojos, tenía que encontrarse en los autores./218/ De hecho se remonta a ella la distinción escolástica entre objeto "mental", "intencional" o "inmanente", por un lado, y objeto "real", por otro. Sin embargo, desde un primer aprehender una distinción de conciencia hasta fijarla justamente en sentido fenomenológicamente puro y hacerla valer correctamente, hay un gran paso ---y justo este paso, decisivo para una fenomenología coherente y fecunda, es el no dado. Lo decisivo está ante todo en la descripción absolutamente fiel de lo que se tiene realmente delante en la pureza fenomenológica y en mantener alejadas todas las interpretaciones que trasciendan de lo dado. Los nombres empleados delatan aquí ya interpretaciones, y con frecuencia muy falsas. Tales se delatan aquí en expresiones como objeto "mental", "inmanente" y resultan por lo menos favorecidas por la expresión objeto "intencional".