I1 (90) - Hua III/1 207

Es liegt gar zu nahe zu sagen: Im Erlebnis gegeben sei die Intention mit ihrem intentionalen Objekt, das als solches ihr unabtrennbar zugehöre, also ihr selbst reell einwohne. Es sei und bleibe ja ihr vermeintes, vorstelliges u. dgl., ob das entsprechende 30"wirkliche Objekt" eben in der Wirklichkeit sei oder nicht sei, inzwischen vernichtet worden sei usw.

Versuchen wir aber in dieser Art wirkliches Objekt (im Falle der äußeren Wahrnehmung das wahrgenommene Ding der Natur) und intentionales Objekt zu trennen, letzteres als "immanentes" 35der Wahrnehmung, dem Erlebnis reell einzulegen, so geraten wir in die Schwierigkeit, daß nun zwei Realitäten einander gegenüberstehen sollen, während doch nur eine vorfindlich und möglich ist. Das Ding, das Naturobjekt nehme ich wahr, den Baum dort im Garten; das und nichts anderes ist das wirkliche Objekt [208]der wahrnehmenden "Intention". Ein zweiter immanenter Baum oder auch ein "inneres Bild" des wirklichen, dort draußen vor mir stehenden Baumes ist doch in keiner Weise gegeben, und dergleichen hypothetisch zu supponieren, führt nur auf Widersinn.

I1 (90) 218 - Hua III/1 207

No hay cosa más fácil que decir: dada en la vivencia está la intención con su objeto intencional, que en cuanto tal le pertenece inseparablemente, o sea, es un ingrediente de ella misma, es y sigue siendo puramente mentado o representado, etc., lo mismo si el correspondiente "objeto real" existe de veras en la realidad o no existe, ha sido aniquilado entretanto, etcétera.

Pero si intentamos separar en esta forma el objeto real (en el caso de la percepción externa, la cosa percibida de la naturaleza) y el objeto intencional, e introducir como ingrediente en la vivencia este último, en cuanto "inmanente" a la percepción, caemos en la dificultad de hallarse ahora frente a frente dos realidades, en sentido estricto, mientras que, sin embargo, sólo con una nos encontramos y sólo una es posible. La cosa, el objeto natural, eso es lo que percibo, el árbol que está ahí en el jardín; éste y no otro es el objeto real [208]de la "intención" perceptiva. Un segundo árbol inmanente, o bien una "imagen interna" del árbol real que está ahí fuera ante mí, no se da en modo alguno, y suponer hipotéticamente una cosa semejante sólo conduce a un contrasentido.