I2 (15a) - Hua IV 34

a) Die phänomenologische Analyse der Dinggegebenheit als 15Weg zur Bestimmung des Wesens "materielles Ding".

Betrachten wir also das Ding selbst, so gilt es, wenn wir das Wesen Ding erfassen und begrifflich bestimmen wollen, uns nicht an die vagen Reden und überkommenen philosophischen Vormeinungen zu halten, sondern aus der klaren Gegebenheit selbst 20zu schöpfen. Wir haben also exemplarisch auf das Bewußtsein zurückzugehen, in dem uns Dinge originär und so vollkommen gegeben sind, daß uns für die Erfassung der allgemeinen Wesensform, die derartigen Gegenständen die apriorische Regel vorschreibt, nichts fehlen kann. Sich Dinge in dieser Art exemplarisch 25zur Gegebenheit bringen, das heißt nicht nur, überhaupt sie wahrnehmen oder sich in ein Wahrnehmen klar hineinphantasieren. Das genügt nicht. Es genügt nicht, diesen Tisch zu sehen und einen wahrnehmenden Blick darauf zu werfen, oder auch mehrere Wahrnehmungen von dem Tisch zusammen zu nehmen, 30dazu noch Wahrnehmungen anderer Dinge. Vielmehr ist es notwendig, wahrnehmend, erfahrend, dem wahrnehmungsmäßig Vermeinten "nachzugehen", sei es wirklich erfahrend oder phantasierend. Es gilt, sich kontinuierlich zusammenhängende Wahrnehmungsreihen zu vergegenwärtigen (ev. frei zu fingieren), 35in denen der wahrgenommene Gegenstand ein und derselbe ist und dabei im Fortgang der Wahrnehmungen immer vollkommener zeigt, was in ihm liegt, was zu seinem Wesen gehört[Fussnote: 1) Vgl. S. 90f.].

[35]Im Noema des Wahrnehmens, d.h. dem Wahrgenommenen, phänomenologisch genau so charakterisiert genommen, wie es darin intentionales Objekt ist, liegt eine bestimmte Anweisung zu allen weiteren Erfahrungen des betreffenden Gegenstandes 5beschlossen. Im Wahrnehmen ist nun dieser Tisch gegeben, aber in jeweils bestimmter Weise gegeben. Das Wahrnehmen hat seinen Wahrnehmungssinn, sein Vermeintes, wie es gerade Vermeintes ist, und in diesem Sinn liegen Anweisungen, liegen unerfüllte Vordeutungen und Zurückdeutungen, denen wir 10nur zu folgen haben. Das Tisch-Erscheinende ist Tisch-Erscheinendes von der Vorderseite mit einer Vorderseitenfarbe, -gestalt usw. Es liegt im Sinn dieses Vermeinten, daß das Gestaltvermeinte, Farbenvermeinte auf neue und neue Gestalterscheinungen, Farbenerscheinungen in einem bestimmten Progressus weiterweist,15 wodurch nicht nur das schon wirklich Erscheinende zu besserer Erscheinung kommt, sondern die nicht erscheinenden Seiten (aber doch mehr oder minder unbestimmt mitvermeinten Seiten) zu ausweisender Gegebenheit kommen. Vorgezeichnet sind dabei im voraus alle die verschiedenen Bestimmungsrichtungen,20 die im Dingvermeinten als solchen liegen, und das für jeden der zugehörigen motivierten möglichen Wahrnehmungsverläufe, denen ich mich in frei gestaltender Phantasie hingeben kann und hingeben muß, wenn ich nun den Sinn der betreffenden Bestimmtheitsweisen und damit den Gehalt des 25Dingwesens zur Klarheit bringen will. Nur wenn man das Dingnoema, sozusagen die Dingmeinung, indem man sie nach allen Richtungen zu entfaltender Gegebenheit bringt, selbst befragt und von ihr sich im Vollzug ihrer Anweisungen Antwort geben läßt, gewinnt man die Wesenskomponenten der Dinglichkeit 30wirklich und die notwendigen Wesensverflechtungen, ohne die Dingvermeintes überhaupt nicht gedacht werden kann.

I2 (15a) 64 - Hua IV 34

a) El análisis fenomenológico de la dación de cosas como vía para la determinación de la esencia "cosa material"

Si consideramos, pues, la cosa misma, entonces es preciso, si queremos captar y determinar conceptualmente la esencia cosa, que no nos atengamos a las expresiones vagas y a las opiniones filosóficas preconcebidas que heredamos, sino que la saquemos de la clara dación misma. Tenemos, pues, que volver ejemplarmente a la conciencia en que se nos dan cosas originariamente y de modo tan perfecto que no pueda faltarnos nada para la captación de la forma esencial general que prescribe la regla apriórica a los objetos de esa índole. Que de tal suerte las cosas sean llevadas ejemplarmente a la dación, no significa solamente percibirlas o ponerse a fantasear claramente en un percibir. Eso no basta. No basta con ver esta mesa y echar sobre ella una mirada perceptiva, y tampoco tomar juntas varias percepciones de la mesa y luego, además, percepciones de otras cosas. Más bien es necesario "perseguir" lo perceptivamente presunto, percibiéndolo, experimentándolo, sea experimentándolo realmente o fantaseándolo. Es preciso representarse series de percepciones continuamente conexas (eventualmente, fingirlas libremente) en las cuales el objeto percibido sea uno y el mismo, y muestre así, en la marcha de las percepciones, de modo cada vez más perfecto lo que yace en él, lo que pertenece a su esencia.[Nota al pie: c Cfr. p. 90 s.]

[35]En el nóema del percibir, esto es, en lo percibido, tomado fenomenológicamente caracterizado con exactitud tal como es ahí objeto intencional, yace encerrado un señalamiento determinado a todas las demás experiencias del objeto de que se /65/trata. En el percibir está ahora dada esta mesa, pero está dada cada vez de determinada manera. El percibir tiene su sentido perceptivo, su algo presunto tal como es presunto, y en este sentido yacen señalamientos, yacen indicaciones anticipadoras y restrospectivas no cumplidas que sólo tenemos que seguir. La mesa-aparente es mesa-aparente por el lado de delante con un color del lado de delante, una figura del lado de delante, etc. En el sentido de este algo presunto yace que la figura-presunta, o el color-presunto, vuelva a remitir a apariciones de figura o apariciones de color cada vez nuevas en un progreso determinado, a través del cual no solamente viene a mejor aparición lo ya realmente aparente, sino que los lados no aparentes (pero lados ciertamente co-presuntos de una manera más o menos indeterminada) vienen a la dación acreditante. En ello están de antemano delineadas todas las diferentes direcciones de determinación que yacen en la cosa-presunta como tal, y esto para cada uno de los inherentes cursos perceptivos posibles motivados, a los cuales, en fantasía libremente figurativa, puedo abandonarme, y a los cuales tengo que abandonarme si quiero ahora traer a claridad el sentido de las maneras de determinación respectivas, y con ello el contenido de la esencia de la cosa. Solamente cuando se consulta el nóema de cosa mismo, la mención misma de cosa, por así decirlo, llevándola a la dación que la despliega en todas direcciones, y se deja que la respuesta la dé esta mención de cosa en la ejecución de sus señalamientos, se alcanzan realmente los componentes esenciales de la cosidad y los entrelazamientos esenciales necesarios sin los cuales la cosa-presunta no puede en general ser pensada.