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Anomalien als solche können also nur in der Form auftreten, daß die normale Welt konstitutiv erhalten, nämlich erfahren bleibt, durch die übrigen Wahrnehmungsorgane nämlich, die, selbst wechselseitig für einander als solche Organe fungierend, in normaler Erfahrbarkeit bestehen 15bleiben; andererseits das anomale Glied und die Kausation, die es verändert hat, gehört mit zur normal gegebenen Welt vermöge dieser Sinne, es verliert aber mit seiner normalen Gestalt seine normale psychophysische Konditionalität, es tritt dafür eine neue ein. Alle Dinge erscheinen, durch diese Glieder wahrgenommen,20 in anderen, nicht normalen Aspekten. Das "verletzte", erkrankte Organ bedingt in seinem Funktionieren in der Wahrnehmung geänderte Erscheinungen von den Dingen. Oder vielmehr: die Dinge sind nicht so, wie sie dabei erscheinen, sie erscheinen ev. wie geänderte Dinge normalerweise erscheinen würden,25 aber das ist bloß Schein: er ist eine geregelte psychophysisch-konditionale Folge der Erkrankung des Organs. Was gewinnt also die Welt vermöge solcher Erfahrungen? Die materielle Welt bleibt erfahrene Welt. Sie gibt sich so, wie sie ist, bei normaler Leiblichkeit, bei anomaler Leiblichkeit dagegen 30in anomalen Erscheinungen (das sind aber normale Sinnendinge oder, deutlicher gesagt, Phantome). So ist es also, wenn das erfahrende Subjekt innerhalb des durchgehaltenen Systems normaler oder, was dasselbe ist, kontinuierlich die Welt konstituierender Erfahrungen ein abnormes Leibesglied findet und dabei 35seine "Untauglichkeit", "Unbrauchbarkeit" oder geminderte Brauchbarkeit für "rechtmäßige" Erfahrungsfunktionen vorfindet, bzw. eine eigene anomale Sorte von psychophysischen Konditionalitäten darin erfährt. Es kann dann auch erfahren das "Wiedergesundwerden", das vorübergehende Anomalsein [73](wie bei einem starken Stoß) usw. Ist die Funktion des Organs gestört, bzw. dann es selbst anomal verändert, sagen wir "pathologisch", ohne daß das Subjekt etwas davon weiß, so wird es bei der "Erfahrung mittels dieses Organs" natürlich geänderte 5Dinglichkeiten erfahren, wenn die neuen Empfindungsdaten als Sinnendinge ganz analog wie normal motivierte auffaßbar sind und demgemäß aufgefaßt werden. Die gesunden Sinnesorgane geben dann widersprechende "Aussagen". Die Sinne streiten miteinander: dann wird der Streit dadurch entschieden werden 10können, daß eben nachträglich ein Glied als anomal ausgeschieden werden muß; alle übrigen Sinne zusammen geben eine einstimmig sich fortsetzende Welt, während der ausgeschiedene Sinn mit dem Gang der früheren Erfahrung nicht zusammenstimmt, eine allgemeine und unmotivierte Weltänderung fordert, die bei 15den übrigen Sinnesaussagen, wenn sie als normal gelten, vermieden bleibt. Natürlich kann es dabei auch völlige Unentschiedenheit geben, es ist möglich, daß kein Erfahrungsvorzug für eine Seite spricht (N.B. solange wir das erfahrende Subjekt als solipsistisches nehmen).
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Las anomalías como tales solamente pueden presentarse, por lo tanto, en la forma según la cual el mundo normal permanece constitutivamente conservado, esto es, experimentado, mediante los órganos perceptivos restantes, los cuales, pues, funcionando ellos mismos como tales órganos recíprocamente unos para otros, quedan en pie con una experimentabilidad normal; por otro lado, el miembro anómalo y la causación que lo ha alterado pertenecen al mundo normalmente dado gracias a estos sentidos, pero el miembro pierde, con su figura normal, su condicionalidad psicofísica normal, por lo cual se introduce una nueva. Percibidas por estos miembros, todas las cosas aparecen en aspectos distintos, no normales. El órgano "herido", enfermo, al funcionar en la percepción, condiciona apariciones cambiadas de las cosas. O más bien: las cosas no son tal como aparecen ahí; eventualmente aparecen como las cosas cambiadas aparecerían normalmente, pero esto es mera ilusión: es una consecuencia psicofísica-condicional regulada de la enfermedad del órgano. ¿Qué gana el mundo, pues, gracias a tales experiencias? El mundo material sigue siendo mundo experimentado. Se da tal como es cuando la corporalidad es normal; en cambio, cuando la corporalidad es anómala se da en apariciones anómalas (éstas son, empero,/105/ cosas normales de los sentidos o, dicho con más claridad, fantasmas normales). Así ocurre, pues, cuando el sujeto experimentante en el interior del sistema firmemente mantenido de las experiencias normales o, lo que es lo mismo, de las experiencias continuamente constituyentes del mundo, descubre un miembro corporal anormal y con ello su "inhabilidad", su "inutilidad" o utilidad disminuida para las "legítimas" funciones de la experiencia, o experimenta en ello una propia clase anómala de condicionalidades psicofísicas. Luego también puede experimentar el "volver a sanar", el ser transitoriamente anormal [73](como en el caso de un fuerte golpe), etc. Si la función del órgano está deteriorada, o él mismo está anómalamente alterado, digamos "patológicamente", sin que el sujeto sepa nada al respecto, entonces, naturalmente, en la "experiencia por medio de este órgano" experimentará cosidades alteradas si los nuevos datos de sensación son aprehensibles como cosas de los sentidos de modo enteramente análogo a los motivados normalmente, y son aprehendidos conforme a ello. Los órganos sensoriales sanos dan entonces "declaraciones" contradictorias. Los sentidos pugnan unos con otros: entonces la pugna puede venir a decidirse porque, justamente después, un miembro tenga que ser eliminado como anómalo; todos los sentidos restantes juntos dan un mundo que prosigue concordantemente, mientras que el sentido eliminado no concuerda con la marcha de la experiencia anterior, reclama un cambio general e inmotivado del mundo, que ante las restantes declaraciones de los sentidos, si valen como normales, queda eludido. Naturalmente, ahí también puede haber una completa indecisión; es posible que ninguna ventaja experimental hable a favor de ninguno de los lados (nota bene: en la medida en que tomemos al sujeto experimentante como solipsista).