I2 (18c) - Hua IV 67

Nehmen wir zunächst den Fall an, daß nur ein Sinn 5versagt, daß ein Sinnesorgan in anomale Bedingungen hineingerät. Die anderen Sinne fungieren normal. Wir haben unter Ausschaltung des versagenden Sinnes eine einstimmig durchgehaltene Weltauffassung und bis zum Augenblick des Versagens auch für jenen Sinn.

10Das betreffende Sinnesorgan ist für die anderen, normal fungierenden, erfahrbar, und erfahrbar sind auch die besonderen, dinglich kausalen Umstände, unter denen es steht. Ich sehe etwa, wie meine Hand verbrannt wird oder ich sehe, daß meine Hand angeschwollen ist etc. Dazu treten ev. 15anomale Empfindungen im Empfindungsfeld des betreffenden Organs, also auf Seiten der aesthesiologischen Leiblichkeit, auf; die veränderten Gegebenheiten des Tastfeldes werden zwar noch erscheinungsmäßig apperzipiert, aber eben anomal, im Gegensatz zu den einstimmigen 20Erscheinungen der normal funktionierenden Sinnlichkeit, in denen dieselben Dinge gegeben sind mit Beziehung auf die ebenfalls einstimmig und normal erscheinenden Leibesteile und den ganzen Leib. Die Änderung des betreffenden Sinnesorganes bedingt in Beziehung darauf eine Gruppe anomaler Dinggegebenheiten.25 Ich erfahre dabei: es ist dasselbe Ding, das mit der kranken Hand modifiziert gegeben ist, mit der gesunden normal. Die Übereinstimmung ist nicht ganz aufgehoben; ein Ähnliches erscheint, nur anders "gefärbt" für die so aussehende, so durch die anderen Sinne gegebene Hand. Kurz, für so geänderte Sinnesorgane30 erscheinen alle Dinge in ihrer Weise, und diese modifizierte Gegebenheit weist auf die normale zurück. Auch im Bereich der subjektiven Wahrnehmungsbedingungen ergibt sich also ein "Optimum" des Erscheinens (das sich ev. --- bei Gesundung eines ursprünglich erkrankten Organs oder bei Benützung35 künstlicher Hilfsmittel --- auch erst nachträglich im Gegensatz zu der früheren "normalen" Wahrnehmung herausstellen kann).

I2 (18c) 99 - Hua IV 67

Pongamos primero el caso en que solamente un sentido falla, en que un órgano sensorial cae en condiciones anómalas. Los otros sentidos funcionan normalmente. Con la desconexión del sentido que falla, tenemos una aprehensión del mundo concordantemente sostenida y, hasta el momento del fallo, también para aquel sentido.

Para los otros, para los que funcionan normalmente, el órgano sensorial afectado es experimentable, y también son experimentables las circunstancias particulares, cósicas causales, bajo las cuales se encuentra. Veo, por ejemplo, cómo se quema mi mano, o veo que mi mano está hinchada, etc. Además, eventualmente se presentan sensaciones anómalas en el campo de sensaciones del órgano afectado, o sea, del lado de la corporalidad estesiológica; las daciones alteradas del campo táctil son ciertamente apercibidas todavía de modo aparicional, pero precisamente de modo anómalo, en oposición a las apariciones concordantes de la sensibilidad que funciona normalmente, en las cuales las mismas cosas están dadas con referencia a las partes del cuerpo que son en todo caso concordantes y aparecen normalmente y al cuerpo entero. La alteración del órgano sensorial afectado condiciona, en referencia a ello, un grupo de daciones de cosa anómalas. Entonces experimento: es la misma cosa, que con la mano enferma está dada de manera modificada, con la sana de manera normal. La conformidad no es enteramente suprimida; aparece algo similar, sólo que "teñido" de otro modo para la mano que tiene tal o cual aspecto, que está dada así o asá mediante los otros sentidos. En suma, para los órganos sensoriales alterados así o asá aparecen todas las cosas a su manera, y esta dación modificada remite a la normal. También en el dominio de las condiciones perceptivas subjetivas surge, pues, un aparecer "óptimo" (el cual, eventualmente ---al sanar un órgano primitivamente enfermo o al utilizar recursos artificiales---, puede también ponerse de manifiesto sólo con posterioridad, en la oposición con la percepción "normal" anterior).