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10Es ist nun aber die Frage, ob die Motive für die notwendige Scheidung zwischen subjektiv bedingtem und objektivem Ding, die sich in solipsistischer Erfahrung darbieten, ausreichende sind, bzw. vorhanden sein müssen. Solange wir Fälle nehmen, in denen die Veränderungen der Außenwelt, die uns ein anomales Wahrnehmungsorgan15 vortäuscht, durch das Zeugnis der anderen Organe als "scheinbare" erwiesen werden, ist die Scheidung von "Schein" und Wirklichkeit immer gegeben, wenn auch im Einzelfalle unentschieden bleiben mag, was Schein und was Wirklichkeit ist. Nehmen wir aber einmal an, daß ein Subjekt stets20 nur normale Wahrnehmungen hätte und niemals eine Abwandlung irgend eines seiner Organe erführe, oder aber, daß es eine Abwandlung erführe, bei der nicht die Möglichkeit der Korrektur bestände (Verlust des gesamten Tastfeldes, psychische Erkrankungen, die den gesamten Wahrnehmungstypus verändern),25 dann entfielen die bisher angenommenen Motive für die Scheidung von "Schein" und "Wirklichkeit", und die Stufe der "objektiven Natur" könnte von einem solchen Subjekt nicht erreicht werden. Die Gefahr, daß es unter den angenommenen Bedingungen gar nicht zur Konstitution der objektiven Natur 30kommen könnte, wird aber beseitigt, sobald wir die Abstraktion aufheben, die wir bis jetzt aufrecht erhalten haben, und die Bedingungen in Rechnung ziehen, unter denen die faktische Konstitution steht: daß nämlich das erfahrende Subjekt in Wahrheit kein solipsistisches ist, sondern eines unter35 vielen.
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Plantéase ahora la pregunta de si los motivos para la distinción necesaria entre cosa subjetivamente condicionada y cosa objetiva, que se ofrecen en la experiencia solipsista, son suficientes, o bien si tienen que estar presentes. En tanto que tomamos casos en los cuales las alteraciones del mundo externo, que a nosotros nos simula un órgano perceptivo anómalo, resultan ser "ilusorias" en vista del testimonio de los otros órganos, la /111/distinción entre "ilusión" y realidad está siempre dada, aunque en casos singulares pueda quedar indeciso qué es ilusión y qué es realidad. Pero si por un momento suponemos que un sujeto tuviera siempre solamente percepciones normales y nunca experimentara una variación de ninguno de sus órganos, o que sí experimentara una variación, pero no hubiera para ella la posibilidad de la corrección (pérdida del campo táctil en su totalidad, padecimientos psíquicos que alteran el tipo perceptivo en su totalidad), entonces faltarían los motivos que hasta aquí hemos supuesto para la distinción entre "ilusión" y "realidad", y el nivel de la "naturaleza objetiva" no podría ser alcanzado por tal sujeto. El peligro de que bajo las condiciones supuestas no pudiera llegarse en absoluto a la constitución de la naturaleza objetiva, se aparta, empero, tan pronto como levantamos la abstracción que hasta ahora hemos mantenido en pie, y tomamos en cuenta las condiciones bajo las cuales se encuentra la constitución fáctica: a saber, que en verdad el sujeto experimentante no es solipsista, sino uno entre muchos.