I2 (18f) - Hua IV 81

Jedes Ding meiner Erfahrung gehört zu meiner "Umgebung", und das sagt zunächst, mein Leib ist auch dabei und als Leib. Nicht als ob das in jedem Sinn eine 5Wesensnotwendigkeit wäre. Gerade das lehrt ja das solipsistische Gedankenexperiment. Genau besehen kennt der Solus-ipse keinen objektiven Leib im vollen und eigentlichen Sinn [Fussnote: 1) Vgl. dazu die Abschnitte über Leibkonstitution S. 158ff.], selbst wenn er das Phänomen seines Leibes und die Systeme zugehöriger Erfahrungsmannigfaltigkeiten hätte und sie genau so 10vollkommen hätte wie der soziale Mensch. M.a.W. der Solus-ipse verdient seinen Namen in Wahrheit nicht. Die Abstraktion, die wir als einsichtig berechtigte vollzogen haben, liefert nicht den isolierten Menschen, bzw. die isolierte menschliche Persönlichkeit. Diese Abstraktion bestand ja auch nicht darin, daß 15wir einen Massenmord der Menschen und Tiere unserer Umwelt veranstalteten, das eigene menschliche Subjekt allein verschonend. Das dann als einziges verbleibende Subjekt wäre noch immer Menschensubjekt, d.i. noch immer der intersubjektive Gegenstand, sich selbst immer noch als solches auffassend und setzend.20 Aber das von uns konstruierte Subjekt weiß nichts von einer Menschheitsumgebung, weiß nichts von einer Wirklichkeit oder auch nur der realen Möglichkeit "anderer" im Sinne der Menschheitsauffassung verstehbarer Leiber, weiß also nichts vom eigenen Leib als einem für Andere verstehbaren, nichts davon, 25daß andere Subjekte in dieselbe, den verschiedenen in verschiedener Weise erscheinende Welt hineinsehen können, wobei die Erscheinungen jeweils auf "ihre" Leiber bezogen wären usw.
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Toda cosa de mi experiencia pertenece a mi "entorno", y esto significa ante todo que mi cuerpo también está ahí y en cuanto cuerpo. No como si ello fuera en todo sentido una necesidad esencial. Justamente esto enseña en efecto el experimento de pensamiento solipsista. Mirándolo bien, el solus-ipse no conoce un cuerpo objetivo en el sentido pleno y propio,[Nota al pie: i Al respecto, cfr. las secciones sobre la constitución del cuerpo, p. 158 ss.] aunque tenga el fenómeno de su cuerpo y los sistemas de multiplicidades de la experiencia inherentes, y los tenga exactamente tan perfectos como el hombre social. Con otras palabras, el solus-ipse no es en verdad digno de su nombre. La abstracción que hemos efectuado como intelectivamente justificada, no procura el hombre aislado o la personalidad humana aislada. Esta abstracción no consistía tampoco, en efecto, en la organización de un asesinato en masa/114/ de los hombres y animales de nuestro mundo circundante que sólo respetara al propio sujeto humano. El único sujeto que tras ello quedara sería todavía sujeto-hombre, esto es, sería todavía el objeto intersubjetivo, que seguiría aprehendiéndose y poniéndose a sí mismo como tal. Pero el sujeto construido por nosotros no sabe nada de un entorno de humanidad, no sabe nada de una realidad o siquiera de la posibilidad real "de otros" cuerpos susceptibles de ser comprendidos en el sentido de la aprehensión de humanidad, no sabe nada, por ende, del propio cuerpo como un cuerpo susceptible de ser comprendido por otros, nada acerca de que otros sujetos puedan ponerse a ver el mismo mundo que aparece diferentemente a los diferentes, donde las apariciones estarían referidas en cada caso a "sus" cuerpos, etc.