I2 (18f) - Hua IV 82

Das Ding der Wahrnehmung und Erfahrung ist dem Sinne der Wahrnehmung gemäß von vornherein räumlich-zeitliches:[83] Gestalt und Dauer habend und auch eine Stelle in Raum und Zeit habend. Wir haben dabei zu unterscheiden die erscheinende Gestalt und die Gestalt selbst, die erscheinende Raumgröße, den erscheinenden Ort und Größe und 5Ort selbst. Alles, was wir am Ding erfahren, auch die Gestalt, hat Bezogenheit auf das erfahrende Subjekt. All das erscheint in wechselnden Aspekten, mit deren Wechsel auch die Dinge als sinnlich verändert dastehen. Auch der Zwischenraum zwischen den Dingen und die Zwischenform erscheint durch verschiedene 10Aspekte je nach den subjektiven Umständen. Aber immer und notwendig "erscheint" der eine und selbe Raum als die nicht zu vervielfältigende und nicht zu verändernde Form aller möglichen Dinge. Jedes Subjekt hat seinen "Orientierungsraum", sein "Hier" und sein mögliches "Dort", dieses Dort sich bestimmend 15nach dem Richtungssystem des Rechts-Links, Oben-Unten, Vorn-Hinten. Aber so ist die Grundform aller Identifizierung von intersubjektiven Gegebenheiten sinnlichen Gehalts, daß sie notwendig einem und demselben Ortssystem angehören; und dessen Objektivität bekundet sich darin, daß jedes "Hier" identifizierbar20 ist mit jedem relativen "Dort" hinsichtlich jedes neuen, zu jeder "Fortbewegung" des Subjekts sich ergebenden Hier, dann auch hinsichtlich jedes zu einem anderen Subjekt gehörigen Hier. Das ist eine ideale Notwendigkeit und konstituiert ein objektives Ortssystem, das sich nicht sinnlich sehen 25läßt, aber verstehbar, bzw. in einer höheren Anschauungsart, gegründet auf Ortswechsel und Einfühlung, "erschaubar" ist. So löst sich das Problem der "Anschauungsform" und der räumlichen Anschauung. Sie ist unsinnlich und doch in anderer Hinsicht sinnlich. Sinnlich gegeben ist der primäre Anschauungsraum,30 der noch nicht der Raum selbst ist. Unsinnlich und doch in höherer Stufe anschaulich ist der objektive Raum, der zur Gegebenheit kommt durch Identifikation im Orientierungswechsel, und zwar ausschließlich im freien, den das Subjekt selbst vollzieht. Schon der Orientierungsraum (und damit eo ipso der 35objektive Raum) und alle erscheinenden Raumgestalten lassen eine Idealisierung zu, sind in geometrischer Reinheit zu erfassen und "exakt" zu bestimmen.
I2 (18f) 115 - Hua IV 82

Conforme al sentido de la percepción, la cosa de la percepción y de la experiencia es de antemano [83]espacio-temporal: tiene figura y duración, y tiene también un sitio en el espacio y el tiempo. Tenemos que diferenciar aquí la figura aparente y la figura misma, el tamaño espacial aparente, el lugar aparente, y el tamaño y el lugar mismos. Todo lo que experimentamos en la cosa, incluso la figura, hace referencia al sujeto experimentante. Todo ello aparece en aspectos cambiantes, con cuyo cambio también las cosas están ahí como sensiblemente alteradas. También el espacio intermedio entre las cosas, y la forma intermedia, aparecen mediante aspectos diferentes según las circunstancias subjetivas. Pero siempre y necesariamente "aparece" el espacio uno y mismo como la forma de todas las cosas posibles, no susceptible de ser multiplicada ni de ser alterada. Todo sujeto tiene su "espacio de orientación", su "aquí" y su posible "allí", y este allí se determina según el sistema de direcciones de derecha-izquierda, arriba-abajo, delante-detrás. Pero la forma fundamental de toda identificación de daciones /116/intersubjetivas de contenido sensible es de tal índole que éstas pertenecen necesariamente a uno y el mismo sistema de lugar; y la objetividad de este sistema se manifiesta en que todo "aquí" es identificable con todo "allí" relativo respecto de todo nuevo aquí resultante de toda "locomoción" del sujeto, y luego también respecto de todo aquí perteneciente a otro sujeto. Esta es una posibilidad ideal y constituye un sistema objetivo de lugar, el cual no puede ser visto sensiblemente, pero es comprensible, o "visible" en una especie superior de intuición fundada en el cambio de lugar y la empatía. Se resuelve así el problema de la "forma de la intuición" y de la intuición espacial. Esta no es sensible y, sin embargo, en otro respecto es sensible. Sensiblemente dado está el espacio primario de la intuición, que aún no es el espacio mismo. No sensible, y, sin embargo, intuitivo en un nivel superior, es el espacio objetivo, que viene a darse a través de la identificación en el cambio de orientación, y exclusivamente, por cierto, en el cambio de orientación libre, el que el sujeto mismo ejecuta. Ya el espacio de la orientación (y con él eo ipso el espacio objetivo) y todas las figuras espaciales aparentes, admiten una idealización, pueden ser captados en pureza geométrica y determinados "exactamente".