I2 (22) - Hua IV 100

Doch handelt es sich nicht [mit der Unterschied der Aktualität und Inaktualität: (Q.V.)] um beliebige Möglichkeiten des mit einem Mal Daseins und Auftretens im Aktvollzuge, sondern um eine phänomenologische Wandlung 15der immer vorhandenen reinen Ichbezogenheit; zwar ein Neues erwächst dabei, ein geändertes Phänomen, das da aktuelles Sichrichten des Ich, etwa einen Blick pointierenden Bemerkens auf etwas senden u.dgl. heißt, aber so, daß schon im alten Phänomen, in dem der Inaktualität, eine Ichstruktur vorhanden ist; 20eine Ichstruktur, die es eben gestattet und fordert zu sagen, das Ich im Stadium des spezifischen "Unbewußtseins", der Verborgenheit, sei nicht ein Nichts oder die leere Potentialität der Wandlung der Phänomene in solche der Ich-Aktualität, sondern ein Moment ihrer Struktur. Es haben also die Bilder vom Auftreten25 des Ich, vom aktuellen Sichrichten auf etwas, vom Zurücktreten oder Zurücksinken in die Verborgenheit eine reelle Bedeutung. All das erkennen wir aber in der Reflexion, in der wir eben nicht nur einzelne Hintergrundserlebnisse, sondern auch ganze Strecken des Bewußtseinsstromes, der jeder Ich-Aktualität30 entbehrte, zurückschauend erfassen. Trotz alles Dunkels und aller Verflossenheit, die zum eigenen Charakter solcher Strecken gehört, können wir die bezeichneten allgemeinsten Wesenseigentümlichkeiten einsichtig erfassen.
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No se trata [con la diferencia entre la actualidad y la inactualidad: (Q.V.)], ciertamente, de cualesquiera posibilidades de existir y presentarse repentinamente en la ejecución de los actos, sino de una variación fenomenológica de la referencia pura del yo, la cual siempre existe; por cierto, en esta variación surge algo nuevo, un fenómeno cambiado, que se denomina dirigirse actual del yo, por ejemplo, enviar a algo una mirada que al notarlo lo pone de relieve, y similares, pero de tal suerte que ya en el antiguo fenómeno, en el de la inactualidad, hallamos una estructura del yo; una estructura del yo que precisamente permite y exige decir que el yo en el estadio de la "inconciencia" específica, de la latencia, no es una nada o la vacía potencialidad de la variación de los fenómenos en los de la actualidad-del-yo, sino un momento de su estructura. Las imágenes del presentarse el yo, del dirigirse actual a algo, del retirarse o recaer en la latencia tienen, por tanto, un significado efectivo. Pero todo ello lo conocemos en la reflexión, en la cual precisamente no captamos, al mirar atrás, sólo vivencias de fondo singulares, sino también trechos enteros de la corriente de conciencia desprovistos de toda actualidad-del-yo. Pese a toda la oscuridad y toda la evasividad que pertenecen al carácter propio de tales trechos, podemos captar intelectivamente las más generales peculiaridades esenciales apuntadas.