I2 (27) - Hua IV 110

Das reine Ich ist, um es ausdrücklich zu betonen, ein numerisch einziges in Hinsicht auf "seinen" Bewußtseinsstrom. Setzt 10es in seinem cogito, in seinen Erfahrungen, einen Menschen und in ihm eine menschliche Persönlichkeit, so setzt es ihm zugehörig implizite ein reines Ich mit seinem Bewußtseinsstrom. Nämlich die intentionalen Erlebnisse, die es in der einfühlenden Vergegenwärtigung setzt, fordern ihr reines Ich als Subjekt der Funktion,15 mag dieses auch in der Mensch-Apperzeption zum Kerngehalt einer umfassenden Apperzeption werden. Prinzipiell ist das eingefühlte reine Ich (und damit auch das empirische) ein "anderes"; setze ich also mehrere Menschen, so auch mehrere prinzipiell gesonderte reine Ich und zugehörige Bewußtseinsströme.20 Es gibt soviele reine Ich als es reale Ich gibt, während zugleich diese realen Ich in den reinen Bewußtseinsströmen konstituierte, von den reinen Ich gesetzte oder in motivierten Möglichkeiten zu setzende sind. Jedes reale Ich gehört wie die ganze reale Welt zur "Umgebung", zum "Blickfeld" meines und 25jedes reinen Ich --- wie sich bei näherem Studium der intentionalen Konstitution der objektiven (intersubjektiven) Welt in apriorischer Notwendigkeit herausstellt. Und damit hat, wie schon gesagt, jedes reine Ich, welches die Apperzeption "Ich, der Mensch" vollzieht, sich, das Menschen-Ich, die Persönlichkeit zu 30seinem Umgebungsobjekt. Andererseits findet es sich als reines Ich im Menschen und der Persönlichkeit wieder, sofern diese Gegenstände mit einem Auffassungssinn gesetzt sind, demgemäß das reale Ich das reine Ich einschließt in der Art eines apperzeptiven Kerngehaltes.
I2 (27) 147 - Hua IV 110

El yo puro es, para subrayarlo expresamente, un yo numéricamente único con respecto a "su" corriente de conciencia. Si en su cogito, en sus experiencias, pone a un hombre y en él a una personalidad humana, entonces le pone de modo inherentemente implícito un yo puro con su corriente de conciencia. Es decir, las vivencias intencionales que pone en la representación empatizante, exigen su yo puro como sujeto de la función, como quiera que éste también, en la apercepción-hombre, se vuelve el contenido nuclear de una apercepción global. Por principio, el yo puro empatizado (y con ello también el empírico) es "otro"; por consiguiente, si pongo a varios hombres, entonces también pongo a varios yo puros por principio separados y a sendas corrientes de conciencia. Hay tantos yo puros cuantos yo reales hay, mientras que al mismo tiempo estos yo reales están constituidos en las corrientes de conciencia puras, puestos por los yo puros o susceptibles de ser puestos en posibilidades motivadas. Todo yo real pertenece, como el mundo real entero, al "entorno", al "campo de la mirada" de mi yo puro y de todo yo puro ---como se pone de manifiesto con necesidad apriórica en un estudio más detenido de la constitución intencional del mundo objetivo (intersubjetivo). Y con ello, como ya se dijo, todo yo puro que ejecuta la apercepción "yo, el hombre", se tiene a sí, al yo-hombre, a la personalidad, como objeto de su entorno. Por otro lado, vuelve a encontrarse como yo puro en el hombre y en la personalidad, en tanto que estos objetos están puestos con un sentido aprehensivo conforme al cual el yo real encierra al yo puro a la manera de un contenido nuclear aperceptivo.