I2 (29) - Hua IV 113

Es ist noch näher zu erwägen, was unter dem Verbleiben "des" 25Erlebnisses zu verstehen ist. Ich habe eine bleibende Überzeugung, ich "hege einen Groll", zu verschiedenen Zeiten habe ich verschiedene Grollerlebnisse, bzw. Urteilserlebnisse, aber "der" Groll kehrt nur wieder in die Gegebenheit, er ist ein bleibender Groll (bzw. eine bleibende Überzeugung). Das Urteil des bestimmten30 Inhalts als Erlebnis dauert eine Weile (immanente Dauer), dann ist es unwiederbringlich dahin. Ein neues Erlebnis desselben Inhalts kann später auftreten, nicht dasselbe. Es kann aber auch in der Weise auftreten, daß ich das Bewußtsein habe, es tritt nur wieder die alte Überzeugung auf, die früher 35vollzogen war, jetzt wieder vollzogen ist, aber es ist die eine bleibende Überzeugung, die ich die meine nenne. Die verschiedenen dauernden Erlebnisse, zugehörig zu Dauerstrecken, die innerhalb der phänomenologischen Zeit getrennt sind, haben eine Beziehung zueinander und konstituieren ein dauernd Bleibendes, [114]die Überzeugung, den Groll, der damals, in dem und dem Zeitpunkt aus den und den Motiven entsprang und von da an bleibendes Eigentum des Ich ist, und er ist auch in den Zwischenstrecken der phänomenologischen Dauer, in denen er nicht erlebnimäßig5 konstituiert war. Ebenso verhält es sich mit der Einheit eines Entschlusses, eines Strebens, einer Begeisterung, einer Liebe, eines Hasses usw.
I2 (29) 150 - Hua IV 113

Todavía podemos ponderar con más precisión lo que hay que entender por este permanecer "de la" vivencia. Tengo una convicción permanente, "alimento un rencor"; en diferentes momentos tengo diferentes vivencias de rencor (o vivencias de juicio), sólo que "el" rencor vuelve a darse, es un rencor permanente (o una convicción permanente). El juicio de contenido determinado, en cuanto vivencia, dura un rato (duración inmanente) y luego se pierde irremisiblemente. Más tarde puede presentarse una nueva vivencia del mismo contenido, no la misma. Pero puede presentarse también de manera que tenga yo la conciencia de que sólo se presenta de nuevo la vieja convicción que antes fue ejecutada y ahora es ejecutada de nuevo, pero es la convicción permanente una, la que yo llamo la mía. Las diferentes vivencias duraderas, inherentes a trechos de duración que están separados en el interior del tiempo fenomenológico, tienen una referencia unas a otras y constituyen algo /151/permanente que dura, [114]la convicción, el rencor, que surgió alguna vez, en éste o aquel punto del tiempo, por éstos o aquellos motivos, y es desde entonces propiedad permanente del yo, y está también en los intervalos de la duración fenomenológica en los cuales no fue vivencialmente constituido. Igualmente sucede con la unidad de una resolución, de una aspiración, de un entusiasmo, de un amor, de un odio, etcétera.