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Die Verhaltungsweisen deuten als reale in der materiellen Sphäre auf "reale Umstände" zurück, und nur im Wechselspiel von Verhaltungsweisen5 und Umständen des Verhaltens beurkundet sich im Rahmen originär gebender Erfahrung die substantial-reale Eigenschaft. Genau so bei der Seele als dem sich in den Erlebnissen eines monadischen Zusammenhangs beurkundenden Realen (Erlebnissen, die dabei natürlich eine entsprechende Apperzeption10 erfahren haben). Die Seele (bzw. das seelische Subjekt) verhält sich unter den zugehörigen Umständen und in geregelter Weise. Das ist hier wie überall in analogen Fällen nicht bloß ein objektives Faktum, sondern liegt in den Erfahrungsauffassungen beschlossen, ist daher phänomenologisch aus ihnen 15zu entnehmen. In den mit Beziehung auf die phänomenal zugehörigen Umstände aufgefaßten Verhaltungsweisen bekundet sich, bzw. in originärer Erfahrung beurkundet sich die betreffende seelische Eigenschaft. Auch hier ist die Auffassung der seelischen Erlebnisse als Verhaltungsweisen des Realen eine phänomenologisch20 eigenartige. Die Regel der Zusammengehörigkeit ist im phänomenologischen Denken hinterher erkennbar, weil schon die Erfahrungsart vorliegt. Denn nur aus dem Wesen der Erfahrungsart und nicht induktiv-empirisch ist die Erkenntnis der für so geartete Einheiten der Realität konstitutiven Regelung 25zu gewinnen.
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Las maneras de comportamiento, en cuanto reales en la esfera material, apuntan retrospectivamente a "circunstancias reales", y sólo en el cambio de las maneras de comportamiento y las circunstancias del comportamiento se protomanifiesta/163/ la propiedad sustancial-real en el marco de la experiencia que da originariamente. Así exactamente ocurre con el alma en cuanto realidad que se protomanifiesta en las vivencias de un nexo monádico (vivencias que naturalmente han experimentado ahí una apercepción correspondiente). El alma (o el sujeto anímico) se comporta en las circunstancias pertinentes y de manera regulada. Aquí, como dondequiera en casos análogos, esto no es meramente un factum objetivo, sino que está encerrado en las aprehensiones experimentales, y por tanto hay que tomarlo fenomenológicamente de ellas. En las maneras de comportamiento aprehendidas con referencia a las circunstancias fenomenalmente pertinentes, se manifiesta, o en la experiencia originaria se protomanifiesta, la propiedad anímica de que se trata. También aquí la aprehensión de las vivencias anímicas como maneras de comportamiento de lo real es una aprehensión fenomenológicamente peculiar. La regla de la copertenencia es reconocible en el pensar fenomenológico con posterioridad, puesto que ya está ante nosotros la especie de experiencia. Pues solamente por la esencia de la especie de experiencia y no de un modo empírico-inductivo ha de alcanzarse el conocimiento de la regulación constitutiva para las unidades de la realidad de tal especie.