I2 (30) - Hua IV 121

Die Analogie der seelischen Einheit mit der Einheit des materiellen Dinges (Q.V.) geht so weit, daß wir sagen können, es bestehe zwischen materiellen Eigenschaften, die sich im 35wechselnden physischen Verhalten des Dinges bekunden, und seelischen Eigenschaften, die sich in entsprechenden Erlebnissen als seelischen Verhaltungsweisen bekunden, dem Formalen nach volle Analogie. Seelische Eigenschaften sind also "Einheiten der Bekundung". Zwischen den seelischen Eigenschaften in [122]dem sich hier auswirkenden Sinn steht jede persönliche Eigenschaft, der intellektuelle Charakter des Menschen und die sämtlichen zu ihm gehörigen intellektuellen Dispositionen, der Gemütscharakter, der praktische Charakter, jedwede seiner 5geistigen Fähigkeiten, Fertigkeiten, seine mathematische Begabung, sein logischer Scharfsinn, seine Großherzigkeit, Freundlichkeit, Selbstverleugnung usw.... Auch seine Sinne und die ihm eigenen, für ihn charakteristischen Dispositionen in dem sinnlichen Verhalten, seine Phantasiedispositionen u.dgl. sind 10seelische Eigenschaften. Jede seelische Eigenschaft gemäß diesem exemplarisch belegten Sinn hat Beziehung auf bestimmte zusammengehörige Gruppen von wirklichen und möglichen Erlebnissen, die zu ihr ähnlich stehen, wie jede materielle Eigenschaft zu den wirklichen und möglichen schematischen "Erscheinungen",15 in denen sie sich bekundet, bzw. bekunden würde. Beiderseits ist damit der Weg vorgezeichnet, wie die betreffenden Eigenschaften zu intuitiver Wesens- und Seinsgegebenheit kommen würden, m.a.W. zu ausweisender Intuition und Erfahrung.
I2 (30) 160 - Hua IV 121

La analogía de la unidad anímica con la unidad de la cosa material (Q.V.) llega tan lejos que podemos decir que, en cuanto a lo formal, existe analogía plena entre las propiedades materiales que se manifiestan en el comportamiento físico cambiante de las cosas, y las propiedades anímicas que se manifiestan en vivencias correspondientes como maneras de comportamiento anímicas. Las propiedades anímicas son, por ende, "unidades de manifestación". Entre las propiedades anímicas, en [122]el sentido que aquí es pertinente, está toda propiedad personal, el carácter intelectual del hombre y todas las disposiciones intelectuales pertenecientes a él, el carácter emotivo, el carácter práctico, cada una de sus habilidades y destrezas espirituales, su talento matemático, su sagacidad lógica, su magnanimidad, amabilidad, abnegación, etc.... También son propiedades anímicas sus sentidos y las disposiciones en el comportamiento sensible que le son propias, que son características de él, las disposiciones de su fantasía y similares. Toda propiedad anímica, según este sentido que ilustran los ejemplos, tiene referencia a determinados grupos copertenecientes de vivencias reales y posibles, las cuales /161/guardan respecto de ella una relación semejante a la que guarda toda propiedad material respecto de las "apariciones" esquemáticas reales y posibles en las cuales se manifiesta o se manifestaría. En ambos lados está por tanto delineada la vía por donde las propiedades respectivas vendrían a darse intuitivamente en esencia y ser; con otras palabras, a intuición y experiencia acreditantes.