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Wir bemerken5 auch (Q.V.), daß die Aspekte selbst schon konstituierte Einheiten sind und daß sie, wie es dem Wesen ihrer apperzeptiven Konstitution entspricht, in verschiedener Richtung und auf verschiedener Stufe Einheiten in sich bergen, gewissermaßen implizite mitkonstituieren, die noch vor der erscheinenden 10körperlichen Gestalt liegen und in Beziehung auf sie ebenfalls als Aspekte bezeichnet werden. Halten wir uns an die bloß visuelle Sphäre und die in ihr allein liegenden konstitutiven Einheiten, dann entspricht jeder Augenstellung (um es in objektivem Ausdruck anzudeuten) bei fester Körper- und Kopfhaltung 15ein neuer Aspekt des gesehenen Dinges und speziell seiner Extension. Und ebenso jeder Veränderung der Kopfhaltung, welche die phänomenale Orientierung (insbesondere die nach der "Entfernung") fingiert. Jeder dieser Aspekte und der Ablauf der sich kontinuierlich wandelnden Aspekte ist dabei phänomenologisch20 bezogen auf entsprechende "Umstände", er zeigt sich (wie in neuen reflektiven Richtungen des erfassenden "geistigen Blicks" evident wird) bezogen auf ihm zugehörige Komplexe von Bewegungsempfindungen. Wobei diese Zugehörigkeit selbst etwas bewußtseinsmäßig Konstituiertes und in der Reflexion25 Erfaßbares ist. Das originäre oder jedenfalls vollanschauliche Bewußtsein der Identität der Gestalt im kontinuierlichen Wechsel dieser ihrer Gegebenheitsweisen, die wir hier ihre Aspekte nennen, setzt wesentlich voraus den im Hintergrund der Aufmerksamkeit sich abspielenden kontinuierlichen Ablauf der 30zugehörigen kinaesthetischen Empfindungskomplexe, bzw. der entsprechenden Übergangsphänomene ("Bewegungsphänomene") der Empfindungskomplexe, die z.B. verschieden sind, je nachdem, objektiv gesprochen, die Augen von der Ausgangslage in die oder jene andere Lage übergehen. Dabei ändern sich 35im Bewußtsein der Zugehörigkeit und in apperzeptiv geregelter Weise die auf diese Erscheinungsumstände bezogenen Aspekte (die Erscheinungen in einem gewissen Sinn), und während dieses Ablaufs sehen wir in normaler Einstellung "in" diesen (dabei nicht zu Gegenständen werdenden) Aspekten kontinuierlich das [129]eine und selbe Ding oder, in unserer bisherigen abstraktiven Betrachtung, die eine und selbe Gestalt.
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Observamos también (Q.V.) que los aspectos mismos son ya unidades constituidas y /167/que, como corresponde a la esencia de su constitución aperceptiva, albergan en sí unidades en diferente dirección y en diferente nivel, en cierto modo las co-constituyen implícitamente, unidades que yacen aun antes de la figura corpórea aparente y que en referencia a ella son designadas igualmente como aspectos. Si nos mantenemos en la esfera meramente visual y en las unidades constitutivas que residen únicamente en ella, entonces a cada posición de los ojos (para indicarlo con una expresión objetiva), con el cuerpo y la cabeza en postura fija, le corresponde un nuevo aspecto de la cosa vista y en especial de su extensión. E igualmente respecto de toda alteración de la postura de la cabeza que afecte la orientación fenomenal (en particular la del "alejamiento"). Cada uno de estos aspectos y el transcurso de los aspectos en continua mudanza, está referido fenomenológicamente a "circunstancias" correspondientes; se muestra (como es evidente en nuevas direcciones reflexivas de la "mirada espiritual" captante) referido a complejos inherentes a él de sensaciones de movimiento. Donde esta misma inherencia es algo constituido concientemente y captable en la reflexión. La conciencia originaria o en todo caso plenamente intuitiva de la identidad de la figura en el cambio continuo de estas sus maneras de darse, que nosotros aquí llamamos sus aspectos, presupone esencialmente el transcurso continuo, que ocurre en el fondo de la atención, de los inherentes complejos cinestésicos de sensaciones, o bien de los correspondientes fenómenos de transición ("fenómenos de movimiento") de los complejos de sensaciones, que, por ejemplo, son diferentes según, objetivamente hablando, los ojos transiten desde la posición inicial hacia ésta o hacia aquella otra posición. En ello se alteran, en la conciencia de la inherencia y de manera aperceptivamente regulada, los aspectos referidos a estas circunstancias de aparición (las apariciones en cierto sentido), y durante este transcurso nosotros vemos en actitud normal "en" estos aspectos (que entonces no se convierten en objetos) continuamente la [129]cosa una y misma, o, en la consideración abstractiva que hasta aquí seguimos, la figura una y misma.