I2 (37) - Hua IV 147

Das Auge erscheint nicht visuell, und es ist nicht so, daß an dem visuell erscheinenden Auge dieselben Farben als Empfindungen lokalisiert erscheinen (und zwar visuell lokalisiert seinen verschiedenen visuellen 35Erscheinungsteilen entsprechend), welche in der Auffassung des gesehenen Außendinges dem Gegenstand zugemessen werden, [148]ihm zu-objektiviert werden als Merkmale. Und desgleichen haben wir keine ausgebreitete Augenhaftigkeit derart, daß fortschreitend Auge an Auge entlanggehen und das Phänomen der Doppelempfindung entstehen könnte;(Q.V.) wir können auch nicht das gesehene5 Ding sehen als über das sehende Auge, es kontinuierlich "berührend", hingehend, wie wir mit einem wirklich tastenden Organ, z.B. der Handfläche über den Gegenstand und mit dem Gegenstand über die Handfläche fahren können. Ich sehe mich selbst, meinen Leib, nicht, wie ich mich selbst taste. Das, was 10ich gesehenen Leib nenne, ist nicht gesehenes Sehendes, wie mein Leib als getasteter Leib getastetes Tastendes ist [Fussnote: 1) Natürlich wird man nicht sagen, ich sehe mein Auge im Spiegel; denn mein Auge, das sehende als sehendes, nehme ich nicht wahr; ich sehe etwas, von dem ich indirekt, durch "Einfühlung" urteile, daß es identisch ist mit meinem (etwa durch Tasten sich konstituierenden) Ding Auge, ebenso wie ich das Auge eines Anderen sehe.]. Eine visuelle Erscheinung eines Objektes, das sieht, d.h. in dem die Lichtempfindung angeschaut wird als in ihm seiend, fehlt. Es fehlt also das Analogon zur Tastempfindung, die wirklich mit 15der tastenden Hand erfaßt wird. Die Rolle der Gesichtsempfindungen bei der korrelativen Konstitution von Leib und Außendingen ist also eine andere als die der Tastempfindungen.
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El ojo no aparece visualmente, y no ocurre que en el ojo que aparece visualmente aparezcan localizados como sensaciones (y justamente localizados visualmente en correspondencia con las diferentes partes visuales de su aparición) los mismos colores que en la aprehensión de la cosa externa vista son adscritos al objeto [148]y se vuelven notas para objetivarlo. Y así tampoco tenemos una ocularidad difundida de manera que un ojo pudiera recorrer progresivamente el otro ojo y el fenómeno de la sensación doble pudiera originarse; (Q.V.) tampoco podemos ver la cosa vista como si la pasáramos sobre el ojo que ve, "tocándolo" continuamente, como podemos, con un órgano realmente palpante, por ejemplo la palma de la mano, andar sobre el objeto y con el objeto andar sobre la palma de la mano. No me veo a mí mismo, a mi cuerpo, como me palpo a mí mismo. Lo que llamo cuerpo visto no es algo visto que ve, como mi cuerpo en cuanto cuerpo palpado es algo palpado que palpa.[Nota al pie: c No se dirá, naturalmente, que veo mi ojo en el espejo; pues mi ojo, el que ve en cuanto que ve, no lo percibo; veo algo de lo cual juzgo indirectamente, por "empatía", que es idéntico a la cosa mi ojo (que se constituye, por ejemplo, mediante el tacto), tal como veo el ojo de otro.] Falta una aparición visual de un /188/objeto que ve, esto es, en el que la sensación de luz sea intuida como existente en él. Falta, por ende, la sensación análoga a la sensación de tacto, que es realmente captada con la mano que palpa. El papel de las sensaciones de visión en la constitución correlativa del cuerpo y las cosas externas es, por tanto, distinto del de las sensaciones de tacto.