I2 (41a) - Hua IV 158

jedes Ich hat seinen dinglichen Wahrnehmungsbereich, und notwendig 10nimmt es die Dinge in einer gewissen Orientierung wahr. Die Dinge erscheinen und tun das von der oder jener Seite, und in dieser Erscheinungsweise liegt unaufhebbar beschlossen die Beziehung auf ein Hier und seine Grundrichtungen. Alles räumliche Sein erscheint notwendig so, daß es näher oder 15ferner erscheint, als oben oder unten, als rechts oder links. Das gilt hinsichtlich aller Punkte der erscheinenden Körperlichkeit, die nun in Relation zueinander ihre Unterschiede hinsichtlich dieser Nähe, dieses Oben und Unten usw. haben, als welche hierbei eigenartige, sich wie Dimensionen abstufende 20Erscheinungsqualitäten sind. Der Leib nun hat für sein Ich die einzigartige Auszeichnung, daß er den Nullpunkt all dieser Orientierungen in sich trägt. Einer seiner Raumpunkte, mag es auch kein wirklich gesehener sein, ist immerfort im Modus des letzten zentralen Hier charakterisiert, nämlich in einem 25Hier, das kein anderes außer sich hat, in Beziehung auf welches es ein "Dort" wäre. So besitzen alle Dinge der Umwelt ihre Orientierung zum Leibe, wie denn alle Ausdrücke der Orientierung diese Beziehung mit sich führen. Das "Fern" ist fern von mir, von meinem Leibe, das "Rechts" weist auf meine rechte 30Leibesseite, etwa die rechte Hand zurück etc.
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cada yo tiene su /198/dominio perceptivo cósico, y necesariamente percibe las cosas en cierta orientación. Las cosas aparecen, y lo hacen por este o por aquel lado, y en esta manera de aparición radica insuprimiblemente encerrada la referencia a un aquí y sus direcciones fundamentales. Todo ser espacial aparece necesariamente de tal modo que aparece más cerca o más lejos, como arriba o abajo, como a la derecha o a la izquierda. Ello vale respecto de todos los puntos de la corporeidad aparente, que a su vez tienen, en relación unos con otros, sus diferencias con respecto a esta cercanía, a este arriba y abajo, etc., los que como tales son aquí cualidades de aparición peculiares que se escalonan como dimensiones. Ahora bien, el cuerpo tiene para su yo el distintivo peculiar de que porta en sí el punto cero de todas estas orientaciones. Uno de sus puntos espaciales, que incluso puede no ser un punto realmente visto, está siempre caracterizado en el modo del aquí central último, esto es, un aquí que no tiene ningún otro fuera de sí en referencia al cual él fuera un "allí". Así, todas las cosas del mundo circundante poseen su orientación relativamente al cuerpo, tal como todas las expresiones de la orientación llevan consigo esta referencia. Lo "lejos" es lejos de mí, de mi cuerpo; la "derecha" remite al lado derecho de mi cuerpo, digamos la mano derecha, etc.