I2 (46) - Hua IV 167

Was die Erfahrung von anderen anbelangt, so steht jeder Mensch seinem Leibe nach da im räumlichen Zusammenhang, unter den Dingen, und zu jedem Leib für sich gehört sein gesamtes25 und bestimmt eingefühltes Seelenleben, so daß also, wenn der Leib sich bewegt und an immer neuen und neuen Orten ist, gleichsam auch seine Seele sich mitbewegt: sie ist ja mit dem Leib ständig eins.

Gleichsam bewegt: "Wenn etwas mit einem Beweglichen 30verbunden ist, so ist es mit seiner Bewegung mitbewegt, und ebenso ist das aus beiden gebildete Ganze bewegt" [Fussnote: 1) Aristoteles, De anima A 3.]. Das gilt aber nur, wenn die Verbindung die eines physischen Ganzen ist. Aber die Seele ist nirgends, und ihre Verbindung mit dem Leibe ist nur begründet durch funktionelle Zusammenhänge: 35der Leib ist "Organ" des Subjekts und alle Erscheinungen sind [168]durch die Empfindungszusammenhänge mit der Leiblichkeit bezogen auf diese etc. Das "Irgendwo-sein" des Menschen hat wohl seinen guten Sinn, aber "regelmäßig zugeordnet und damit lokalisiert sein" und "selbst im Raum sein" ist zweierlei. 5Um zwischen mir und einem anderen eine Verkehrsbeziehung herzustellen, um ihm etwas mitzuteilen etc., muß eine leibliche Beziehung, ein leiblicher Konnex durch physische Vorgänge hergestellt sein. Ich muß hingehen und zu ihm sprechen. Raum spielt also eine große Rolle und ebenso Zeit: aber das muß 10immer seinem Sinn und seiner Funktion nach verstanden werden. Daß Leib und Seele eine eigene Erfahrungseinheit bilden und das Seelische vermöge dieser Einheit seine Stelle in Raum und Zeit erhält, darin besteht die rechtmäßige "Naturalisierung" des Bewußtseins.

I2 (46) 208 - Hua IV 167

En lo que concierne a la experiencia de otros, cada hombre, por su cuerpo, se encuentra ahí en el nexo espacial, entre las cosas, y a cada cuerpo por sí le pertenece su vida anímica total y determinadamente empatizada, de tal modo, por tanto, que si el cuerpo se mueve y está siempre en lugares cada vez nuevos, /209/también su alma en cierto modo se comueve: es en efecto, incesantemente, una con el cuerpo.

En cierto modo se mueve: "Cuando algo está enlazado con algo movible, entonces es comovido con su movimiento, e igualmente es movido el todo formado por ambos."[Nota al pie: a Aristóteles, De anima A 3.] Pero ello sólo vale si el enlace es el de un todo físico. Pero el alma no está en ninguna parte, y su enlace con el cuerpo está solamente fundado por nexos funcionales: el cuerpo es "órgano" del sujeto y todas las apariciones están[168] referidas a la corporalidad a través de los nexos de las sensaciones con ésta, etc. El "estar-en-alguna-parte" del hombre tiene por cierto su buen sentido, pero "estar regularmente coordinado y por ello localizado" y "estar ello mismo en el espacio" son dos cosas distintas. Para establecer entre yo y otro una relación de trato, para comunicarle algo, etc., tiene que estar establecida una relación corporal, una conexión corporal a través de procesos físicos. Tengo que ir hacia él y hablarle. El espacio desempeña por ende un gran papel e igualmente el tiempo: pero ello tiene que entenderse siempre de acuerdo con su sentido y su función. Que cuerpo y alma formen una unidad de experiencia propia y gracias a esta unidad lo anímico reciba su sitio en el espacio y el tiempo: en ello consiste la legítima "naturalización" de la conciencia.