I2 (49a) - Hua IV 175

Gehen wir von der Seele aus. Sie ist naturwissenschaftlich nichts für sich, sie ist eine bloße Schicht realer Vorkommnisse 15an Leibern. In der materiellen Natur --- natürlich der objektiv-wahren, hinsichtlich deren die mir und jedem anderen erscheinende Natur (die Dingwelt mit "sekundären" Qualitäten) eben bloße Erscheinung ist --- kommen, so sagen wir alle, in der naturalistischen Einstellung gewisse ausgezeichnete Dinge vor, 20nämlich ausgezeichnet durch eine Schicht realer Beschaffenheiten, die nicht spezifisch physische sind, nicht "materielle", "extensive": die Eigenschaften der Reizbarkeit, bzw. Empfindsamkeit. Die neuen Eigenschaften konstituieren sich in Form der "Lokalisation" und sind ihrem Sinn nach 25abhängig von der physischen Leiblichkeit und durch sie von der physischen Natur überhaupt. Ebenso ist die höhere Schicht, die spezifisch seelische, erfahren in einer Weise, die insofern ähnlich ist der Erfahrung vom Aesthesiologischen, eben als Schicht am Leibesdinge, als sie gewissermaßen30 auch "lokalisiert" ist. Die Seele beseelt den Leib und der beseelte Leib ist ein Naturobjekt innerhalb der Einheit der räumlich-zeitlichen Welt.
I2 (49a) 220 - Hua IV 175

Partamos del alma. Para la ciencia de la naturaleza ella no es nada por sí; es un mero estrato de sucesos reales en los cuerpos. En la naturaleza material ---naturalmente, la objetivamente verdadera, respecto de la cual la que me aparece a mí y a todos los otros (el mundo de cosas con cualidades "secundarias") es precisamente/221/ mera aparición--- figuran, así lo decimos todos, en la actitud naturalista ciertas cosas señaladas, esto es, señaladas por un estrato de contexturas reales que no son específicamente físicas, no son "materiales", "extensivas": las propiedades de la estimulabilidad, de la sensitividad. Las nuevas propiedades se constituyen en la forma de la "localización" y según su sentido son dependientes de la corporalidad física y a través de ella de la naturaleza física en general. Igualmente, el estrato superior, el específicamente anímico, es experimentado de una manera que, en la medida en que también está en cierto modo "localizado", es similar a la experiencia de lo estesiológico, precisamente como estrato en la cosa corporal. El alma anima el cuerpo y el cuerpo animado es un objeto de la naturaleza en el interior de la unidad del mundo espacio-temporal.