I2 (49e) - Hua IV 180

Was das meint, Mensch und menschliche Seele [181]als Natur (das Menschliche möge uns als Repräsentant des Animalischen überhaupt genügen), das halten wir fest fixiert. Wir finden dann keine Schwierigkeiten darin, daß die menschliche Seele unter anderen seelischen Zuständen sozusagen5 ichliche Zustände hat, Vorkommnisse des Typus cogito. Sie werden, wie Seelisches überhaupt, in der naturalistischen Erfahrung dem physisch erscheinenden Leibe bei- bzw. "eingelegt", mit ihm in der bekannten Weise lokalisiert und temporalisiert. Sie gehören in den Verband der realen (substantial-kausalen)10 Natur. Das betrifft mit das in diesen Zuständen lebende empirische Ich. Dieser Mensch dort sieht und hört, vollzieht auf Grund seiner Wahrnehmungen die und die Urteile, die und die Wertungen und Wollungen in vielgestaltigem Wechsel. Daß "in" ihm, diesem Menschen dort, ein "Ich denke" 15auftaucht, das ist ein Naturfaktum, fundiert in dem Leibe und leiblichen Vorkommnissen, bestimmt durch den substantial-kausalen Zusammenhang der Natur, die eben nicht bloße physische Natur ist, während doch die physische die alle sonstige Natur begründende und mitbestimmende ist. Dieser Mensch 20dort verfällt in traumlosen Schlaf oder in Ohnmacht; das hat die und die physischen Gründe. Das "Ich denke" scheidet aus dem Strom seiner seelischen Vorkommnisse aus. Im Verlaufe dieser Erlebnisse, die seine natürlichen Zustände sind, und als solche reale Beziehung haben auf bestimmende reale Umstände, 25bekunden sich Dispositionen, Charaktereigenschaften, Kenntnisse usw., die ihrerseits natürlich-reale "Eigenschaften" des realen Menschen sind, "naturwissenschaftlich-induktiv" zu erforschen analog wie physische Eigenschaften.
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Lo que quiere decir hombre y alma humana [181] en cuanto naturaleza (bástenos lo humano como representante de lo animal en general), lo mantenemos firmemente fijo. No hallamos entonces dificultades en que el alma humana, entre otros estados anímicos, tenga por así decirlo estados yoicos, sucesos del tipo cogito. Como lo anímico en general, en la experiencia naturalista éstos se adjuntan o se "introducen" al cuerpo físicamente aparente, y se localizan y temporalizan con él de la manera conocida. Pertenecen al conglomerado de la naturaleza real (sustancial-causal). Esto concierne al yo empírico que vive en estos estados. Ese hombre de allí ve y oye; sobre la base de sus percepciones, ejecuta tales y cuales juicios, tales y cuales valoraciones y voliciones en cambio multiforme. Que "en" él, en ese hombre de allí, emerge un "yo pienso", es un factum de la naturaleza, fundado en el cuerpo y en los sucesos corporales, determinado por el nexo sustancial-causal de la naturaleza, la /227/cual, precisamente, no es mera naturaleza física, mientras que, ciertamente, la física es fundamentante y codeterminante de toda otra naturaleza. Ese hombre de allí se entrega a un sueño sin sueños o pierde el conocimiento; ello tiene tales y cuales razones físicas. El "yo pienso" se separa de la corriente de sus sucesos anímicos. En el curso de estas vivencias, que son sus estados naturales y que como tales tienen referencia real a circunstancias determinantes reales, se manifiestan disposiciones, rasgos de carácter, conocimientos, etc., que son por su lado "propiedades" naturales-reales del hombre real y pueden ser exploradas "inductiva-científico-naturalmente", análogamente a las propiedades físicas.