I2 (50) - Hua IV 186

Zunächst ist die Welt einem Kerne nach sinnlich erscheinende und als "vorhanden" charakterisierte Welt, in schlichten Erfahrungsanschauungen gegeben und ev. aktuell erfaßt. Auf diese Erfahrungswelt findet das Ich sich in neuen Akten bezogen, 25z.B. in wertenden Akten, in Akten des Gefallens und Mißfallens. In ihnen ist der Gegenstand als werter, als angenehmer, schöner usw. bewußt, und zwar in verschiedener Weise, z.B. in ursprünglicher Gegebenheit, wobei sich auf der Unterlage des bloßen anschaulichen Vorstellens ein Werten aufbaut, das, wenn wir 30es voraussetzen, in der Unmittelbarkeit seiner lebensvollen Motivation die Rolle einer Wert-"Wahrnehmung" (in unserer Rede: Wertnehmung) spielt, in der der Wertcharakter ursprünglich anschaulich selbst gegeben ist. Höre ich den Ton einer Geige, so ist die Gefälligkeit, die Schönheit originär gegeben, 35wenn der Ton mein Gemüt ursprünglich lebendig bewegt, und die Schönheit als solche ist eben im Medium dieses Gefallens ursprünglich gegeben, desgleichen der mittelbare Wert der Geige als solchen Ton erzeugender, sofern wir sie selbst im Anstreichen sehen und anschaulich das Kausalverhältnis, das [187]hier fundierend ist, erfassen. Ebenso ist unmittelbar gegeben und ursprünglich die Schönheit ihres äußeren Baues, ihre elegante Form, wobei die das Gefallen motivierenden Einzelheiten und Verbundenheiten in der Einheit der konstituierenden Anschauung5 wirklich hervortreten und ihre motivierende Kraft üben.
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El mundo es ante todo, en cuanto a un núcleo, mundo sensiblemente aparente y caracterizado como "ahí delante", dado en simples intuiciones de experiencia y eventualmente captado actualmente. A este mundo de experiencia el yo se halla referido en actos nuevos, por ejemplo, en actos valorativos, en actos de agrado y desagrado. En ellos el objeto es conciente como valioso, como agradable, bello, etc., y justo de diferente manera, por ejemplo, en dación primigenia, donde sobre el soporte del representar meramente intuitivo se edifica un valorar, que, si lo presuponemos, desempeña en la inmediatez de su motivación viva el papel de una "percepción"-de-valor (en nuestras palabras: valicepción) en la cual el carácter de valor está dado él mismo de modo primigeniamente intuitivo. Al escuchar el sonido de un violín, está dada originariamente la gracia, la belleza, si el sonido mueve mi emoción de modo primigeniamente vivo, y la belleza como tal está primigeniamente dada precisamente en el medio de este agrado, y así mismo el valor mediato del violín como productor de tal sonido, en tanto que lo vemos a él mismo al ser tocado y captamos intuitivamente la relación causal que [187] aquí es fundante. Igualmente, está dada inmediata y primigeniamente la belleza de su factura exterior, su elegante forma, donde las singularidades y enlazamientos que motivan el agrado destacan realmente en la unidad de la intuición constituyente y ejercen su fuerza motivante.