I2 (53) - Hua IV 209

Wir vertieften uns dann in das Wesen des persönlichen Seins als Sein von Personen und für Personen. Wir vollzogen ein Stück aktuellen persönlichen Lebens, oder phantasierten uns voll lebendig in ein solches ein, auch fühlten wir uns in das 15persönliche Leben eines anderen ein, und nun beschrieben wir in einigen Schritten die Korrelation zwischen personalem Subjekt und personaler Umwelt; wir sahen zu, wie Personen in persönliche Beziehungen traten, wie sich personale Verbände als eigentümliche Gegenständlichkeiten höherer Stufe konstituierten,20 wie eine Geisteswelt erwuchs als eine Welt intersubjektiver Gemeinschaft, und wie sich demgegenüber eine Sonderwelt für jedes persönliche Subjekt abhob: wie jedes endlose Mannigfaltigkeiten von Erscheinungen und so überhaupt von ihm ausschließlich zugehörigen Gegenständlichkeiten als die 25seinen vorfindet. Also jeder findet sich, bzw. kann sich jederzeit in passender Blickrichtung finden, als Subjekt, d.i. als Träger einer bloß subjektiven Welt, die prinzipiell für kein anderes Subjekt dieselbe sein kann, oder vielmehr als Träger einer subjektiven Erscheinungsweise von der Welt, oder einer Erscheinung von der Welt, in der eben doch dieselbe Welt wirklich erscheint.
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Nos adentramos luego en la esencia del ser personal como ser de personas y para personas. Ejecutamos un fragmento de vida personal actual, o nos fantaseamos muy vivamente en uno de esos fragmentos, incluso nos empatizamos en la vida personal de algún otro, y entonces describimos en algunos pasos /256/la correlación entre el sujeto personal y el mundo circundante personal. Observamos cómo las personas entraban en relaciones personales, cómo se constituían conglomerados personales como objetividades peculiares de nivel superior, cómo nacía un mundo del espíritu como mundo de la comunidad intersubjetiva, y cómo frente a él se destacaba un mundo particular para cada sujeto personal: cómo cada uno encuentra como suyas multiplicidades sin fin de apariciones, y así en general objetividades exclusivamente inherentes a él. Así pues, cada uno se halla, o, dirigiendo adecuadamente la mirada, puede en todo momento hallarse, como sujeto, esto es, como portador de un mundo meramente subjetivo que por principio no puede ser el mismo para ningún otro sujeto, o más bien como portador de una manera de aparición subjetiva del mundo, o una aparición del mundo, en la cual, sin embargo, precisamente aparece realmente el mismo mundo.