I2 (53) - Hua IV 211

Was nun die Einstellung, deren Korrelat die Natur (die Realitätenwelt in der objektiven Zeiträumlichkeit und der die in ihr 15auftretenden Veränderungen beherrschenden Kausalität) ist, anbelangt, so brauchen wir uns nur an sie zu erinnern, wir haben sie gründlich genug studiert. Erfahren ist hier zu unterst die materielle (physische) Natur, und darin fundiert ist die Erfahrung von leiblichem und seelischem Sein. Das Aesthesiologische20 und Seelische ist "Annex" [Fussnote: 1) Annex meint: geregeltes Koexistieren, und die Regelung der Veränderung ist die "Kausalitat", eine induktive Kausalitat.] des physischen Leibes, in ihm in einem erweiterten Sinne lokalisiert, durch ihn objektive räumliche Stellung und Einordnung in die Zeit der Natur gewinnend. In dieser Art fassen wir also jeden Menschen ev. als "Natur" auf, an seinem Leib seelische Eigenschaften, psychophysisch25 abhängige setzend; und ebenso uns selbst, wenn wir gerade wollen, obschon das seine merklichen Schwierigkeiten hat. Was das für Schwierigkeiten sind, wird von selbst deutlich werden, wenn wir nun zur personalistischen Einstellung und Erfahrung übergehen.
I2 (53) 257 - Hua IV 211

Ahora bien, por lo que atañe a la actitud cuyo correlato es la naturaleza (el mundo de las realidades en la espacio-temporalidad/258/ objetiva y de la causalidad que impera en los cambios que tienen lugar en él), solamente necesitamos recordarla, pues la hemos estudiado con suficiente profundidad. Aquí se experimenta, en lo más bajo, la naturaleza material (física), y fundada en ella está la experiencia del ser corporal y anímico. Lo estesiológico y anímico es "anexo"[Nota al pie: e Anexo significa: coexistir regulado, y la regulación del cambio es la "causalidad", una causalidad inductiva.] del cuerpo físico, localizado en él en un sentido ampliado, alcanzando a través de él puesto espacial objetivo e inserción en el tiempo de la naturaleza. De esta suerte aprehendemos, por ende, a todo hombre eventualmente como "naturaleza", poniendo en su cuerpo propiedades anímicas, psicofísicamente dependientes; e igualmente a nosotros mismos, si eso queremos, aunque ello tiene sus apreciables dificultades. Qué clase de dificultades son éstas, se verá nítidamente por sí mismo cuando pasemos ahora a la actitud y la experiencia personalistas.