I2 (61) - Hua IV 279

Die Geister sind die Subjekte, die Cogitationen vollziehen, welche auf diesem Untergrund (Q.V.) stehen und in umfassendere Zusammenhänge verflochten sind, in denen Motivationen 35im höheren Sinne --- Motivationen von Stellungnahmen durch Stellungnahmen, eigentliche Vernunftmotivationen --- walten. In den Erlebnissen der Unterstufe bekundet sich eine sinnliche "Seele", insofern nämlich sich in ihnen Vorstellungsdispositionen, habituelle[280] Eigenschaften bekunden, die nicht das aufmerkende, erfassende, stellungnehmende Ich selbst (hinsichtlich seiner Stellungnahmen) angehen. Hierher gehört das Gebiet der Assoziationspsychologie. Die sinnliche, niedere Seele5 ist mit dem Subjekt der Stellungnahme eins, beide bilden eine einzige empirische Einheit, von der sich nur die Einheit des personalen Subjekts (des stellungnehmenden Ich) abhebt. Diese Seele ist "meine", sie "gehört" zu meinen Ichsubjekt und ist mit ihm untrennbar eins. Man wird 10wohl sagen müssen, sie gehört zur Person als fundierender Untergrund.
I2 (61) 327 - Hua IV 279

Los espíritus son los sujetos que ejecutan cogitaciones, las cuales se hallan sobre este subsuelo (Q.V.) y están entrelazadas en nexos más abarcantes, en los cuales imperan motivaciones en sentido superior ---motivaciones de tomas de posición por tomas de posición, motivaciones de razón propiamente dichas. En las vivencias del nivel inferior se manifiesta un "alma" sensible, a /328/saber, en la medida en que en ellas se manifiestan disposiciones de representación,[280] propiedades habituales, que no tienen que ver (respecto de sus tomas de posición) con el yo mismo que pone atención, que capta, que toma posición. Aquí se encuentra la región de la psicología de la asociación. El alma sensible, inferior, es una con el sujeto de las tomas de posición; ambos forman una única unidad empírica, sólo que de ella se destaca la unidad del sujeto personal (del yo que toma posición). Esta alma es "mía", ella "pertenece" a mi sujeto-yo y es con él inseparablemente uno. Tendrá que decirse, sin duda, que pertenece a la persona como subsuelo fundante.