IP (3) - Hua II 44

Erst durch eine Reduktion, die wir auch schon 20phänomenologische Reduktion nennen wollen, gewinne ich eine absolute Gegebenheit, die nichts von Transzendenz mehr bietet. Stelle ich Ich und Welt und Icherlebnis als solches in Frage, so ergibt die einfach schauende Reflexion auf das Gegebene in der Apperzeption des betreffenden Erlebnisses,25 auf mein Ich, das Phänomen dieser Apperzeption: das Phänomen etwa "Wahrnehmung aufgefaßt als meine Wahrnehmung". Natürlich kann ich auch dieses Phänomen in natürlicher Betrachtungsweise wieder auf mein Ich beziehen, dies Ich im empirischen Sinne setzend, indem ich wieder sage: ich 30habe dieses Phänomen, es ist das meine. Dann hätte ich, um das reine Phänomen zu gewinnen, wiederum das Ich, ebenso Zeit, Welt in Frage zu stellen und so ein reines Phänomen, die reine cogitatio, herauszustellen. Ich kann aber auch, indem ich wahrnehme, rein schauend auf die Wahrnehmung hinblicken, auf 35sie selbst, wie sie da ist, und die Beziehung auf das Ich unterlassen, oder von ihr abstrahieren: dann ist die schauend so gefaßte und begrenzte Wahrnehmung eine absolute, jeder Transzendenz entbehrende, gegeben als reines Phänomen im Sinne der Phänomenologie.
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Sólo por medio de una reducción ---a la que vamos también a llamar ya reducción fenomenológica--- obtengo un dato absoluto, que ya no ofrece nada de transcendencia. Si pongo en cuestión el yo, el mundo y la vivencia del yo como tal, entonces la reflexión simplemente intuitiva vuelta sobre lo dado en la apercepción de la vivencia de que se trate, sobre mi yo, da el fenómeno de esta apercepción; por ejemplo, el fenómeno "percepción aprehendida como percepción mía". Desde luego que también puedo volver a referir este fenómeno, en el modo natural de consideración, a mi yo poniendo este yo en el sentido empírico, al decir de nuevo: "Yo tengo este fenómeno; es el mío." Para obtener el fenómeno puro, habría entonces de poner otra vez en cuestión el yo e igualmente el tiempo, el mundo; y así, sacar a luz un fenómeno puro: la cogitatio pura. Pero puedo también, mientras percibo, dirigir la mirada, viéndola puramente, a la percepción, a ella misma tal como está ahí, y omitir la referencia al yo o hacer abstracción de ella. Entonces, la percepción visualmente así captada y delimitada es una percepción absoluta, carente de toda transcendencia, dada como fenómeno puro en el sentido de la fenomenología.