IP (5) - Hua II 69

Nehmen wir die bloße Phantasie, also ohne Erinnerungssetzung.20 Eine phantasierte Farbe ist keine Gegebenheit im Sinne einer Empfindungsfarbe. Wir unterscheiden die phantasierte Farbe von einem Erlebnis des Phantasierens dieser Farbe. Das Mir-vorschweben der Farbe (um es roh auszudrücken) ist ein Jetzt, ist eine jetzt seiende cogitatio, die Farbe aber selbst ist 25keine jetzt seiende Farbe, sie ist nicht empfunden. Andrerseits in gewisser Weise gegeben ist sie doch, sie steht mir ja vor Augen. So gut wie die Empfindungsfarbe kann auch sie reduziert werden, durch Ausschluß aller transzendenten Bedeutungen, sie bedeutet mir also nicht Farbe des Papiers, Farbe des Hauses und dgl. Alle 30empirische Existenzsetzung kann suspendiert werden; dann nehme ich sie genau so, wie ich sie "schaue", quasi "erlebe". Ein reeller Teil des Phantasieerlebnisses ist sie aber trotzdem nicht, sie ist nicht gegenwärtige sondern vergegenwärtigte Farbe, sie steht gleichsam vor Augen aber nicht als reelle Gegenwart.35 Aber bei alledem ist sie erschaut und als erschaute ist sie in gewissem Sinne gegeben. Ich setze sie damit nicht als physische oder psychische Existenz, ich setze sie auch nicht als Existenz im Sinne einer echten cogitatio; denn diese ist ein reelles Jetzt, eine Gegebenheit, die mit Evidenz als Jetztgegebenheit [70]charakterisiert ist. Daß die Phantasiefarbe in dem einen und anderen Sinn nicht gegeben ist, besagt doch nicht, daß sie es in keinem Sinne ist. Sie erscheint und erscheint selbst, sie stellt sich selbst dar, sie selbst in ihrer Vergegenwärtigung schauend kann 5ich über sie urteilen, über die sie konstituierenden Momente und deren Zusammenhänge. Natürlich sind auch diese im selben Sinn gegeben und im selben nicht "wirklich" existierend im gesamten Phantasieerlebnis, nicht reell gegenwärtig, nur "vorgestellt".
IP (5) 82 - Hua II 69

Tomemos la mera fantasía (como fantasía sin la posición que lleva consigo el recuerdo). Un color fantaseado no es un dato en el sentido de un color de la sensación. Distinguimos el color fantaseado, de una vivencia de fantasear ese color. El cernirse en mi fantasía el color (para expresarlo toscamente) es un ahora, es una cogitatio ahora existente; pero el color mismo no es un color ahora existente, no es color sentido. Por otra parte, sin embargo, está en cierto modo dado; se alza, desde luego, ante mis ojos. También él, igual que el color de la sensación, puede ser reducido: excluyendo todas las significaciones transcendentes, no significa para mí, pues, color del papel, color de la casa, etc. Puede suspenderse toda posición empírica de existencia; tomo entonces el color exactamente como lo "veo", como lo cuasi "vivo". Pero, a pesar de ello, no es una parte ingrediente de la vivencia de la fantasía; no es color presente, sino color representado; se alza como ante los ojos, pero no como presente genuino. Mas, con todo, es visto, y, como visto, está dado /83/en cierto sentido. No lo pongo, por ello, como una existencia física o psíquica; tampoco lo pongo como existencia en el sentido de una auténtica cogitatio, pues ésta es un ahora ingrediente, un dato que está evidentemente caracterizado como dato ahora. [70]El que el color de la fantasía no esté dado ni en el uno ni en el otro sentido no significa, sin embargo, que no lo esté en ninguno. Aparece, y aparece él mismo; se expone a sí mismo; viéndolo en su hacerse presente, puedo yo juzgar acerca de él, acerca de las partes no-independientes que lo constituyen y del nexo entre ellas. Naturalmente, también ellas están dadas en el mismo sentido, y, en el mismo sentido, no están existiendo "efectivamente" en la vivencia total de fantasía, no están presentes como ingredientes, sino que sólo están "representadas".