PV (3) - Hua I 26

Aber nun (Q.V.) ist zu bemerken, daß das zentrierende ego nicht ein leerer Punkt oder Pol ist, sondern vermöge einer Gesetzmäßigkeit der Genesis mit jedem der von ihm ausstrahlenden Akte 20eine bleibende Bestimmung erfährt. Habe ich mich z.B. in einem Urteilsakt für ein So-sein entschieden, so vergeht dieser flüchtige Akt, aber ich bin nun weiter das Ich, das so entschieden ist, ich finde mich selbst, und bleibend, als das Ich meiner mir bleibenden überzeugungen. So für jede Art Entscheidungen, 25z.B. Wert- und Willensentscheidungen.

So haben wir also das ego nicht als bloßen leeren Pol, sondern jeweils als das stehende und bleibende Ich der verharrenden überzeugungen, der Habitualitäten, in deren Veränderung sich allererst Einheit des personalen Ich und seines30 personalen Charakters konstituiert.

PV (3) 35 - Hua I 26

Pero ahora (Q.V.) hay que notar que el ego centralizador no es un punto o un polo vacío, sino que, en virtud de una legalidad de la génesis, experimenta, con cada uno de los actos que él irradia, una determinación permanente. Si por ejemplo me he decidido en un acto de juicio por un ser-así, este acto fugaz /36/pasa, pero yo soy ahora el yo que está decidido de ese modo; me encuentro a mí mismo, y permanentemente, como el yo de mis convicciones que me son permanentes. Y lo mismo para toda especie de decisiones, por ejemplo decisiones valorativas o volitivas.

De tal manera, tenemos al ego no como mero polo vacío, sino en cada caso como el yo estable y permanente de las convicciones persistentes, de las habitualidades en cuya mudanza, antes que nada, se constituye la unidad del yo personal y de su carácter personal.