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Es ist nicht [44]nötig (Q.V.), hierin weiterzugehen und Erörterungen zu wiederholen, die an anderem Orte gegeben sind[Fußnote: * Im I. Bande meiner Logischen Untersuchungen.]. Es wird wohl genügen, um das Zugeständnis zu gewinnen, daß --- wie große Schwierigkeiten das Verhältnis zwischen fließendem Gelten und objektiver Gültigkeit, zwischen 5Wissenschaft als Kulturerscheinung und Wissenschaft als System gültiger Theorie dem aufklärenden Verständnis bieten mag --- der Unterschied und Gegensatz anerkannt werden müsse. Haben wir aber Wissenschaft als gültige Idee zugestanden, welchen Grund hätten wir noch, ähnliche Unterschiede zwischen historisch Geltendem 10und Gültigem nicht auch sonst mindestens für offen zu halten --mögen wir sie "vernunftkritisch" verstehen können oder nicht? Historie, empirische Geisteswissenschaft überhaupt, kann von sich aus gar nichts darüber ausmachen, nicht in positivem und nicht in negativem Sinn, ob zwischen Religion als Kulturgestaltung und Religion15 als Idee, d. i. als gültiger Religion, ob zwischen Kunst als Kulturgestaltung und gültiger Kunst, ob zwischen historischem und gültigem Recht und schließlich auch zwischen historischer und gültiger Philosophie zu unterscheiden sei; ob oder ob nicht zwischen dem einen und anderen, platonisch gesprochen, das Verhältnis bestehe 20der Idee und ihrer getrübten Erscheinungsform. Und wenn Geistesgestaltungen in Wahrheit unter dem Gesichtspunkt solcher Gegensätze der Gültigkeit betrachtet und beurteilt werden können, so ist die wissenschaftliche Entscheidung über die Gültigkeit selbst und über ihre idealen normativen Prinzipien nichts weniger als Sache der 25empirischen Wissenschaft. Der Mathematiker wird sich ja auch nicht an die Historie wenden, um Belehrung über die Wahrheit mathematischer Theorien zu gewinnen; es wird ihm nicht einfallen, die historische Entwicklung der mathematischen Vorstellungen und Urteile mit der Frage der {326}Wahrheit in Beziehung zu bringen. Wie 30sollte also der Historiker über die Wahrheit der gegebenen philosophischen Systeme und erst recht über die Möglichkeit einer an sich gültigen philosophischen Wissenschaft überhaupt zu entscheiden haben? Und was hätte er je beizubringen, das den Philosophen im Glauben an seine Idee, an die einer wahren Philosophie wankend 35machen könnte? Wer ein bestimmtes System leugnet, nicht minder, wer die ideale Möglichkeit eines philosophischen Systems überhaupt leugnet, muß Gründe beibringen. Historische Tatsachen der Entwicklung,[45] auch allgemeinste der Entwicklungsart von Systemen überhaupt, mögen Gründe, gute Gründe sein. Aber historische Gründe können nur historische Folgen aus sich hergeben. Aus Tatsachen Ideen sei es begründen oder widerlegen wollen ist Widersinn 5 --- ex pumice aquam, wie Kant zitierte.
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No hace falta [44]seguir más (Q.V.) y repetir consideraciones que han sido hechas en otro lugar[Nota al pie: 1 En el tomo I de mis Logische Untersuchungen.]. Bastará lo dicho para que nos sea concedido que ---por grandes que sean las dificultades halladas para aclarar la relación entre validez fluyente y validez objetiva, entre ciencia como manifestación cultural y ciencia como sistema de teoría válida--- sean reconocidas la diferencia y la oposición. Pero si admitimos la ciencia como idea válida, ¿qué razón tendríamos para no aceptar al menos como posibles semejantes diferencias entre lo históricamente válido y lo verdaderamente válido --- independientemente de que podamos comprenderlo o no 'de acuerdo a la crítica de la razón'? La historia, la ciencia empírica del espíritu en general, es incapaz de decidir por sus propios medios, en un sentido o en otro, si es necesario distinguir entre la religión como /53/forma particular de la cultura y la religión como idea, es decir, como religión válida; si hay que distinguir entre el arte como forma de cultura y el arte válido, entre el derecho histórico y el derecho válido; y finalmente si hay que distinguir entre la filosofía en sentido histórico y la filosofía válida; si existe o no entre unos y otros la relación entre la idea, en el sentido platónico de la palabra, y la forma turbia de su aparición. Si las configuraciones del espíritu pueden en verdad ser consideradas y juzgadas desde el punto de vista de tales oposiciones de validez, entonces la decisión científica sobre la validez misma y sobre sus principios normativos ideales es todo menos asunto de la ciencia empírica. El matemático tampoco se volverá hacia la historia para recabar informes sobre la verdad de las teorías matemáticas; no se le ocurrirá relacionar el desarrollo histórico de las representaciones y de los juicios matemáticos con la cuestión de su verdad. ¿Por qué entonces tendrá que decidir el historiador sobre la verdad de los sistemas filosóficos dados y menos aún sobre la posibilidad en general de una ciencia filosófica válida en sí? ¿Qué podría aportar él a la idea de una verdadera filosofía que hiciera vacilar al filósofo en su confianza en la idea? El que niega un sistema determinado está obligado a dar argumentos lo mismo que el que niega la posibilidad de todo sistema filosófico en general. Los hechos históricos del desarrollo[45] y también los más generales sobre el modo de desarrollo de sistemas en general pueden constituir razones, y muy buenas; pero las razones históricas no pueden acarrear por ellas mismas más que consecuencias históricas. Desear o demostrar o refutar ideas en base a hechos es absurdo, ex pumice aquam, como dice la cita de Kant.