PW (H4) - Hua XXV 58

Ihr ideales Ziel [der Weltanschauungsphilosophie] bleibe rein die Weltanschauung, die eben ihrem Wesen nach nicht Wissenschaft ist. Sie darf sich hierin nicht durch jenen Wissenschaftsfanatismus beirren lassen, der in unserer Zeit nur zu sehr verbreitet ist und der alles nicht "wissenschaftlich-exakt"[59] zu demonstrierende als "unwissenschaftlich" abwertet. Wissenschaft ist ein Wert unter anderen, gleichberechtigten Werten. Daß insbesondere der Wert der Weltanschauung auf eigenem Grunde durchaus feststeht, daß sie als Habitus und Leistung der Einzelpersönlichkeit5 zu beurteilen ist, die Wissenschaft aber als kollektive Arbeitsleistung der Forschergenerationen, das haben wir uns oben zur Klarheit gebracht. Und wie beide ihre verschiedenen Quellen des Wertes haben, so ihre verschiedenen Funktionen, ihre verschiedenen Weisen, zu wirken und zu lehren. Die Weltanschauungsphilosophie10 lehrt, wie eben Weisheit lehrt: Persönlichkeit wendet sich an Persönlichkeit. {339}Lehrend darf sich daher im Stile solcher Philosophie an den weiteren Kreis der Öffentlichkeit nur wenden, wer dazu berufen ist durch eine besonders bedeutsame Eigenart und Eigenweisheit oder auch als Diener hoher praktischer --- religiöser, ethischer,15 juristischer u. a. Interessen. Die Wissenschaft aber ist unpersönlich. Ihr Mitarbeiter bedarf nicht der Weisheit, sondern theoretischer Begabung. Was er beiträgt, bereichert einen Schatz ewiger Gültigkeiten, welcher der Menschheit zum Segen gereichen muß. In einem ausnehmend hohen Maße gilt das aber, wie wir oben sahen, 20von der philosophischen Wissenschaft.
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Que su meta ideal [de la filosofía de la cosmovisión] sea, pues, puramente la cosmovisión que justamente, en virtud de su esencia, no es ciencia. Que no se deje inducir a error por ese fanatismo por la ciencia, tan difundido en nuestro tiempo y que tiende a [59]desacreditar como 'no-científico' todo lo que no puede ser demostrado con 'exactitud científica'. La ciencia no es más que un valor entre valores de idénticos derechos. En páginas anteriores dejamos aclarado que el valor de la cosmovisión ha de establecerse con firmeza absoluta en sus propios fundamentos, que ha de ser juzgada como el hábito y la realización de la personalidad individual, pero que la ciencia ha de ser juzgada como la realización colectiva del trabajo de generaciones de investigadores. Y así como las dos actitudes tienen diferentes fuentes de valor, también tienen diferentes funciones, diferentes modos de obrar y de enseñar. La filosofía de la cosmovisión enseña del mismo modo que la sabiduría: la personalidad se dirige a la personalidad. Por lo tanto, sólo aquel que se sienta llamado a ella por una peculiaridad de sabiduría especialmente importante y como servidor de elevados intereses prácticos ---religiosos, éticos, jurídicos--- puede dirigirse como maestro, en el estilo de tal filosofía, al más /70/amplio sector del público. Pero la ciencia es impersonal. Sus colaboradores no necesitan sabiduría sino talento para la teoría. Sus contribuciones enriquecen el tesoro de valideces eternas, tesoro que llegará a constituir la felicidad para la humanidad. Y en gran medida esto mismo puede decirse, como acabamos de verlo, de la ciencia filosófica.