PW (N3) - Hua XXV 20

Die wenigen Psychologen, die, gleich Stumpf, Lipps und sonst ihnen nahestehenden Männern, diesen Mangel der experimentellen Psychologie erkannt (Q.V.), die den im großen Sinne epochemachenden Anstoß Brentanos zu würdigen vermocht haben und sich nun darum 5mühten, dessen Anfänge einer analytisch deskriptiven Durchforschung der intentionalen Erlebnisse fortzuführen, werden entweder von den experimentellen Fanatikern nicht als voll angesehen oder, wenn sie experimentell tätig waren, nur in dieser Hinsicht gewürdigt. Und immer wieder werden sie als Scholastiker bekämpft. Es wird 10künftigen Generationen verwunderlich genug sein, daß die ersten neueren Versuche, das Immanente ernstlich und in der einzig möglichen Weise einer immanenten Analyse, oder wie wir mit besserer Einsicht sagen, einer Wesensanalyse zu erforschen, als Scholastiker gescholten und beiseite geschoben werden konnten. Es geschieht aus 15keinem anderen Grunde, als weil die natürlichen Ausgangspunkte solcher Untersuchungen die sprachüblichen Bezeichnungen von Psychischem sind und dann, im Einleben in ihre Bedeutungen, nach den Phänomenen gefragt wird, auf die sich solche Bezeichnungen zunächst vage und {305}äquivok beziehen. Gewiß, auch der scholastische20 Ontologismus läßt sich von der Sprache leiten (womit ich nicht sage, daß alle scholastische Forschung eine ontologistische war), aber sie verliert sich darin, aus den Wortbedeutungen analytische Urteile zu ziehen, in der Meinung, damit Erkenntnis von Tatsachen gewonnen zu haben. Der phänomenologische Analyst, der aus den Wortbegriffen25 überhaupt keine Urteile zieht, sondern in die Phänomene hineinschaut, welche die Sprache durch die betreffenden Worte anregt, oder in die Phänomene sich vertieft, welche das vollanschauliche Realisieren von Erfahrungsbegriffen, mathematischen Begriffen usw. ausmachen --- soll darum auch als Scholastiker gebrandmarkt 30werden?
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Los pocos psicólogos que, como Stumpf, Lipps y otros afines, reconocieron esa falla de la psicología experimental (Q.V.), fueron capaces de apreciar el impulso dado por Brentano ---impulso de auténtica resonancia--- y por lo mismo se empeñaron en proseguir a fondo la investigación analítico-descriptiva de las vivencias intencionales; sin embargo, los fanáticos del método experimental los acusan de presentar una doctrina incompleta, o bien, en el caso de los que actúan en el dominio experimental, los juzgan exclusivamente desde ese punto de vista. Y siempre se los combate y acusa de escolásticos. Las generaciones venideras no dejarán de extrañarse que al estigmatizar como escolásticos a esos psicólogos, se haya impugnado los primeros esfuerzos modernos para estudiar en serio y de la única manera posible la inmanencia, por medio de un análisis inmanente o, hablando con más precisión, por medio de un análisis de la esencia. Esto ocurrió así sólo porque el punto de partida natural de dichas investigaciones está en las denominaciones usuales para lo psíquico; sólo después de haberse acostumbrado a esas denominaciones, se estudian los fenómenos a que ellas se refieren en primer lugar de una manera vaga y equívoca. Es verdad que el ontologismo escolástico también se deja conducir por el lenguaje (con lo cual no pretendo que toda investigación escolástica sea ontológica), pero se equivoca al sacar juicios analíticos de las significaciones de las palabras, creyendo que con ello ha adquirido el conocimiento de los objetos. Pero el que practica el análisis fenomenológico, que no deduce ningún juicio de los conceptos verbales, sino que observa cuidadosamente los fenómenos/27/ que evoca el lenguaje por medio de las palabras en cuestión, penetrando hasta lo hondo de los fenómenos que constituyen la realización plenamente intuitiva de los conceptos de experiencia, de los conceptos matemáticos, etc., ¿acaso merece también ser tildado por eso de escolástico?