PW (N3) - Hua XXV 22

Die Psychologen meinen, alle ihre psychologische Erkenntnis der 15Erfahrung zu verdanken, also jenen naiven Erinnerungen oder Einfühlungen in Erinnerungen, welche vermöge der methodischen Künste des Experiments Grundlagen für Erfahrungsschlüsse werden sollen. Indessen, die Beschreibung der naiven Erfahrungsgegebenheiten und die mit ihr Hand in Hand gehende immanente Analyse und 20begriffliche Fassung derselben erfolgen mittels eines Fonds von Begriffen, deren wissenschaftlicher Wert für alle weiteren methodischen Schritte entscheidend ist. Sie bleiben, wie einige Besinnung evident macht, bei der ganzen Natur experimenteller Fragestellung und Methode in dem weiteren Verfahren immerfort unberührt und 25gehen somit selbst in die Endergebnisse, also auch in die prätendierten wissenschaftlichen Erfahrungsurteile ein. Ihr wissenschaftlicher Wert kann andererseits nicht von Anfang an da sein, er kann auch {307}nicht aus den noch so gehäuften Erfahrungen der Versuchspersonen und der Versuchsleiter selbst herstammen, er kann durch gar keine 30Erfahrungsfeststellungen logisch gewonnen sein: Und hier ist die Stelle der phänomenologischen Wesensanalyse, die, wie ungewohnt und unsympathisch es dem naturalistischen Psychologen klingen mag, nichts weniger als empirische Analyse ist und sein kann.
PW (N3) 28 - Hua XXV 22

Los psicólogos creen que deben todo su conocimiento psicológico a la experiencia, es decir, a todos los recuerdos ingenuos o a la proyección endopática en los recuerdos que, en virtud de las artes metódicas del experimento, deben convertirse en fundamentos de las conclusiones experimentales. Sin embargo, la descripción de los datos de la experiencia ingenua, el análisis inmanente y la formulación conceptual que acompañan a esos datos, se hacen por /29/medio de un acervo de conceptos cuyo valor científico es decisivo para todo el progreso metódico ulterior. Todos esos conceptos ---basta un poco de reflexión para demostrarlo--- de acuerdo a la naturaleza del planteamiento experimental de la cuestión, permanecen intactos en el proceso ulterior y por consiguiente pasan a los resultados finales y hasta a los pretendidos juicios científicos de experiencia. Por otra parte, el valor científico de dichos conceptos no puede existir desde un comienzo; tampoco puede provenir de la acumulación de experiencias del sujeto y del experimentador mismo; no puede ser lógicamente adquirido a partir de ninguna comprobación de la experiencia. Y aquí está el lugar del análisis fenomenológico de esencia que, aunque parezca extraño e inaceptable al psicólogo naturalista, no es ni remotamente puede ser un análisis empírico.