PW (N3) - Hua XXV 23

Beschreibend verwenden 10wir die Worte Wahrnehmung, Erinnerung, Phantasievorstellung, Aussage usw. Welche Fülle von immanenten Komponenten zeigt solch ein einziges Wort an, Komponenten, die wir dem Beschriebenen es "auffassend" einlegen, ohne sie in ihm analytisch gefunden zu haben. Genügt es, diese Worte im populären Sinn, in dem vagen, 15völlig chaotischen zu gebrauchen, den sie sich, wir wissen nicht wie, in der "Geschichte" des Bewußtseins zugeeignet haben? Und würden wir es auch wissen, was sollte diese Geschichte uns nützen, was sollte sie daran ändern, daß die vagen Begriffe eben vag und vermöge dieses ihnen eigenen Charakters offenbar unwissenschaftlich sind. 20Solange wir keine besseren haben, mögen wir sie gebrauchen, darauf vertrauend, daß für die praktischen Zwecke des Lebens zureichende grobe Unterschiede mit ihnen getroffen seien. Aber hat eine Psychologie Anspruch auf "Exaktheit", welche die ihre Objekte bestimmenden Begriffe ohne wissenschaftliche Fixierung, ohne methodische25 Bearbeitung läßt? Natürlich ebensowenig, als es eine Physik hätte, die mit den Alltagsbegriffen von schwer, warm, Masse usw. sich begnügte. Die moderne Psychologie will nicht mehr Wissenschaft von der "Seele", sondern von den "psychischen Phänomenen" sein. Will sie das, so muß sie diese Phänomene in begrifflicher 30Strenge beschreiben und bestimmen können. Sie muß die nötigen strengen Begriffe sich in methodischer Arbeit zugeeignet haben. Wo ist diese methodische Arbeit in der "exakten" Psychologie vollzogen? Wir suchen danach in der ungeheueren Literatur vergeblich.
PW (N3) 29 - Hua XXV 23

En la descripción empleamos las palabras: percepción, recuerdo, representación imaginativa, enunciado, etc. ¡Qué cantidad de elementos inmanentes encierra cada una de estas palabras, cuántos elementos inmanentes colocamos en el objeto de la descripción al aprehenderlo, sin haberlos encontrado analíticamente! ¿Basta emplear estas palabras en su sentido popular, en su sentido vago y completamente caótico, a que se han adaptado, no se sabe cómo, en la 'historia' de la conciencia? Y aun sabiéndolo ¿en qué forma podría sernos útil esa historia? ¿Cómo podría impedir que los conceptos vagos sean vagos y, en virtud de este carácter que les es propio, inadecuados/30/ para la ciencia? Mientras no tengamos otros mejores, podemos emplearlos confiando que con ellos podrán designarse las diferencias más patentes que interesan para los fines prácticos de la vida. Pero, una psicología que deja sin fijación científica, sin elaboración metódica de los conceptos que determinan sus objetos ¿puede pretender ser 'exacta'? Por cierto que no, como tampoco podría pretenderlo una física que se conformase con los conceptos corrientes de peso, calor, masa, etc. La psicología contemporánea ya no quiere ser la ciencia del 'alma', sino de los fenómenos psíquicos. Si pretende serlo, es menester que pueda describir y determinar dichos fenómenos con rigor conceptual. Es menester que adapte a sí misma, por medio de un trabajo metódico, los conceptos rigurosos necesarios. ¿Dónde se ha realizado esa tarea en la psicología 'exacta'? En vano lo buscamos en su inmensa bibliografía.