¿Es la enseñanza de la lógica moralmente neutral?

Raymundo Morado.

IIFs-UNAM

morado@unam.mx


Resumen
En esta ocasión, abordaremos en especial las siguientes cuestiones:
I.    ¿Es la lógica un instrumento neutral o su uso (y por lo tanto su enseñanza) conlleva una responsabilidad moral?
II.    ¿Qué efectos políticos tiene la enseñanza de la lógica? ¿Es democrática o elitista? ¿Es sexista, patriarcal, burguesa, conservadora, eurocentrista, antropocentrista?
A veces la lógica persigue fines prácticos. Los propósitos cognitivos, estéticos y prácticos a veces coinciden pero cada salón de clases puede tener diferentes propósitos en la enseñanza y uso de la lógica y eso impactará sobre qué tipo de sistemas utilizamos y sobre su aprendizaje y utilización. Aunque, en sí mismas, ni la lógica ni su enseñanza poseen un cariz ético, sí tienen predisposiciones ambas hacia una naturaleza ética positiva. La enseñanza de la lógica, su estudio y su empleo pueden tener visos políticos. Promueven una nobleza del espíritu pero una nobleza no excluyente. La lógica no es para encerrarnos en provincianismos sino para liberarnos de ellos. La lógica no es perder posibilidades y empobrecer la vida, sino tomar en cuenta todas las posibilidades, por extrañas que parezcan y enriquecer nuestra visión y comprensión de la realidad. No es una incapacidad de disfrutar y relacionarse con los demás sino la posibilidad de hacerlo de maneras que no dañen a nadie.


I. ¿Es la lógica un instrumento neutral o su uso (y por lo tanto su enseñanza) conlleva una responsabilidad moral?

La lógica puede ser un fin en si misma en tanto ciencia. Igual que las investigaciones matemáticas, en su gran mayoría no tiene efectos sobre la vida diaria o el bienestar social. Es buscada por la sencilla razón de que es bella o gratificante. El conocimiento lógico es una enorme fuente de placer para ciertas personas. Para ellos, la lógica es un fin en si mismo y normalmente su atractivo es epistémico o estético. Pero a veces la lógica persigue fines prácticos. Estos fines no están necesariamente en  oposición con los otros pero es bueno distinguirlos cuidadosamente pues las decisiones que tomamos para desarrollar la lógica o para enseñarla tienen mucho que ver con los fines que perseguimos en su empleo.
Por ejemplo, hay sistemas lógicos desarrollados en Polonia en los años 20s y 30s del siglo pasado que se caracterizaban por una enorme belleza formal. Podemos admirar la destreza técnica necesaria para reconstruir todo el cálculo  proposicional con solamente una conectiva, una regla de derivación y un axioma. Desgraciadamente, un sistema así, aunque sea matemáticamente muy elegante, es prácticamente inmanejable. Y aunque tenga ventajas metalógicas, no puede ser propuesto sensatamente para nuestros usos cotidianos.
    A mediados de los 60s se desarrollaron técnicas de resolución para el uso de programación lógica difíciles de comprender para los seres humanos. Sin embargo para las computadoras pueden ser mucho más eficientes. Las consideraciones de eficiencia pueden hacernos elegir cálculos de resolución por encima de otros que nosotros juzgamos más elegantes o más claros.
Los propósitos cognitivos, estéticos y prácticos a veces coinciden pero cada salón de clases puede tener diferentes propósitos en la enseñanza y uso de la lógica y eso impactará sobre qué tipo de sistemas utilizamos y sobre su aprendizaje y utilización. Es incluso posible que se utilice un sistema de enseñanza en una clase de lógica de predicados y otro sistema distinto para una clase de metalógica. Esto es similar a lo que ocurre en computación donde a veces preferimos utilizar sistemas hexadecimales o lenguajes de programación ineficientes en el uso de los recursos computacionales pero eficientes para promover una buena documentación del código y un estilo modular de programación.
De esas tres ramas o tipos de intereses, cognitivos, estéticos y prácticos, los dos primeros no tienen tan fuertes implicaciones éticas como el tercero. La ciencia pura y el goce estéticos a menudo se mantienen al margen de consideraciones morales pero los propósitos prácticos (y estos incluyen el uso de nuestros conocimientos o de la belleza) puede tener repercusiones éticas importantes. Podemos utilizar el conocimiento simplemente para generar más conocimiento, sin tener nuestro estudio y uso de la lógica mayores implicaciones prácticas. Pero también podemos utilizar nuestras clases y conocimientos lógicos para ayudar o perjudicar a otras personas.
Una clase puede ser utilizada para ayudar a los alumnos a protegerse de las falacias con que se les trata de engañar. También puede ser utilizada para perpetuar estructuras autoritarias, para humillar a los alumnos, para reforzar nuestro ego magistral, que no magisterial. Y los conocimientos obtenidos pueden ser usados para evitar confundir o para confundir mejor a nuestros oyentes, para iluminar o para esconder el significado de lo que pasa, de lo que hacemos o de lo que decimos. En la medida en que un cuchillo es un buen instrumento se vuelve más capaz de ser usado para hacer el bien y para hacer el mal. Hasta una vacuna puede utilizarse para matar, hasta una sanguijuela puede utilizarse para curar.
La lógica no es en sí misma buena ni mala pues ningún instrumento es en sí mismo tan bueno o tan malo que la imaginación humana no encuentre alguna manera de contravenir su intención original de uso.
Habiendo dicho eso, hay que reconocer que es más difícil usar ciertas cosas para el bien y ciertas cosas para el mal. No imposible, pero sí más difícil. Y por ello enseñamos habilidades lógicas, con la esperanza de que se presten más fácilmente a ayudar a construir una vida buena individual y una vida colectiva mejor. Aunque, en sí mismas, ni la lógica ni su enseñanza poseen un cariz ético, sí tienen predisposiciones ambas hacia una naturaleza ética positiva. Ello puede dar un sentido ético a tratar de reunir más herramientas teóricas para la didáctica de la lógica.
La Filosofía de la Didáctica de la Lógica promueve una mejor didáctica; y una mejor didáctica de la lógica desarrolla en el alumno un mejor manejo lógico de la información. Nuestra esperanza es que un mejor manejo lógico de la información facilite alcanzar una vida buena en el más alto sentido ético de la palabra.
El que un instrumento sea moralmente neutro, como un martillo o una soga, no significa que su uso sea moralmente neutro. Usar una soga para rescatar a un náufrago o para linchar a un inocente son usos aceptables o reprobables aunque la naturaleza moral provenga de las intenciones de la gente, o de las consecuencias de sus actos, o de alguna otra consideración ética. El uso del instrumento puede recibir directa o indirectamente una cualificación moral.
La lógica puede ser usada para entretener, para divertir, incluso para auxiliar a otros. Una persona que sabe lógica puede confundir y engañar a otros sin tener que correr nunca el riesgo de decir alguna falsedad. Lo que no es legítimo es utilizarla para ser cruel. La neutralidad moral del instrumento no disculpa su uso.
Pero el uso que se haga del instrumento no transmite automáticamente la cualificación ética. El que alguien use la lógica para lastimar a otros no nos dice que la lógica sea reprobable; a lo sumo nos advierte que la lógica puede ser peligrosa. La soga no tiene todo el mérito de salvamento ni toda la responsabilidad del linchamiento.
Igual que prevenimos a nuestros alumnos al enseñarles a usar instrumentos peligrosos, una profesora de lógica debe inculcar a los alumnos el conocimiento de los alcances tanto positivos como negativos de la lógica. Los alumnos deben saber que el uso de la lógica es intrínsicamente peligroso y que no todo lo que la lógica puede hacer es algo que se deba hacer.


II. ¿Qué efectos políticos tiene la enseñanza de la lógica? ¿Es democrática o elitista? ¿Es sexista, patriarcal, burguesa, conservadora, eurocentrista, antropocentrista?

Se ha dicho que todo es político a tal grado que la palabra “política” casi pierde por completo contenido. Pero en la noción tradicional del término, la enseñanza de la lógica, su estudio y su empleo pueden tener visos políticos. Ciertamente, tiene repercusiones sociales y afecta la vida de la comunidad. Y además de tener efectos sobre la comunidad, podemos discutir su relación con el poder dentro de la sociedad y las relaciones de poder entre los miembros del grupo.
    Como todo conocimiento, la lógica conlleva cierto poder: nos da capacidad para hacer, decir y pensar cosas que de otra manera estarían fuera de nuestro alcance. “El conocimiento es poder.” Pero, ¿es ese poder un poder político? Es el poder de pensar, hablar y actuar de manera más lógica más racional. Y eso es un poder neutro que puede ser usado con fines político o no. El poder que da la lógica puede ser utilizado en una isla desierta; no es esencialmente político. El que algo pueda ser usado con fines políticos no lo hace ipso facto político.
    Habiendo dicho eso, hay que reconocer que la lógica se presta más para un desarrollo de la argumentación en que no hay más privilegio que el de la inteligencia. La legitimación que otorga utilizar la lógica es menos necesaria en una monarquía absolutista o una dictadura que en un sistema parlamentario o democrático donde se espera que haya un intento de discutir aduciendo razones capaces de convencer a un espectador imparcial. El debate y la discusión propias del ejercicio inferencial y razonado tienen más en común con la democracia que con la tiranía.
Por supuesto, hay tiranos capaces de defender sus ideas y hay demócratas dogmáticos; estamos hablando de tendencias, no de seguridades. Además, es la democracia racional la que es apoyada por el ejercicio lógico, no la democracia de la turba ciega que lo mismo lincha a un inocente que elige tiranos. No es cualquier democracia la que se beneficia del ejercicio lógico sino aquella que es compatible con una aristocracia del espíritu. No una aristocracia de la sangre, sino una meritocracia que debe ser justificada mediante razones y razonamientos.
En ese sentido la lógica es elitista. Apoya a la elite de los mejores razonadores, de los mejores argumentadores, de los más lógicos. La RAE habla de las élites como minorías. Nosotros preferimos hablar de élites como cualquier grupo de excelencia, sin importar cuántos o qué porcentaje la alcancen. Es el mismo sentido en que la medicina es elitista porque favorece la salud. Queremos una élite lo más grande posible. Si pudiera ser, incluso, una élite de la totalidad. Desearíamos que todos estuvieran sanos y todos fueran completamente racionales y absolutamente lógicos.
La enseñanza de la lógica promueve una nobleza del espíritu pero una nobleza no excluyente sino abierta al mayor número posible de personas. La lógica promueve una democracia de la razón no de los números, y una élite de la inteligencia, no de los privilegios.
Conceder que la lógica es un instrumento neutral no significa, por supuesto, que su uso sea neutral. Incluso algo tan aparentemente neutral como es la aritmética básica ha sido usado con fines políticos. Durante la guerra civil española hubo una cartilla antifascista para aprender a sumar donde los ejemplos eran en términos de balas, artillerías y pelotones para matar a los soldados opuestos a la República. Los lógicos recordamos el uso que Ramón Lull quiso hacer de su Ars Magna para defender la verdad de la religión católica. No es asombroso que Georg Cantor haya hablado sobre las aplicaciones teológicas de la matemática de los número transfinitos con personajes de la jerarquía católica. Después de todo, la matemática más básica ha tenido interpretaciones religiosas, desde las doctrinas pitagóricas hasta el sistema binario leibniziano.
Pero los usos políticos o religiosos de la lógica no nos dicen mucho sobre su naturaleza excepto que es lo suficientemente dúctil para poder tener tales usos. Tanto los republicanos como los fascistas pueden aprovechar la aritmética elemental para sus fines. Igualmente, cualquier partido político puede tratar de aprovecharse de las enseñanzas de la lógica.
En el siglo XIX, la lógica en México fue campo de batalla entre los progresistas que propugnaban una lógica del método científico de inspiración Kantiana y Milliana y los conservadores que preferían una lógica neotomista y “espiritualista”. Hasta el presidente de la república se vio envuelto en esta polémica en la que lo que estaba en juego eran dos proyectos educativos diferentes al servicio de dos ideas opuestas de nación.
Cuando se ha identificado a la lógica con un grupo político, la lucha entre sistemas lógicos toma el  cariz de una lucha política. La rebelión contra la lógica escolástica en Descartes, la creación de las lógicas polivalentes, la defensa de la lógica matemática contra la metafísica en Carnap, son luchas entre proyectos sociales. Hoy día vemos a los lógicos que propugnan lógicas libres o paraconsistentes como políticamente más osados que los que preservan el status quo y es algo más que una broma el que, en el Primer Congreso de Lógica  Relevante en Bloomington, Bob Meyer paseara por las calles con carteles de protesta que demandaban “Free logics!”.
Algunas propuestas lógicas han chocado con propuestas políticas. Por ejemplo, los marxistas consideran a menudo como parte indispensable de su pensamiento la aceptación de contradicciones en la realidad. Marxistas y neohegelianos, concluyeron que debían oponerse al principio de no contradicción, y que la lógica correcta era aquella que mejor se adaptara a su ideología. Eso llevó a Marcuse a tachar a la lógica aristotélica de burguesa. Y fue un marxista mexicano, Eli de Gortari (que llegó a estar en prisión por sus ideas), quien escribió el primer libro de lógica dialéctica utilizado en Rusia.
Confundir contradicciones lógicas y sociales provocó un retraso de varias décadas de la lógica en Rusia. La lógica sólo pudo ser desarrollada bajo la guisa de matemáticas. Eso produjo grandes algebristas lógicos como Maksimova, Mintz y Voishvilo, pero retrasó la investigación en teoría de la información y lógica matemática tan útil para el desarrollo de sistemas computacionales, en un claro paralelismo con el daño que causo el lamarquismo a la biología Soviética (porque el darwinismo no era considerado lo suficientemente revolucionario).
Otra acusación ideológica es que se considera a la lógica demasiado inflexible, rígida y sistemática. En un curioso despliegue de sexismo, eso se considera masculino y patriarcal. Se ha llegado al grado de que algunas feministas consideran que el estudio de la lógica no es suficientemente femenino y que es impropio para una mujer ser demasiado lógica.
Me rehúso a llamar masculina o patriarcal a la inteligencia rigurosa, sistemática y precisa. Me rehúso a aceptar que una mujer o matriarcado no pueda o no deba desarrollar matemáticas o lógica.
Se dice que la lógica no permitiría a la mente femenina ser creativa y flexible. Pero ser riguroso no significa ser inflexible, sino todo lo contrario. Hay una rigurosa flexibilidad como lo saben todos los atletas. Buenos ejercicios, practicados rigurosamente, pueden incrementar nuestra flexibilidad. Y los actores saben que nada requiere tanto entrenamiento como la improvisación. De hecho, las actuaciones más creativas de los años cincuenta estaban basadas en lo que en Nueva York se conocía simplemente como el “método”.
Las emociones no son el enemigo de la lógica cuando somos nosotros quienes las tenemos; el enemigo es el descontrol cuando ellas son las que nos poseen. Una persona lógica debe tener más capacidad de interactuar y disfrutar la empatía y la amistad de cualquier manera que no sea destructiva y ciertamente debe ayudar a que entendamos más y no menos a quienes piensan de otra manera. El bárbaro no puede aparentar ser civilizado pero una persona no está civilizada si no puede comprender a los bárbaros.
Y, hablando de barbarie, sería absurdo rechazar las vacunas porque fueron desarrolladas en Europa. Pero no falta quien ha llegado a decir que la lógica “Occidental”  no debe ser utilizada o no corresponde con la mentalidad “Oriental”. Y se ha llegado a decir que es una reivindicación en favor de los oprimidos el que no aprovechen los desarrollos que los europeos han logrado. Es fácil olvidar que la filosofía y la lógica nacen en Asia Menor, no en Inglaterra, que el álgebra y la filosofía son inventos más asiáticos que europeos y que tenemos importantes escuelas de lógica en las tradiciones China e Hindú.
    Llamar pues a la lógica patriarcal o eurocentrista es tan dañino para las mujeres y los pueblos en desarrollo como el prejuicio decimonónico de que niños, mujeres e indígenas eran incapaces de desarrollar música de alta calidad o matemáticas avanzadas y debían quedarse con productos de inferior calidad, más propios de ellos. Esas técnicas de opresión no deben ser ahora disfrazadas de liberación. El rechazo a la lógica no es un instrumento de liberación sino de opresión.
    ¿Será la lógica al menos antroprocentrista? La respuesta es un tajante “No”. Las estructuras lógicas, como las estructuras matemáticas, son capaces de ser interpretadas de maneras que no se limitan a las circunstancias de nuestra vida humana particular. El gran poder de la lógica reside precisamente en que considera todas las combinaciones posibles y no solamente todas las combinaciones imaginables por seres humanos. Solamente la confusión de la posibilidad lógica con la posibilidad sicológica humana puede causar que algunas personas achaquen a nuestras limitaciones mentales lo que son principios de la inteligencia y de la realidad. No es por nuestra educación que afirmar y negar algo no pueda ser verdad. Nuestra educación es lo que nos da una oportunidad de reconocerlo.
La lógica no es para encerrarnos en provincianismos sino para liberarnos de ellos. Debemos luchar contra la caricatura de la inteligencia lógica como una torpeza emocional: la persona que a fuerza de claridad lógica es incapaz de comprender a otros, o que a fuerza de método pierde la creatividad. La lógica no es perder posibilidades y empobrecer la vida, sino tomar en cuenta todas las posibilidades, por extrañas que parezcan y enriquecer nuestra visión y comprensión de la realidad. Lo lógico no es lo desapasionado sino lo apasionado a ojos abiertos, con conciencia de lo que se disfruta. No es una incapacidad de disfrutar y relacionarse con los demás sino la posibilidad de hacerlo de maneras que no dañen a nadie. No hacemos lógica para llevar una vida miserable sino para evitar llevarla.

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