La Enseñanza de la Filosofía

en la Reforma de la EMS

 

Raymundo Morado

morado@unam.mx

 

Nuestra Enseñanza Media Superior enfrenta posibles cambios en la enseñanza de la Filosofía. ¿Vamos a tomar esta situación como una amenaza, como algo que atenta contra nosotros? ¿Podemos encontrar oportunidades en ello, hacer más de lo que hemos hecho hasta ahora y tomar esta coyuntura para que la gente se dé cuenta de qué tanto podemos servir? Necesitamos más información. Afortunadamente, los documentos ya están en línea en el sitio de la Subsecretaria de Educación Media Superior de la SEP.  Analicémoslos.

En primer lugar, está el documento Reforma Integral de la Educación Media Superior: La Creación de un Sistema Nacional de Bachillerato en un marco de diversidad. Septiembre de 2007.  La reforma consiste básicamente en crear un sistema nacional de bachillerato. Hay buenas razones para querer tener algunos criterios comunes que nos ayuden a trabajar juntos. Es importante que esto se propone “en un marco de diversidad”. Se enfatiza repetidamente que no se trata de imponer una receta sino de aceptar muchas posibilidades y maneras diferentes de implementar la Reforma. ¿Por qué los filósofos no proponemos una? Si nos dicen que aceptan la diversidad, ¿por qué no tomarles la palabra, hacer acto de presencia y cumplir parte de nuestra responsabilidad de dar nuestra opinión?

En casi todo el mundo, la enseñanza enfatiza la memorización.  Los filósofos queremos que sea más. Por supuesto, los conocimientos son importantes; hay cosas de filosofía que hay que saber para poder decir que tuvo una buena preparación filosófica. Pero también hay cosas que hay que poder hacer, hay ciertas habilidades que debe uno desarrollar a través de la práctica filosófica. Y, sobre todo, debemos comunicar a nuestros alumnos ciertos valores. Tiene que haber algunas cosas que nos importen, que nos muevan, debemos tener ciertas actitudes, ciertas disposiciones. Los alumnos deben salir de un curso de filosofía con una visión de para qué usar la filosofía y hacia qué metas nos puede acercar.

            Estas ideas no son nuevas. Desde hace mucho hay académicos que insisten en que debemos tener claro los conocimientos que debemos impartir, las habilidades que adquirirán los alumnos y qué actitudes se van a fomentar en el salón de clase y fuera de él. (Y a veces se pide saber qué tanto va a poderse transferir todo esto a otros ámbitos.)

Todo eso ha estado presente en la filosofía desde sus inicios, insistiendo en que se adquieran recursos, competencias o habilidades (o como le queramos llamar), para poder manejar nuestra vida, para poder tener una vida buena, incluyendo la exploración de cuál sea una vida buena para cada uno de nosotros. Eso no nos es ajeno a los filósofos; y si alguien nos dice que hay que cambiar la educación en México y tener competencias, es decir, no mero conocimientos sino también actitudes y habilidades, los filósofos celebramos que por fin se reconozca lo que hemos tratado de hacer durante dos milenios y medio y ofrecemos nuestra ayuda para que no regresemos a una educación meramente memorística, que es tan frustrante para los maestros y para los alumnos.

¿Cuál es la educación mínima que un mexicano debe tener cuando sale de un bachillerato? No es trivial responder a esto porque tenemos cuatro millones de estudiantes y varias docenas de subsistemas (algunos con diversas modalidades). (Ver esquema de la SEP sobre los subsistemas de la EMS en México.) Afortunadamente, la SEP no busca imponer un mismo sistema para 4 millones de alumnos. Se busca variedad, pero con algunos resultados mínimos para todos.

 


  Es importante entender qué no busca la Reforma. En primer lugar, la Reforma no rechaza explícitamente ninguna disciplina, “no pretende eliminar o sustituir los conocimientos disciplinares por una categoría denominada competencia, sino reflexionar en el sentido de los conocimientos para lograr aprendizajes pertinentes que cobren significado en la vida real de los estudiantes.” Pero, ¿no es una Reforma tecnocrática adversa a las humanidades? Según la SEP, no: “No se busca tampoco incluir sólo conocimientos directa y automáticamente relacionados con la vida práctica y con una función inmediata, sino generar una cultura científica y humanista”.

Entonces, la Reforma no trata (al menos explícitamente) de eliminar a la filosofía en la EMS. Y hay que aprovecharse de ello, pues lo que no se prohíbe se permite. Sí se trata de que los aprendizajes tengan un sentido real para la vida de los estudiantes. En mi opinión, si mi clase de filosofía no tiene significado para la vida real de mis estudiantes estoy enseñándola mal. No sé qué les estoy enseñando en Doctrinas Filosóficas, Ética o Lógica,  pero no es filosofía. La filosofía cambia la vida.

Si no estoy ayudando a mis estudiantes con aprendizajes pertinentes, entonces tal vez debería desaparecer mi curso. No la materia de filosofía, sino lo que yo estoy dando con el pretexto de dar filosofía.

No es que se busque sólo conocimientos directamente relacionados con la vida práctica, sino ofrecer, como dice la SEP, “una cultura científica y humanista”. Tomémosles la palabra, pues habrá quienes quieran usar esta reforma como excusa para eliminar la educación humanística y ciertamente puede ser (mal) usada con ese fin. Será nuestra culpa si dejamos que la usen así, que el ideal de una persona con una formación redondeada se vuelva sinónimo de una persona sin humanidades. Si nosotros dejamos que así se vea, será en parte nuestra culpa que se vea así.

La Reforma trata de enfrentar las "exigencias del mundo actual", e identifica seis exigencias. Alguien puede pensar en otras, pero es un buen inicio. Lo curioso es que de esas seis exigencias identificadas por la SEP, la Filosofía cubre al menos cinco. De las seis exigencias o metas para las que la SEP cree que sirve el bachillerato, cinco al menos son enfrentadas mejor mediante la enseñanza de la filosofía. Aquí están las seis:

–Desenvolverse satisfactoriamente en contextos plurales

–Hacer frente al cada vez más amplio universo de información a su disposición

–Mantener una actitud crítica ante el mundo que los rodea

–Desarrollar soluciones a problemas complejos

–Actuar de manera reflexiva y responsable

–Actualizarse de manera continua

Al proponer enfrentar estas exigencias, la SEP está implícitamente diciendo “Sería útil enseñar filosofía en la EMS”. Tal vez no haya plena conciencia de ello, lo cual no sería raro. Se cuenta que un griego inquirió de un filósofo: “veo a los filósofos yendo a las casas de los ricos pero no veo a los ricos yendo a la casa de los filósofos”. A lo cual el filósofo le explicó: “Claro; los ricos no saben lo que necesitan y los filósofos sí”.

Mucha gente necesita filosofía y no lo sabe porque nunca la estudió o, peor todavía, porque la estudió. A veces vacunamos a los alumnos en contra de la filosofía... El desconocimiento puede ser nuestra culpa porque no la hemos enseñado, o porque la hemos enseñado mal. Pero sigue la gente buscando lo que la filosofía le podría dar, aunque ya no le llame filosofía ni sepa que está buscando la filosofía. Y cuando las personas no saben que necesitan filosofía  a veces tenemos que ir a la casa de ellos para ayudarlos a cubrir necesidades que ellos no han identificado claramente.

En un documento del 28 de abril de 2008, Estrategia de Instrumentación de la Reforma Integral de la Educación Media Superior, el Dr. Miguel Székely Pardo, Subsecretario de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública, propuso como meta que el 100% de los egresados de la EMS tengan un certificado del Sistema Nacional de Bachillerato para 2012. Esto empieza en 2009 (o 2008 si la institución está lista). De agosto de 2008 a abril de 2010 las instituciones deben hacer una gran cantidad de ajustes. Sobre las competencias genéricas se trabajó de agosto a noviembre de 2007, y sobre las disciplinares de abril a junio de 2008.

En enero salió el documento “Competencias Genéricas y el Perfil del Egresado de la Educación Media Superior” que menciona once competencias genéricas que pueden ser exigidas en todos los campos. Toda persona educada en México a nivel medio superior, debe probar que posee estas competencias. Para desarrollar esas competencias y que los alumnos puedan exhibirlas, la filosofía es un aliado natural. Es claro que una buena enseñanza de la Filosofía contribuye a las once, y especialmente la 1 (el alumno se conoce), 4 (se comunica) y la 6 (evalúa). Para mayor abundancia:

 

COMPETENCIAS GENÉRICAS PARA LA EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR DE MÉXICO

 

1. Se conoce y valora a sí mismo y aborda problemas y retos teniendo en cuenta los objetivos que persigue.

§ Enfrenta las dificultades que se le presentan y es consciente de sus valores, fortalezas y debilidades.

§ Identifica sus emociones, las maneja de manera constructiva y reconoce la necesidad de solicitar apoyo ante una situación que lo rebase.

§ Elige alternativas y cursos de acción con base en criterios sustentados y en el marco de un proyecto de vida.

§ Analiza críticamente los factores que influyen en su toma de decisiones.

§ Asume las consecuencias de sus comportamientos y decisiones.  [...]

 

4. Escucha, interpreta y emite mensajes pertinentes en distintos contextos mediante la utilización de medios, códigos y herramientas apropiados.

§ Expresa ideas y conceptos mediante representaciones lingüísticas, matemáticas o gráficas.

§ Aplica distintas estrategias comunicativas según quienes sean sus interlocutores, el contexto en el que se encuentra y los objetivos que persigue.

§ Identifica las ideas clave en un texto o discurso oral e infiere conclusiones a partir de ellas. [...]

 

6. Sustenta una postura personal sobre temas de interés y relevancia general, considerando otros puntos de vista de manera crítica y reflexiva.

§ Elige las fuentes de información más relevantes para un propósito específico y discrimina entre ellas de acuerdo a su relevancia y confiabilidad.

§ Evalúa argumentos y opiniones e identifica prejuicios y falacias.

§ Reconoce los propios prejuicios, modifica sus puntos de vista al conocer nuevas evidencias, e integra nuevos conocimientos y perspectivas al acervo con el que cuenta.

§ Estructura ideas y argumentos de manera clara, coherente y sintética. [...]

 

¡Esto es un retrato hablado de la filosofía! Y si alguien no lo nota, es que no hemos hecho suficiente difusión sobre lo que la filosofía puede ofrecer.

También tenemos competencias disciplinarias, descritas en Competencias Disciplinares Básicas del Sistema Nacional de Bachillerato de abril de 2008. Caen básicamente en cuatro rubros: Matemáticas,  Ciencias Experimentales, Ciencias Sociales y Comunicación.

Sobre el primer rubro, leemos que

“Las competencias disciplinares de matemáticas buscan propiciar el desarrollo de la creatividad, el pensamiento lógico y crítico entre los estudiantes. Un estudiante que cuente con las competencias disciplinares de matemáticas puede argumentar y estructurar mejor sus ideas y razonamientos.” [Mi énfasis.]

Lo interesante es que si reemplazamos “matemáticas” con “filosofía”, obtenemos

“Las competencias disciplinares de filosofía buscan propiciar el desarrollo de la creatividad, el pensamiento lógico y crítico entre los estudiantes. Un estudiante que cuente con las competencias disciplinares de filosofía puede argumentar y estructurar mejor sus ideas y razonamientos.” [Mi énfasis.]

¿Cuál es el párrafo más natural? ¿Por qué no aprovechar que la filosofía ha desarrollado durante miles de años las técnicas más sofisticadas y poderosas para lograr desarrollar esas competencias? Tenemos una tarea incompleta. No hemos educado a nuestros educadores.

Sobre el rubro de Ciencias Experimentales leemos que el egresado, entre otras cosas,

“1. Emite juicios de valor sobre la contribución y alcances de la ciencia como proceso colaborativo e interdisciplinario en la construcción social del conocimiento. [...]

3. Sustenta opiniones sobre los impactos de la ciencia y la tecnología en su vida cotidiana asumiendo consideraciones éticas.”

Es importante ver la necesidad de juicios sofisticados de valor, normalmente localizados en el discurso filosófico, como meta de los estudios de ciencias experimentales. Extrañamente, en el rubro de Ciencias Sociales, donde esperaríamos más elementos filosóficos, es donde menos se mencionan. Apenas encontramos que idealmente el egresado

“17. Fundamenta su decisión personal ante un dilema ético.”

            Finalmente, en el rubro de Comunicación leemos que

“Los estudiantes que hayan desarrollado estas competencias podrán leer críticamente y comunicar y argumentar ideas de manera efectiva y con claridad oralmente y por escrito.

1. Identifica, ordena e interpreta las ideas, datos y conceptos explícitos e implícitos en un texto, considerando el contexto en el que se generó y en el que se recibe.

5. Argumenta un punto de vista en público de manera precisa, coherente y creativa.”

Pero a ninguna de estas competencias disciplinares se les llama filosóficas. Aunque claramente pueden ser desarrolladas en un buen curso de filosofía, tienen todos sus aspectos filosóficos menos el nombre. Y el hecho de que nunca se ponga explícitamente como ejemplo a la filosofía, incluso cuando, como vimos, hablamos del campo disciplinar de las matemáticas, puede llevar a desperdiciar una oportunidad de satisfacer con buenas clases las metas ambiciosas de la Reforma Integral de la EMS.

            Si las autoridades educativas en los subsistemas no están correctamente informados sobre el papel de la filosofía en lograr las capacidades genéricas y disciplinares, aceptarán a cualquier maestro de cualquier otra profesión. Será culpa de la SEP por no incluir a la filosofía entre los ejemplos de disciplinas que apoyan esas competencias, de los subsistemas por no utilizar la importante herramienta filosófica, que muchos tienen a su alcance, y de los filósofos por no difundir mejor la función de la filosofía en la vida escolar y cotidiana.

            La SEP propone un marco curricular común (MCC) y cada uno de los 25 subsistemas decidirán sus propios ajustes. Cada subsistema trabajará en sus planes y programas de estudio. A nivel de cada plantel verán detalles específicos como el empleo de laboratorios, y los maestros tomar ciertas decisiones a nivel del aula.

Tenemos varias posibles tareas y oportunidades. Primero, ver hasta qué punto podemos ayudar a que cuando la propuesta del Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) hable de la filosofía lo haga explícitamente y no solo implícitamente; por ejemplo, en el campo disciplinar básico de Comunicación. Nada está escrito en mármol. En los documentos de septiembre aparecen siete competencias genéricas; en enero son once. Las disciplinarias básicas en septiembre eran ocho; en abril son cuatro. Todavía hay cierto grado de fluidez y maleabilidad y tenemos tanto el derecho como el deber de proponer mejoras.

Pero hay que mostrar de manera clara que la Reforma está propugnando implícitamente, por una expansión de la enseñanza de la filosofía. Se está proponiendo que haya más filosofía en el bachillerato pero debe ser entendido explícitamente. Si no, se tratará de obtener los efectos de una enseñanza mediante el estudio de disciplinas que también pueden ayudar, pero no son tan idóneas.

Tenemos que auxiliar al nivel de los subsistemas para que explícitamente mencionen  a la filosofía cuando hablen de Competencias Genéricas y de Competencias Disciplinares Extendidas. Ahí es donde la enseñanza de la filosofía puede apoyar la consecución de las metas de la Reforma. Hay que mostrar que la filosofía ayuda a cumplir esos objetivos, que ayuda a solucionar el reto de preparar a los alumnos con estos lineamientos. La filosofía es un aliado que puede facilitar la labor educativa en el bachillerato. Los filósofos no necesitar ir a pedir más cursos de filosofía y que no se eliminen esas materias. Pero es nuestro deber colaborar a los fines de la Reforma que son parte de los objetivos naturales de la enseñanza de la filosofía. Debemos facilitar el uso de las asignaturas que en muchos subsistemas ya tienen, para que no se desperdicien esos cursos que está tratando de lograr lo que el SNB está tratando de lograr.

No vamos a hablar mal de ninguna otra asignatura, pero tenemos que hablar bien de nosotros. Tenemos la obligación de ofrecer las ventajas de la enseñanza de la filosofía para la EMS.

El perfil del docente será un elemento crítico. El docente tiene que ser capaz de proveer de todas estas cosas que la instrucción filosófica ofrece de manera natural. Idealmente, los docentes deben estar preparados formalmente en filosofía y estar preparados bien. El perfil del docente debe tomar explícitamente en cuenta si los candidatos han concluido estudios formales de Filosofía pues es de desearse que sean profesionistas en filosofía quienes enseñen filosofía. Un ingeniero puede enseñar a veces medicina, pero en principio deben ser personas profesionalmente entrenadas quienes difundan los conocimientos de cada disciplina.

Desgraciadamente, en México todavía no hay suficientes licenciados y posgraduados en filosofía para las necesidades reales de la población. Y los que tenemos a menudo requieren apoyo en actualización y especialización didáctica. Por ello el perfil del docente no puede exigir la profesionalización de los profesores de filosofía, pero debe dar preferencia a los estudios formales en filosofía, incluyendo los cursos de actualización sobre la materia, o los estudios en carreras afines.

Los profesores de filosofía bien entrenados formalmente en esa disciplina son los mejores aliados para ayudar a los subsistemas a conseguir las metas propuestas por la Reforma Integral del bachillerato que incluyen educar gente para la cual la filosofía tenga un significado en su vida práctica.