Traducción (con bastantes variaciones) de la "Guía para leer
un artículo filosófico" de James Pryor
[http://www.princeton.edu/]
Realizada por M.J. García-Encinas
1. Echa un vistazo al artículo para encontrar su conclusión
y hacerte una idea de su estructura
Una buena forma de empezar cuando vayas a leer un artículo difícil
es echar primero una ojeada para identificar la conclusión principal
del autor. Pon especial atención en los párrafos del comienzo
y el final, puesto que los autores te dirán ahí a menudo lo que
intentan defender. Cuando averigües la conclusión principal, intenta
ponerla en tus propias palabras. Esto te ayudará a asegurarte de que
realmente has comprendido lo que el autor está argumentando.
Cuando estés leyendo, intenta captar la idea general de lo que ocurre en cada parte de la discusión. ¿Cuál es la estructura del artículo? Algunos autores te dirán, al comienzo del artículo, cómo serán sus argumentos. Esto hará tu trabajo más fácil.
Los artículos que leeremos no siempre tendrán un estructura
obvia. No siempre serán de la forma:
Esta es la conclusión que quiero que aceptes. Ahí va mi argumento
para tal conclusión.
Los filósofos a menudo ofrecen argumentos subsidiarios, argumentos para
las premisas importantes a las que apelan en defensa de su conclusión
principal. Por ejemplo, la discusión de un autor puede tener la forma
siguiente:
La conclusión que quiero que aceptes es A. Mi argumento para dicha
conclusión es como sigue: B y C son ciertas, y si B y C son ciertas,
entonces A debe también ser cierta. Se acepta generalmente la verdad
de B. Sin embargo, está en cuestión si C es cierta. Creo que debes
aceptar C por las siguientes razones …
Aquí el argumento principal del autor es para concluir A, y en el proceso
de su argumentación a favor de A adelanta un argumento auxiliar a favor
de C. Intenta identificar los argumentos auxiliares, y las afirmaciones que
pretenden apoyar; intenta evitar confundir alguno de los argumentos auxiliares
con el argumento principal.
Los artículos pueden ser complejos también por otras razones. No todo lo que el autor dice será una conclusión o una premisa que apoye su conclusión. A veces apoyará sus ideas con experimentos mentales. A veces argumentará a favor de una distinción en la que descansan sus tesis. A veces argumentará a favor del rechazo de las ideas o argumentos de otros filósofos. A veces defenderá sus ideas en contra de las objeciones de otro.
Vigila palabras como las siguientes cuando estés leyendo:
- porque, dado que, dado este argumento
- por tanto, por consiguiente, de aquí que, se sigue que, consecuentemente,
entonces
- sin embargo, pero
- en primer lugar, por otra parte
Estas son señales que te ayudarán a seguir la estructura de la
discusión. Por ejemplo, un artículo de filosofía podría
ir como sigue:
El filósofo X avanza el siguiente argumento contra el dualismo …
El dualista tiene dos respuestas al argumento de X. Primero ….
Sin embargo, esta respuesta es problemática, porque ….
Un respuesta mejor para el dualista es …
X podría estar tentado de responder como sigue … Sin embargo …
Etc. Las palabras ‘primero’, ‘sin embargo’ y ‘una
respuesta mejor’ nos ayudan a ver hacia dónde se dirige la discusión.
También tú debes usar estas señales en tus propios escritos
filosóficos.
Otro ejemplo:
El escéptico dice que no podemos saber si vemos las cosas tal y como
realmente son, o si somos cerebros en cubetas impresionados o alimentados con
falsas experiencias, como los habitantes de Matrix.
El filósofo Y ofrece la siguiente objeción contra el escéptico
… Por tanto, Y concluye, no tenemos ninguna razón para pensar que
nuestra posición sea tan mala como el escéptico la pone.
Esta es una respuesta atractiva contra el escepticismo, pero no creo que de
hecho funcione, por la siguiente razón …
El filósofo Y podría responder a este problema de alguna de las
dos formas siguientes. La primera es …
Sin embargo, esta respuesta falla porque ….
La segunda posible respuesta es … Sin embargo, esta respuesta también
falla porque …
Por tanto al final creo que la objeción de Y contra el escéptico
no se puede sostener. Por supuesto, esto no significa que yo mismo sea escéptico.
Estoy de acuerdo con Y en que la conclusión del escéptico es falsa.
Pero creo que tendremos que trabajar más para ver dónde se esconde
en realidad el fallo del razonamiento escéptico.
En este artículo, el autor pasa la mayor parte del tiempo defendiendo
al escéptico de los argumentos de Y, y considerando las posibles respuestas
que Y podría dar. Y la conclusión principal del autor es que la
objeción de Y contra al escepticismo no funciona. Es importante darse
cuenta de que su principal conclusión no es que el escepticismo es cierto.
2. Vuelve a leer el artículo cuidadosamente
Cuando hayas averiguado cuál es la conclusión principal del artículo,
y cuál es la estructura general del mismo, vuelve a leerlo con cuidado.
Fíjate en cómo encajan las distintas partes. Es muy importante
ver cuál(es) es(on) el(os) argumento(s) principal(es). Las razones que
el autor ofrece a favor de sus conclusiones. Los lugares concretos donde se
desarrollan los argumentos. Y también busca lo siguiente:
- Los lugares donde se presentan las definiciones o la interpretación
de los términos.
- Las distinciones que el autor introduce o defiende.
- Fíjate especialmente en los supuestos o presuposiciones que no están
siendo argumentados y en los que el autor se apoya en su argumentación.
- Considera distintas posibles interpretaciones de lo que dice. ¿Hay
ambigüedades importantes que afecten a su argumento?
Todo esto te ayudará a comprender mejor el artículo. Y será
crucial cuando te pongas a evaluar los argumentos, y decidas si aceptar o no
su conclusión.
Toma notas en las que aparezcan las principales piezas argumentativas. Haz flechas y diagramas que muestren cómo crees que las piezas encajan. Si no puedes hacerlo, entonces tienes que volver al artículo para conseguir una mejor comprensión de lo que el autor pretende.
Deberías contar con leer un artículo filosófico más
de una vez. Los buenos filósofos, aquéllos que llevan más
de 10 años haciendo filosofía, aún tienen que leer una
y otra vez los artículos antes de comprenderlos. Digerir intelectualmente
un artículo filosófico lleva tiempo, esfuerzo y concentración.
Está claro que no vas a entender todo lo que dice un artículo
la primera vez que lo leas, y habrá muchas partes del artículo
que no comprendas incluso después de leerlo varias veces. Pregunta cuando
no comprendas estas partes. Por ejemplo:
¿Qué ocurre en la página 13? Descartes dice X, pero
no veo cómo esto encaja con su afirmación anterior de que Z. ¿Se
supone que X se sigue de Z? ¿O está intentando argumentar aquí
a favor de Z? Y si es así, ¿por qué cree que X puede ser
razón para aceptar Z?
3. Evalúa los argumentos del autor
Es obvio que sólo estarás en posición de evaluar lo que
un autor dice cuando hayas averiguado lo que realmente dice, y cómo son
sus argumentos.
Una vez llegado a ese punto puedes empezar a hacerte preguntas como las siguientes: ¿Estás de acuerdo con el autor? Si no es así, ¿qué es lo que crees que falla en su razonamiento? ¿Necesita o usa premisas que crees falsas? ¿Por qué crees que son falsas? ¿Hay presupuestos que el autor no utiliza explícitamente, pero que crees que necesita para su argumento y además son falsos? ¿Entraña su argumento una petición de principio o soslaya el autor la pregunta?
A menudo sentirás que los temas que examinamos son líos laberínticos y que no sabes qué razones creerte. Esto no hay forma de eludirlo. La filosofía es así. Todo lo que se puede decir es que, si trabajas duro, serás capaz de darle algún sentido al lío. Empezarás a comprender cómo se relacionan entre sí las distintas ideas y cuáles son sus pros y sus contras. En algún momento puede que te des cuenta de que los problemas son aún más liosos y retorcidos incluso de lo que pensaste, lo que será frustrante, y tendrás que volver atrás. Esto te puede pasar una y otra vez. Y puede que nunca llegues a una conclusión definitiva. Pero cada vez que vuelvas sobre el problema, verás que te parece entenderlo un poco mejor. Así es como se progresa en filosofía. Nunca es más fácil.
A veces un tema filosófico lleva a otros tres, que llevan a otros … y es imposible explorar bien todas las conexiones relevantes. Así que tendrás que aprender a seguir adelante sin tener respuestas definitivas. Puede que no seas capaz de llegar a tener una idea establecida sobre si debes o no aceptar las conclusiones y argumentos de un filósofo, porque eso significaría tener claro primero otras ideas P, Q, y R, sobre las que aún no te has puesto ni a pensar. Es perfectamente normal. Grandes filósofos y buenos profesores también sienten lo mismo sobre lo que leen.
Otras veces, puedes estar seguro de que algún argumento está
equivocado, pero no tienes ni el tiempo ni los recursos para averiguar, o para
explicar, o para argumentar sobre todo lo que está mal en el argumento.
En esos casos, puedes aceptar provisionalmente alguna de las premisas del argumento,
y concentrarte en otras, que creas más importantes o más fáciles
de criticar. Es por esto también, que muchas veces oirás a muchos
filósofos decir: “Incluso si asumimos tal y tal por mor del argumento,
aún pienso que este argumento falla porque …”
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Traducción con variaciones de la "Guía para escribir un ensayo
filosófico" de James Pryor
[http://www.princeton.edu/]
Realizada por: M.J. García-Encinas
1. ¿Qué se hace en un ensayo filosófico?
Un ensayo filosófico consiste en la defensa de alguna tesis
Tu ensayo no es el análisis (y menos el resumen) de un texto: es la defensa de una idea de modo crítico e informado desde tus lecturas.
Tu ensayo debe ofrecer algún argumento. No puede consistir en el mero
informe de tus opiniones, ni en el mero informe de las opiniones de los filósofos
que discutimos. Tienes que defender las afirmaciones que haces. Tienes que ofrecer
razones para creerlas. Así que no puedes simplemente decir:
Opino
que P
Debes decir algo así:
Opino
que P. Y creo esto porque ...
o:
Entiendo
que las siguientes consideraciones ... ofrecen un argumento
convincente para P.
Tampoco digas:
Descartes
dice que Q.
En lugar de ello, di algo así:
Descartes
dice que Q; sin embargo, el siguiente experimento mental
muestra que Q no es cierto ...
o:
Descartes
dice que Q. Encuentro que esta afirmación es plausible, por
las siguientes razones ...
( Más aún. Las ideas de los grandes filósofos han sido
fuertemente comentadas e interpretadas. Muchas veces, la tesis principal de
tu trabajo será la defensa de cierta interpretación de cierta
idea que quieres atribuir a Descartes. La defensa de que así o asá
piensa Descartes deberá ser igualmente argumentada, con apoyos textuales,
con argumentos de coherencia, teniendo en cuenta las interpretaciones contrarias
y defendiendo su implausibilidad o la mejor conveniencia de tu interpretación
alternativa.
Hay una variedad de fines que un trabajo filosófico puede querer llevar
a cabo. Generalmente se empieza poniendo sobre la mesa alguna tesis o los argumentos
en consideración. Entonces se procede haciendo algo de lo siguiente:
+ Criticar
el argumento; o mostrar que ciertos argumentos en defensa de la tesis no son
buenos
+ Defender
el argumento o la tesis contra la crítica de otros
+ Ofrecer
razones para creer la tesis
+ Ofrecer
contra-argumentos a la tesis
+ Contrastar
la fuerza o la debilidad de dos puntos de vista contrapuestos sobre la tesis
+ Dar ejemplos
que ayuden a explicar la tesis, o a hacerla más plausible
+ Argumentar
que ciertos filósofos se ven obligados a aceptar la tesis dadas sus otras
ideas, aunque no acepten la tesis en cuestión explícitamente
+ Discutir
las consecuencias que tendría la tesis, de ser cierta
+ Revisar
la tesis a la luz de alguna objeción
No importa cuál de estos objetivos te propongas, debes explícitamente
ofrecer razones para las afirmaciones que haces. Uno puede sentir que puesto
que tiene claro que ciertas tesis son ciertas, no hace falta mucha argumentación.
Pero es fácil sobrestimar la fuerza de tu propia posición; después
de todo, tú ya la has aceptado. Debes asumir que tu audiencia no ha aceptado
tu posición; y debes entender tu trabajo como un intento de persuadir
a dicha audiencia. Por tanto, no empieces con supuestos que tus oponentes seguro
rechazarían. Si quieres persuadir a la gente, debes empezar por presupuestos
habituales que todo el mundo comparte.
Un buen trabajo filosófico es modesto y defiende un idea pequeña.
Pero la defiende clara y sencillamente, y ofrece buenos argumentos en su defensa.
La gente a menudo se propone demasiado en un trabajo filosófico. El resultado
habitual de esto es un trabajo que es arduo de leer, y que está lleno
de tesis inadecuadamente defendidas y pobremente explicadas. Así que
no seas demasiado ambicioso. No intentes establecer ninguna conclusión
apabullante o que tambalee cimientos, en tu ensayo de 5 o 6 páginas.
Hecha de forma apropiada, la filosofía se mueve despacio.
Originalidad o pensamiento crítico
El objetivo de estos ensayos es que demuestres que has entendido el material
y que eres capaz de pensar críticamente sobre él. Para lograr
esto, tu trabajo debe mostrar algún tipo de pensamiento propio. Esto
no significa que debas encontrar una teoría propia, o que tengas que
hacer una contribución totalmente original al pensamiento de la humanidad.
Ya tendrás tiempo para eso más adelante. Un ensayo modelo será
muy claro y directo (ver más abajo), será exacto en su atribución
de opiniones a otros filósofos (ver más abajo), y contendrá
respuestas críticas y concienzudas a los textos que leemos. No tienes
siempre que intentar abrir caminos nuevos. Pero debes intentar encontrar tus
propios argumentos, o tu propio modo de elaborar, o criticar, o defender algún
argumento que vimos en clase. Simplemente resumir lo que otros han dicho no
es suficiente.
2. Tres fases al escribir
1. Primeros pasos
Los primeros pasos al escribir un ensayo filosófico incluyen todo lo
que haces antes de sentarte a escribir tu primer borrador. Estos primeros pasos
implicarán escribir, pero aún no has de escribir un ensayo completo.
En lugar de ello, deberías estar tomando notas de las lecturas, esbozando
tus ideas, intentando explicar el principal argumento que quieres presentar,
y componiendo un esquema.
Empieza a trabajar pronto. Los problemas filosóficos y la escritura filosófica requieren una reflexión cuidada y extensa. No esperes a las dos o tres noches antes de debas entregar tu trabajo para empezar. Eso es una estupidez. Escribir un buen ensayo filosófico supone un montón de preparación.
Necesitas dejarte tiempo suficiente para pensar sobre el tema y escribir un esquema detallado. Sólo entonces debes sentarte a escribir un borrador completo. Una vez tengas el borrador completo, debes dejarlo por un día o dos. Entonces vuelve a él y re-escríbelo. Varias veces. Al menos 3 ó 4. Si puedes, muéstraselo a tus amigos y comprueba sus reacciones. ¿Comprenden tu idea principal? ¿Hay partes del borrador que no están claras o les parecen confusas?
Todo esto supone tiempo. Así que debes empezar a trabajar en tu ensayo tan pronto como los temas hayan sido asignados.
Discute los temas con otros. Como decía más arriba, tus trabajos deben demostrar que comprendes y puedes pensar críticamente sobre el material discutido en clase. Una de las mejores formas de comprobar si has comprendido este material es intentar explicárselo a alguien que no está muy familiarizado con él. Cuando uno da clase muchas veces se da cuenta de que le cuesta explicar adecuadamente algún artículo o argumento que creía que comprendía. Y esto se debe a que es más problemático o difícil de lo que había pensado al principio. Tendrás esta misma experiencia. Así que es bueno discutir los problemas que tratamos en clase con los demás, y con amigos que no están en la misma clase. Esto te ayudará a comprender mejor los problemas, y te hará ver las cosas que aún no comprendes del todo. Cuando tengas tus ideas lo suficientemente trabajadas como para poder explicárselas a otros, entonces estás preparado para sentarte y empezar a hacer un esquema.
Haz un esquema. Antes de empezar a escribir un borrador, necesitas reflexionar sobre algunas preguntas: ¿En qué orden deberías explicar los distintos términos y posiciones que vas a discutir? ¿En qué momento deberías presentar la posición o argumentos de tu oponente? ¿En qué orden deberías presentar tus críticas a tu oponente? ¿Alguna de las tesis que defiendes presupone la discusión de alguna otra primero? Etc.
La claridad total de tu trabajo dependerá enormemente de su estructura. Por eso es importante pensar sobre estas cuestiones antes de empezar a escribir.
Debes hacer un esquema o esbozo de tu trabajo, y de los argumentos que vas a presentar, antes de empezar a escribir. Esto te permite organizar las tesis que quieres presentar en tu ensayo y hacerte una idea de cómo van a encajar entre sí. También ayuda asegurarte de que estás en posición de decir cuál es tu principal argumento, o crítica, antes de sentarte a escribir un borrador completo de tu trabajo. Cuando uno se atasca al escribir, a menudo es porque aún no sabe qué es lo que intenta decir.
Considera tu esquema con atención. Debería ser bastante detallado. (Para un trabajo de 5 páginas, un esquema apropiado podría llevar una página entera o incluso más.)
Creo que hacer un esquema constituye al menos el 80% del trabajo de un buen
ensayo filosófico. Si tienes un buen esquema, el resto del proceso de
escritura será mucho más sencillo.
2. Escribe un borrador
Una vez que has pensado sobre el argumento, y escrito un esquema para tu ensayo,
estás preparado para sentarte a escribir un borrador completo.
Usa un prosa sencilla. No apuestes por la literatura elegante. Usa una prosa directa, sencilla. Mantén tus oraciones y párrafos cortos. Usa palabras familiares. Los problemas son los suficientemente difíciles y profundos para que encima tú los embarres más con un lenguaje pretencioso y verboso. No escribas con un lenguaje que no usarías en una conversación: si no lo dirías, no lo escribas. En las clases, encontrarás muchas veces filósofos cuya escritura es oscura y complicada. Todo el mundo que la lee la encuentra difícil y frustrante. Los autores en cuestión son importantes filosóficamente a pesar de su escritura. Así que no intentes imitar sus estilos de escribir.
Puedes creer que, puesto que tu lector conoce el tema más que de sobra, puedes dejar de hacer un montón de explicaciones básicas y escribir de forma super-sofisticada, como un experto le habla a otro. Eso sólo hará tu trabajo incomprensible. Si tu ensayo suena como si estuviese escrito para una audiencia de instituto, entonces es probable que hayas alcanzado el nivel adecuado de claridad.
Haz que la estructura de tu trabajo resulte obvia. Debes hacer la estructura de tu trabajo obvia para el lector. Tu lector no debería hacer ningún esfuerzo para verla. Dale con ella en la cabeza.
¿Cómo hacerlo?
Para empezar, usa conectivas, como:
@ porque,
puesto que, dado este argumento
@ así,
por consiguiente, por lo tanto, se sigue que, entonces
@ sin embargo,
pero
@ en primer
lugar, por otro lado
Éstas ayudarán a tu lector a seguir el hilo de tu discusión,
a dónde quieres llegar. ¡Asegúrate de que usas estas palabras
correctamente! Si dices “P. Por tanto Q.” entonces estás
diciendo que P es una buena razón para aceptar Q. Mejor que tengas razón.
Si no la tienes, me quejaré. No pongas un “así” o
un “por lo tanto” para hacer que el hilo de tu pensamiento parezca
más lógico de lo que en realidad es.
Otra forma de ayudar a que la estructura de tu ensayo sea obvia es decirle
al lector lo que has hecho hasta ahora y lo que vas a hacer en seguida. Puedes
decir cosas como:
@ Empezaré
por ...
@ Antes de
decir qué es lo que está mal en este argumento, quiero ...
@ Estos pasajes
sugieren que ...
@ Defenderé
ahora esta idea ...
@ Esta afirmación
también encuentra apoyo en ...
@ Por ejemplo
....
Todos estos marcadores señalan una diferencia sustancial. Considera los
siguientes fragmentos de dos ensayos:
... Acabamos de ver cómo X dice que P. Presentaré ahora dos
argumentos a favor de no-P. Mi primer argumento es ...
Mi segundo argumento a favor de no-P es ...
X podría responder a mis argumentos en distintas formas. Por ejemplo,
podría decir que ...
Sin embargo esta respuesta yerra, porque ...
Otra forma en la que X podría responder a mis argumentos es afirmando
que ...
Esta estrategia también falla, porque ...
Así que hemos visto cómo ninguna de las réplicas de X a
mis argumentos a favor de no-P es apropiada. Por tanto, deberíamos rechazar
la tesis de X de que P.
Argumentaré a favor de la tesis que Q.
Hay tres razones para creer Q. Primera ...
Segunda ....
Tercera ....
La objeción más fuerte contra Q dice que ...
Sin embargo, esta objeción no es buena, por la siguiente razón
....
¿No es fácil ver la estructura de estos dos ensayos? Pues haz
que la de tus trabajos sea igual de fácil de ver.
Una última cosa: deja claro cuándo estás exponiendo tus propias ideas y cuándo estás exponiendo las ideas del filósofo que estás discutiendo. El lector nunca debe tener dudas acerca de quiénes son las tesis que presentas en un párrafo dado.
Sé conciso pero explícate en profundidad. Para escribir
un buen ensayo filosófico, debes ser conciso pero al mismo tiempo explicarte
en profundidad. Estos deberes podría parecer que apuntan en direcciones
opuestas. (Es como si el primero dijese “No hables demasiado”, y
el segundo dijese “Habla un montón.”) Pero si los entiendes
bien, verás cómo es posible cumplir los dos.
@ Sé conciso. No se trata de divagar sobre todo lo que sabes acerca de
un tema dado, intentando demostrar cuánto sabes y lo listo que eres.
Los problemas y las preguntas son específicas, y deberías asegurarte
de que tratas ese problema particular. Formula el problema o la cuestión
principal a la que deseas enfrentarte al comienzo de tu trabajo, y manténla
en mente todo el tiempo. No debe haber nada en tu ensayo que no trate directamente
ese problema. Desecha todo lo demás. Siempre es mejor concentrarse en
uno o dos puntos y desarrollarlos en profundidad que intentar engullir demasiado.
Uno o dos senderos bien dibujados son mejores que una jungla impenetrable.
@ Por “explícate en profundidad” quiero decir que, cuando
tienes una buena idea, no debes simplemente lanzarla en una oración.
Explícala; pon un ejemplo; deja claro cómo la idea ayuda en tu
argumento.
Pero “explícate en profundidad” también significa
que seas tan claro y explícito como sea posible cuando escribes. No sirve
protestar, después de que tu ensayo ha sido evaluado, “Ya sé
que dije esto, pero lo que quería decir es que ...” Di exactamente
lo que quieres decir, en primer lugar. En parte, se está evaluando lo
bien que puedes hacer esto.
Haz como si tu lector no hubiese leído el material que estás
discutiendo, y no ha dedicado mucho tiempo al problema de antemano. Esto por
supuesto no será cierto. Pero si escribes como si lo fuese, te obligará
a explicar cualquier término técnico, a ilustrar distinciones
oscuras o extrañas, y a ser tan explícito como sea posible cuando
resumas lo que otro filósofo ha dicho.
@ De hecho, puedes sacar más ventaja de este paso yendo aún más
allá haciendo como si tu lector fuese perezoso, tonto, y malintencionado.
Es perezoso porque no quiere comprender lo que tus circunloquios se supone que
significan, y no quiere comprender cuál es tu argumento, si no es obvio.
Es tonto, así que tienes que explicarle todo lo que dices en partes sencillas
y masticadas. Y es malintencionado, así que no va a leer tu ensayo caritativamente.
(Por ejemplo, si algo de lo que dices admite más de una interpretación,
va a asumir que lo que quisiste decir es lo más implausible de todo.)
Si comprendes el material sobre el que escribes, y si diriges tu ensayo a tal
lector, seguramente conseguirás un sobresaliente.
Pon un montón de ejemplos y definiciones. Es muy importante
poner ejemplos en un ensayo filosófico. Muchas de las afirmaciones que
los filósofos hacen son muy abstractas y difíciles de comprender,
y los ejemplos son la mejor forma de aclarar estas afirmaciones.
Los ejemplos también son útiles para explicar los conceptos
que juegan un papel central en tu argumento. Debes siempre dejar claro cómo
entiendes estos conceptos, incluso aunque sean usuales en el discurso ordinario.
Tal y como se usan en el discurso ordinario, estos conceptos pueden no tener
un significado lo suficientemente claro y preciso. Por ejemplo, supón
que estás escribiendo un ensayo sobre el aborto, y que quieres afirmar
que “Un feto es una persona.” ¿Qué quieres decir por
“una persona”? De esto dependerá de forma importante que
tu audiencia encuentre esta premisa aceptable. También de ello dependerá
lo persuasivo de tu argumento. En sí mismo, el siguiente argumento es
bastante inútil:
Un feto es
un persona
Está
mal matar a una persona
Por tanto,
está mal matar a un feto
Porque no sabes qué quiere decir el autor al llamar a un feto “una
persona.” Bajo algunas interpretaciones de “persona”, podría
parecer obvio que un feto es una persona; pero es controvertido si siempre está
mal matar personas, en este sentido de “persona.” Bajo otras interpretaciones,
puede ser bastante plausible que está siempre mal matar personas, pero
no está tan claro que un feto cuente como “persona.” Así
que todo depende aquí de lo que el autor signifique por “persona.”
El autor debe ser explícito sobre cómo está usando este
concepto.
En un ensayo filosófico, está bien usar palabras de modos diferentes a los modos en que se usan comúnmente. Simplemente tienes que dejar claro que lo estás haciendo. Por ejemplo, algunos filósofos usan la palabra “persona” para significar cualquier ser que es capaz de pensamiento racional y autoconsciencia. Así entendido, animales como las ballenas o los chimpancés podrían contar como “personas.” Ese no es el modo en que usamos habitualmente "persona"; comúnmente sólo llamamos persona a un ser humano. Pero está bien usar así “persona” si explícitamente dices lo que con ello significas. Y lo mismo para otras palabras.
No cambies de vocabulario simplemente por variar. Si llamas algo “X” al comienzo de tu ensayo, llámalo “X” todo el rato. Así, por ejemplo, no empieces hablando de "la idea de Platón del yo", “ y luego cambies a “la idea de Platón del alma", “ y luego cambies a “la idea de Platón de la mente”. Si quieres hablar de lo mismo en los tres casos, entonces llámalo por el mismo nombre. En filosofía, un cambio ligero en el vocabulario es generalmente indicativo de que intentas especificar algo nuevo.
Usa palabras con sentido filosófico preciso. Los filósofos dan
a muchas palabras que parecen comunes sentido técnicos precisos. Consulta
diccionarios de filosofía para asegurarte de que estás usando
las palabras correctamente. No uses palabras que no entiendes completamente.
Usa tecnicismos filosóficos sólo cuando los necesites. No necesitas
explicar términos filosóficos generales, como “argumento
válido” y “verdad necesaria”, a menos que tu trabajo
verse precisamente sobre estos conceptos. Pero debes explicar cualquier término
técnico que uses que tenga que ver con el tema específico que
estás discutiendo. Así, por ejemplo, si usas términos especializados
como “dualismo” o “fisicalismo” o “conductismo”,
debes explicar lo que significan. Igualmente si usas términos técnicos
como “superveniencia”. Incluso los filósofos profesionales
cuando escriben para otros filósofos profesionales deben explicar el
vocabulario técnico especial que están usando. Gentes diferentes
usan a veces este vocabulario especial de formas diversas, así que es
importante asegurarse de que tú y tus lectores estáis dando el
mismo significado a estas palabras. Haz como si tus lectores no las hubiesen
oído nunca antes.
Presentando y valorando las ideas de otros. Si tu plan es discutir
las ideas del filósofo X, empieza por comprender cuáles son sus
argumentos o sus asunciones principales. Sólo después pregúntate:
¿son los argumentos de X buenos? ¿Están sus presupuestos
claramente establecidos? ¿Son plausibles? ¿Son puntos de partida
razonables para el argumento de X, o debería haber ofrecido argumentos
independientes para ellos?
Asegúrate de que comprendes exactamente lo que dice la posición que estás criticando. Muchos estudiantes malgastan un montón de tiempo argumentando contra ideas que se parecen a, pero que son en realidad diferentes de, las ideas que se están supuestamente afirmando. Recuerda, la filosofía demanda un nivel alto de precisión. No basta que simplemente cojas la idea general de la posición o el argumento de alguien. Debes de entenderlo bien con exactitud. Un montón del trabajo en filosofía consiste en asegurarse de que uno ha entendido correctamente la posición del oponente.
Puedes asumir que tu lector es estúpido. Pero no trates al filósofo o las opiniones que estás discutiendo de estúpidos. Si fuesen estúpidos, no los estaríamos considerando. Si no puedes encontrar nada en su posición, tal vez sea porque no tienes mucha experiencia pensando o argumentado sobre estas ideas, y por tanto no has comprendido del todo por qué tus oponentes se sienten atraídos por ellas. Intenta averiguar qué es lo que les motiva. Los filósofos a veces sí dicen cosas monstruosas, pero si la opinión que estás atribuyendo a un filósofo parece obviamente absurda, entonces deberías pensar mejor si realmente dice lo que crees que dice. Usa tu imaginación. Intenta averiguar la posición razonable que el filósofo podría haber tenido en mente, y dirige tus argumentos contra ella.
En tu trabajo, siempre debes explicar lo que una posición dice antes de criticarla. Pero no intentes contarle al lector todo lo que sabes sobre las ideas de X. También tienes que ofrecer tu propia contribución filosófica. Sólo resume aquellas partes de las ideas de X que son directamente relevantes para lo que vas a hacer.
A veces necesitarás argumentar tu interpretación de la aproximación
de X, citando pasajes que apoyen tu interpretación. Es lícito
que discutas un punto de vista que piensas que un filósofo podría
haber defendido, o debiera haber defendido, aunque no puedas encontrar evidencia
directa de ese punto de vista en el texto. Cuando hagas esto, sin embargo, debes
decirlo explícitamente. Di algo así:
“El filósofo X no dice explícitamente que P, pero me
parece que lo asume de todos modos, porque ....”
Citas. Cuando un pasaje de un texto es particularmente útil
para apoyar tu interpretación de la aproximación de algún
filósofo, puede ser de ayuda citar el pasaje directamente. (Asegúrate
de especificar dónde puede encontrarse el pasaje.) Sin embargo, la citas
directas deben usarse frugalmente. Pocas veces es necesario citar más
de una cuantas oraciones. A menudo será más apropiado parafrasear
lo que X ha dicho, más que copiarlo directamente. Cuando parafrasees
lo que otro ha dicho, asegúrate de decirlo. (Y aquí también,
cita las páginas a las que te refieres.)
Las citas no deberían usarse nunca para sustituir tu propia explicación.
Y cuando cites un autor, aún debes explicar lo que dice la cita con tus
propias palabras. Si el pasaje citado contiene un argumento, reconstruye el
argumento en términos más directos, y explícitos. Si el
pasaje citado contiene un tesis central o un presupuesto central, indica cuál
es. Podrías dar ejemplos para ilustrar la idea del autor. Si es necesario,
distingue las ideas del autor de otras con las que podrían confundirse.
Paráfrasis. Algunas veces cuando los estudiantes intentan explicar
las ideas de un filósofo, lo harán parafraseando de forma muy
próxima las palabras del propio filósofo. Cambiarán algunas
palabras, omitirán otras, pero en general permanecerán cercanos
al texto original. Por ejemplo, Hume comienza El tratado sobre la naturaleza
humana así:
Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos clases distintas, que denominaré IMPRESIONES e IDEAS. La diferencia entre ambas consiste en los grados de fuerza y vivacidad con que inciden sobre la mente y se abren camino en nuestra mente o conciencia. A las percepciones que entran con mayor fuerza y violencia las podemos denominar impresiones; e incluyo bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal y como hacen su primera aparición en el alma. Por ideas entiendo las imágenes débiles de las impresiones, cuando pesamos y razonamos.
Éste es un ejemplo de cómo no debes parafrasear:
“Hume dice que todas las percepciones de la mente se dividen en dos
tipos, impresiones e ideas. La diferencia está en cuanta fuerza y viveza
tienen en nuestros pensamientos y consciencia. Las percepciones con más
fuerza y violencia son impresiones. Estas son sensaciones y emociones. Las ideas
son imágenes débiles de nuestro pensamiento y razonamiento.”
Hay dos grandes problemas con paráfrasis de este tipo. En primer lugar,
se hace más bien mecánicamente, así que no demuestra si
el autor entiende el texto. En segundo lugar, puesto que el autor no ha pensado
suficientemente bien en sus propias palabras lo que el texto significa, se corre
el riesgo de que la paráfrasis cambie el sentido del texto. En el ejemplo,
Hume dice que las impresiones “se abren camino en nuestra mente”
con mayor fuerza y vivacidad que las ideas. Mi paráfrasis dice que las
impresiones tienen mayor fuerza y vivacidad “en nuestros pensamientos”.
No está claro que éstas sean la misma cosa. Además, Hume
dice que las ideas son imágenes débiles de impresiones; mientras
mi paráfrasis dice que las ideas son imágenes débiles de
nuestro pensamiento. Esto no es lo mismo. Así que el autor de la paráfrasis
parece que no ha entendido lo que Hume decía en el pasaje original.
Una forma mucho mejor de explicar lo que Hume dice sería la siguiente:
“Hume dice que hay dos tipos de ‘percepciones’, o estados
mentales. Las llama impresiones e ideas. Una impresión es un estado mental
muy ‘vivo’, como la impresión sensorial que uno tiene cuando
mira una manzana roja. Una idea es un estado mental menos 'vivo', como la idea
que uno tiene de una manzana mientras simplemente piensa en ella, más
que cuando la mira. No está claro qué quiere decir Hume aquí
con ‘vivo’. Podría significar ...”
Anticipa objeciones. Intenta anticipar objeciones a tu posición
y respóndelas. Por ejemplo, si objetas contra la posición de algún
filósofo, no asumas que él inmediatamente admitiría su
derrota. Imagina lo que sería su contraataque. ¿Cómo manejarías
el contraataque?
No temas mencionar objeciones a tus propias tesis. Es mejor que tú mismo
consideres una objeción a esperar que a tu lector no se le ocurra. Explica
cómo crees que estas objeciones podrían confrontarse y superarse.
Por supuesto, a menudo no hay modo de tratar todas las objeciones que uno podría
poner; así que concéntrate en las que puedan parecer más
fuertes o más apremiantes.
¿Qué ocurre si estás indeciso? Tu trabajo no tiene siempre
que ofrecer una solución definitiva a un problema, o una respuesta de
sí o no a una cuestión. Muchos artículos excelentes de
filosofía no dan respuestas definitivas. A veces argumentan que la cuestión
necesita de aclaración, o que otras preguntas deben hacerse. A veces
argumentan que ciertos presupuestos de la cuestión deben discutirse.
A veces argumentan que ciertas respuestas al problema son demasiado fáciles,
es decir, que no sirven. Por tanto, si estos artículos tienen razón,
la cuestión será más difícil de responder de lo
que se había pensado con anterioridad. Todos estos son resultados importantes
y filosóficamente válidos.
Así que está bien hacer preguntas y plantear problemas en tu trabajo
aún en el caso de que no puedas ofrecer respuestas satisfactorias a todos
ellos. Puedes dejar algunas cuestiones sin respuesta al final del trabajo. Pero
deja claro al lector que dejas esas cuestiones sin responder a propósito.
Y deberías decir algo sobre cómo se habría de responder
la cuestión, y por qué dicha cuestión es interesante y
relevante para el propósito de tu trabajo.
Si algo no te queda claro en la propuesta que estás examinando, no lo
encubras. Llama la atención a la falta de claridad. Sugiere diferentes
modos de entender lo que se propone. Explica por qué no queda claro cuál
de las interpretaciones es la correcta.
Si estás comparando dos posiciones y te das cuenta, al final de un examen
cuidadoso, de que no puedes decidir entre ellas, no importa. Es perfectamente
posible decir que sus puntos fuertes y débiles parecen estar más
o menos a la par. Pero ten en cuenta que esto es una idea que también
requiere explicación y defensa razonable, como cualquier otra.
A veces mientras escribes, verás que tus argumentos no son tan buenos
como pensaste en un primer momento. Puedes encontrarte con alguna objeción
a tu postura para la que no tienes ninguna buena respuesta. No te dejes llevar
por el pánico. Si hay algún problema con tu argumentación
que no puedes arreglar, intenta averiguar por qué no puedes arreglarlo.
Está bien cambiar tus tesis a alguna que puedes defender. Por ejemplo,
en lugar de escribir un artículo que ofrece una defensa sólida
y total de P, puedes cambiar de táctica y escribir un artículo
que sea algo así:
“Una postura filosófica dice que P. Es una visión plausible,
por las siguientes razones ...
Sin embargo, hay algunas razones que hacen dudar sobre P. Una de estas razones
es X. X es un problema para P porque ...
No está claro cómo el defensor de P puede superar esta objeción.”
O tu trabajo podría ir así:
“Un argumento para P es el ‘Argumento de la conjunción’,
que es como sigue ....
A primer vista, es una argumento muy convincente. Sin embargo, el argumento
falla, por las siguientes razones ...
Uno podría intentar reparar el argumento así...
Pero estos refuerzos no sirven porque ...
Concluyo, por tanto, que el Argumento de la conjunción no demuestra que
P.”
Escribir un artículo de estas características no significa que
te has rendido a la oposición. Después de todo, ninguna de estas
actitudes te obliga a aceptar que No-P. Son simplemente formas honestas de mostrar
lo difícil que es encontrar un argumento para P. Pero P aún podría
ser cierto.
3. Escribe, y sigue re-escribiendo
Ahora ya has escrito un borrador completo de tu trabajo. Déjalo a un
lado por un día o dos.
Vuelve entonces al borrador y reléelo. Mientras lees cada oración,
hazte las siguientes preguntas: “¿De verdad esto tiene sentido?
“Esto no queda nada claro” “Esto suena pretencioso”
“¿Qué significa esto?” “¿Cuál
es la conexión entre estas dos oraciones?” “No me estoy simplemente
repitiendo con esto?” y así.
Asegúrate de que cada oración de tu borrador sirve para algo claro.
Deshazte de todas las que no lo hagan. Si no puedes decidir cómo una
oración dada contribuye a la discusión central, líbrate
de ella. Incluso aunque suene bien. No debes introducir nunca nuevas ideas en
tu trabajo a menos que sean importantes para el argumento principal, y tengas
espacio suficiente para explicarlas de verdad.
Si no estás contento con alguna oración del borrador, pregúntate
porqué te molesta. Podría ser que no la entiendes en realidad,
o que no crees en ella de verdad.
Asegúrate de que tus oraciones dicen exactamente lo que quieres que digan.
Por ejemplo, supongamos que escribes “Abortar es lo mismo que matar”.
¿Es eso lo que quieres decir? Así que cuando Oswald mató
a Kennedy, ¿fue lo mismo que abortar a Kennedy? ¿O quieres decir
otra cosa? Quizás quieras decir que abortar es una forma de matar. En
una conversación puedes esperar que la gente entienda lo que quieres
decir. Pero no deberías escribir de ese modo. Incluso si tu evaluador
puede entender lo que quieres decir, está mal escrito. En prosa filosófica,
debes asegurarte de decir exactamente lo que quieres decir.
Presta también atención a la estructura de tu borrador. Cuando
revises un borrador, es mucho más importante trabajar en la estructura
y claridad general, que aclarar una frase o palabra aquí o allá.
Asegúrate de que tu lector sabe cuál es tu tesis principal, y
cuáles son tus argumentos para esa tesis. Asegúrate de que tu
lector puede decir cuál es la idea de cada párrafo. No basta que
tú lo sepas. Tiene que ser obvio para tu lector, incluso para un lector
perezoso, tonto y malintencionado.
Otra buena forma de corregir tu borrador es leerlo en alto. Esto te ayudará
a ver si tiene sentido. Puede que sepas lo que quieres decir, pero eso podría
no ser lo que has escrito. Leer en alto te puede ayudar a ver agujeros en el
razonamiento, digresiones, y prosa poco clara.
Deberías contar con escribir muchos borradores de tu trabajo. Al menos
3 ó 4. Comprueba la siguiente página en la red, que ilustra cómo
revisar un artículo corto de filosofía a través de varios
borradores. Fíjate cómo mejora el trabajo en cada revisión:
http://www.williams.edu/acad-depts/philosophy/jcruz/writingtutor/
3. Detalles menores
Empezando tu trabajo. No empieces con una oración como “Desde
siempre la humanidad se ha preguntado por el problema de...” No hay necesidad
de precalentamiento. Deberías ir directo al problema desde el primer
enunciado.
Igualmente, no empieces con una oración como “El diccionario de
la RAE define alma como ...” Los diccionarios (generales) no son buenas
autoridades filosóficas. Simplemente recogen el modo en que las palabras
se usan en el discurso ordinario. Muchas de las mismas palabras tienen significados
diferentes, especializados, en filosofía.
Gramática
- No uses la palabra‘cosa’. Recuerda que debes escoger muy bien
las palabras. En filosofía cada palabra tiene su significado específico
filosófico.
- Usa ‘yo’ para hablar de tus ideas; no uses ‘nosotros’.
Haciéndolo, uno se responsabiliza de lo que afirma. Además, esclarece
la discusión, ayudando a diferenciar tus ideas de las ideas de aquellos
a quienes discutes o comentas.
- Es lícito empezar ciertos enunciados con ‘Pero’ o ‘Y’.
Hacerlo puede ayudar a seguir la discusión y la argumentación.
Lecturas secundarias. No es necesario que leas más de los textos
dados en clase. La razón de las lecturas es enseñarte a analizar
un argumento filosófico y a presentar tus propios argumentos a favor
o en contra de alguna conclusión. Los argumentos que consideraremos en
clase son suficientemente difíciles como para merecer tu atención
completa para ellos solos.
¿Puedes escribir tu ensayo en forma de diálogo o cuento?
No. Bien hechas, estas formas puedes ser muy efectivas en filosofía.
Pero es extremadamente difícil utilizarlas bien. Tienden a hacer al autor
impreciso y a usar metáforas no muy claras. Necesitas manejar bien la
forma ordinaria de escribir en filosofía antes de que puedas hacer un
buen trabajo con estas otras forma.
Forma. Procura que tu ensayo tenga un número de palabras menor
o igual al que se te haya asignado. Los ensayos largos son generalmente demasiado
ambiciosos, o repetitivos o llenos de digresiones. La evaluación de tu
ensayo se verá afectada si tiene estos defectos. Así que es importante
que te preguntes a ti mismo: ¿Qué es lo más importante
que tengo que decir? ¿Qué puedo dejar de lado?
Pero tampoco debes escribir un ensayo demasiado corto. No cortes un argumento
abruptamente. Si el tema que has elegido para tu ensayo pide responder ciertas
cuestiones, asegúrate de que las respondes o las tratas de algún
modo.
Por favor, escribe a doble espacio, enumera las páginas, y deja márgenes
grandes. Y simplemente grapa tu trabajo: no lo metas en plásticos, cartulinas,
y demás.
No olvides poner tu nombre (y guardar una copia, por si tus ideas te pudiesen
ser de utilidad en el futuro.)
4. Cómo serás evaluado
Tres criterios básicos
1. Lo bien que has comprendido el tema y los problemas sobre los que escribes.
2. Lo buenos que son tus argumentos.
3. Lo bien organizado y claro que es tu trabajo.
No voy a juzgar tu trabajo en función de si estoy o no de acuerdo con
la conclusión. De hecho, lo común en filosofía es discrepar
de las ideas de los otros. Sin embargo, sí juzgaré si los argumentos
son buenos para la conclusión.
De forma más específica, me estaré preguntado lo siguiente
según lea tu trabajo:
- ¿Enuncias de modo claro lo que intentas hacer en el ensayo? ¿Es
obvio para el lector cuál es la tesis principal?
- ¿Ofreces argumentos para las afirmaciones que haces? ¿Queda
claro cuáles son estos argumentos?
- ¿Está clara la estructura de tu trabajo? Por ejemplo, ¿se
distinguen con claridad las partes puramente expositivas, de las partes que
conforman tu propia contribución?
- ¿Usas una prosa sencilla, fácil de leer y de comprender?
- ¿Ilustras tus ideas con buenos ejemplos? ¿Explicas bien los
conceptos principales? ¿Dices lo que quieres decir?
- ¿Presentas con claridad y exactitud las ideas de otros filósofos?
Intenta anticipar y evitar los siguientes comentarios por mi parte:
- “Explica esta afirmación” o “¿Qué quieres
decir con esto?” o “No comprendo lo que dices aquí”.
“Este párrafo no es claro (o es extraño, o muy difícil
de leer)” o “Es demasiado complicado” “Difícil
de seguir” “Simplifica”
- “¿Por qué piensas esto?” “Esto necesita mayor
defensa” “¿Por qué crees esto?” “Explica
por qué esto es una razón para creer que X” “Explica
por qué esto se sigue de lo que has dicho antes”
- “Esto no es realmente relevante”
- “Pon un ejemplo”
Tu ensayo debe contener trabajo filosófico. Algo muy típico de
hacer al principio es lo siguiente:
“El filósofo X asume A y argumenta desde ahí hacia B.
B no me parece muy atractiva. El filósofo X asume A y no la argumenta.
Yo creo que A no es cierta. Así que simplemente rechazo A y así
evito B.”
Esta línea de pensamiento puede ser perfectamente correcta. Y el escritor
puede muy bien tener razón en que el filósofo X debería
haber argumentado a favor de A. Pero el escritor no se ha dedicado de forma
filosófica interesante a las ideas del filósofo X. No ha realizado
suficiente trabajo filosófico. Estaba claro desde el principio que el
filósofo X asumía A, y que si uno no quiere presuponer lo mismo,
no tiene que aceptar la conclusión. Si esto es todo lo que haces en tu
trabajo, no será un buen trabajo y conseguirás una nota mediocre,
incluso aunque esté bien escrito.
Hay ciertas otras cosas más interesantes que el escritor podría
haber hecho en su trabajo. Podría haber argumentado que B de hecho no
se sigue de A. O podría haber presentado razones para pensar que A es
falso. O podría haber argumentado que asumir A es ilegítimo en
un debate sobre la verdad de B. O algo de este estilo. Estas serían formas
mucho más interesantes y satisfactorias de dedicarse o considerar las
ideas del filósofo X.
Mejorando tu trabajo. Cuando debas re-escribir tu trabajo, ten lo siguiente
en cuenta:
Tu re-escritura debe ir más allá de la pura corrección
de los errores y problemas que te he indicado. Si tu trabajo era desordenado,
poco claro en su estructura, y difícil de seguir en su argumentación,
sólo podrás corregir estos fallos comenzando de nuevo. Vuelve
a tu borrador y con los comentarios que has recibido sobre el trabajo, escribe
desde ahí.
Ten en cuenta que puedo ver en la nueva versión errores o debilidades
que se me pasaron desapercibidos en la primera corrección. O quizás
los vi y afectaron a la consideración general del trabajo, aunque no
sugerí ninguna forma de corregirlos. Esta es otra razón para que
escribas todo el trabajo de nuevo, y no sólo los pasajes comentados.
Es posible mejorar un trabajo sin mejorarlo lo suficiente como para mejorar
su nota.
A menudo, no tendrás la oportunidad de escribir tu ensayo una vez que
ha sido evaluado. Así que debes acostumbrarte a escribir un borrador,
y a revisar y re-escribir lo escrito antes de entregarlo para su evaluación.