UN GRAN LOGICO MEDIEVAL: SAN VICENTE FERRER (SS. XIV-XV)

Mauricio Beuchot

Distantes en el tiempo, algunos pensadores pueden ser importantes para nuestra época, como lo es, en este caso, el fraile dominico medieval Vicente Ferrer. Nació en Valencia, España, en 1350. Además de un gran lógico, fue un excelente argumentador y, sobre todo un predicador fuera de lo común; pero igualmente fue un destacado pensador social, así como galardonado con el nombre de santo. Murió en Vannes, Francia, donde predicaba, en 1419. Cf. M. Beuchot, Pensamiento filosófico de San Vicente Ferrer, Valencia: Ajuntament de Valencia, Colección Sant Vincent Ferrer, 1995. A pesar de haber sido un pensador del medioevo, tiene doctrinas lógico-semánticas que se anticipan a algunas de las más recientes en nuestra época.

La principal importancia de San Vicente Ferrer, en el ámbito de la lógica y la semántica, fue su coherente aplicación de la ontología que profesaba a esas dos disciplinas. Su ontología era la de Santo Tomás de Aquino, a quien quería seguir fielmente. Esto se ve en su opúsculo sobre el problema de los universales (Cuestión de la unidad del universal). Cf. V. Ferrer, Quaestio de unitate universalis, ed. J. Trentmann, en Medieval Studies, 44 (1982), pp. 110-121. También en Tratados filosóficos, trad. V. Forcada, Valencia:

Centro de Estudios S. Vicente Ferrer, 1987, pp. 21-40. Y resulta que, al seguir ese enfoque ontológico, llegó a notables descubrimientos en cuanto al ingrediente semántico de los esquemas argumentativos, que lo hacen un antecesor de la lógica actual en varios puntos.

Esas anticipaciones abarcan tanto los términos como las proposiciones. Comienzan ya en el campo de los términos, porque Ferrer tuvo una notable teoría de la significación y la suposición, nociones que se colocan entre las famosas proprietates terminorum (propiedades de los términos) que configuraban lo fundamental de la semántica medieval. Es lo que estudia en su trabajo sobre la suposición lógico-semántica (Tratado de las suposiciones). Cf. V. Ferrer, Tractatus de suppositionibus, ed. J. Trentmann, Stuttgart - Bad Cannstatt: Frommann-Holzboog, 1977. También en Tratados filosóficos, ed. cit., pp. 41-185. La significación la puede tener el término por sí solo, es decir, incluso fuera de la proposición, y corresponde de cerca -quitando la interpretación ontológica- a la noción de sentido (Sinn) de Frege. La suposición, en cambio, sólo la tiene el término en el seno de la proposición, y se acerca de igual modo a la noción de referencia o significado (Bedeutung) de Frege -también quitando la interpretación ontológica que éste le daba. La suposición recibía varias divisiones, como formal y material, ya se tomara al término en acepción normal o por él mismo y los de la misma forma, esto es, ya se tomara respectivamente en uso o en mención, en lenguaje objeto o en metalenguaje; después la suposición formal u objeto-lingüística se dividía en natural y accidental y discreta, ambas en simple y personal, y esta última en determinada y confusa, y ésta en común y singular, etc. Pues bien, San Vicente fue el único en la Edad Media en ver que la suposición material puede dividirse en discreta y común, la cual a su vez lo hace en natural, personal y simple. Ahora bien, al poder ser simple y personal, eso equivale a decir que un término puede tomarse como prototipo y como réplica, esto es, se anticipa a la distinción que hace Peirce entre type y token de una expresión. Cf. J. A. García Cuadrado, Hacia una semántica realista. La filosofía del lenguaje de San Vicente Ferrer, con un prólogo de M. Beuchot, Pamplona: Eunsa, 1994.

En el campo de la proposición, ya en la misma estructura proposicional del enunciado básico, Ferrer no la entiende como sujeto-cópula-predicado, sino simplemente como sujeto y predicado, esto es, reabsorbe la cópula en el predicado, como lo hará después Frege. Y otra anticipación a Frege es la consideración de Ferrer del cuantificador no como formando parte del sujeto, sino del predicado. Esto se lo hacía ver su noción tomista de la proposición, según la cual la parte material de la proposición es el sujeto y la parte formal es el predicado. Es decir, tiene una estructura hilemórfica. Pues bien, según el hilemorfismo, la materia sólo recibe algún accidente por medio de la forma; y, así, la cantidad, al ser un accidente, sólo puede llegar al sujeto (que se comporta como materia) por medio del predicado (que funge como forma). Y, así, la cuantificación lógica sólo se allega al sujeto por virtud del predicado, y con eso el cuantificador pertenece a la parte del predicado, y no propiamente a la del sujeto -como se ve en Frege, según la interpretación de Peter Geach.

En esa misma línea de la aplicación de una ontología realista a la lógica y semántica de la proposición, ya que entiende el sujeto como la parte material y al predicado como la parte formal, tiene que negar la suposición al predicado, y sólo la puede conceder al sujeto, diciendo que el predicado tiene, en lugar de suposición, apelación; mas, de esa manera, está diciendo que los sujetos son la parte completa o autosuficiente del enunciado, y el predicado, a pesar de ser la parte más importante de la proposición, necesita de los sujetos; más aún, el predicado es lo que queda de borrar a los sujetos en el enunciado, con lo cual habla, avant la lettre, como Peirce, que entendía el esquema de la proposición de manera relacional, esto es, como un esquema en el que el predicado podía ser monádico, diádico, triádico, o n-ádico, según el número de sujetos que aglutinaba, a saber, como una relación.

Por otra parte, al negar suposición al predicado, a diferencia del sujeto, está considerando al predicado como sincategorema, y al sujeto como categorema; y con ello también se anticipa a Strawson, quien insiste tanto en que el predicado es la parte más importante de la proposición, pero está sin saturar, mientras que el sujeto es de suyo saturado y satura al predicado, al igual que en la proposición no individual lo hace la cuantificación lógica, cosa que fue resaltada por Frege en su momento. Con ello igualmente está expresando a la idea de Geach (compartida por Strawson) de que el predicado y el sujeto son asimétricos. Además, ya en cuanto a la proposición como unidad, San Vicente, siguiendo la ontología tomista que profesaba, ve la proposición como expresión de un contenido enunciativo (enuntiabile, iudicium); así, distingue entre positio y propositio, siendo la primera sólo la consideración del contenido enunciativo antes de ser aseverado, a lo cual en alemán se llama "Annahme" y Frege simbolizaba con la barra de contenido, y siendo la segunda la proposición ya aseverada, a la cual en alemán se llama "Satz" y Frege simbolizaba con la barra de aseveración.

Ya el solo hecho de estas anticipaciones hacen muy interesante el estudio de las teorías lógico-semánticas de San Vicente. Pero también son de gran interés sus doctrinas lógicas que no se anticipan a, ni se contienen en, las obras de lógica y semántica contemporáneas. Son doctrinas ahora poco conocidas. Pero es tal vez en eso distinto de lo nuestro donde puede centrarse la principal aportación de la escolástica medieval a la lógica de todos los tiempos, y donde comienza a ser más estudiada.

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